Alivio en Ganancias: Massa busca sacarle votos a Bullrich con un "salariazo" para el sector de mayores ingresos
Sergio Massa decidió volver a sus raíces: con la iniciativa para eximir del impuesto a las Ganancias a quienes perciben hasta 1,7 millones de pesos como sueldo bruto, retomó una de sus banderas históricas y le envió un fuerte mensaje al que fue la base de su electorado: la clase media enojada con la voracidad fiscal del kirchnerismo.
Es una medida que se inscribe en una estrategia electoral: buscar al votante centrista, moderado, ligado a las pequeñas empresas y que forma parte de la economía formal. Un votante, en definitiva, por el cual hoy compite el ministro con Patricia Bullrich, dado que se trata de una porción de la población que en las PASO había mostrado apoyo a opciones como la de Horacio Rodríguez Larreta o a Juan Schiaretti.
En cambio, no es una medida que parezca afectar en gran medida a la campaña de Javier Milei, dado que el grueso de sus votantes son jóvenes de bajos ingresos, que en gran medida ni siquiera pertenecen a la categoría de asalariados "en blanco" sino que se desempeñan como cuentapropistas o directamente están en la informalidad.
De hecho, con la medida que apunta a la virtual desaparición del impuesto a las Ganancias para los asalariados, Massa está beneficiando al sector que hoy compone el vértice en la pirámide de ingresos. Con el 26% de inflación acumulada en los últimos tres meses, el piso que se necesita para formar parte del sector mejor pago en la Ciudad es de $1,3 millón para un hogar con dos adultos– eventualmente, dos salarios de $650.000-.
Y la nueva medida implicaría que, para todos aquellos que hoy ganan un salario bruto superior a los $800.000 y de hasta 1,7 millones, habrá un "salariazo" de entre 21% y 27% -dependiendo del nivel de deducción que actualmente estén sufriendo como descuento.
Costo y beneficio
Dado el contexto económico, lo de Massa es una jugada audaz. Tiene sentido desde el punto de vista político -es decir, desde el punto de vista del "Massa candidato"-, pero conlleva un riesgo desde el punto de vista del "Massa ministro de economía".
El impuesto a las Ganancias representa un 21% de la recaudación tributaria total. Y se estima que, por el proyecto que exime a los trabajadores de ingreso más alto, la caja de la AFIP podría llegar a resignar hasta un 30% de ese monto.
Para ponerlo en plata, el eventual costo fiscal mensual podría llegar a $200.000 millones, algo que puede costarle a Massa críticas desde ambos costados. Por un lado, el Fondo Monetario Internacional le pide que siga extremando la austeridad fiscal para cumplir la meta de 1,9% de déficit fiscal.
Y, desde el otro lado de la vereda, el kirchnerismo ve como una medida difícil de digerir el hecho de que se haga semejante resignación de ingresos, cuando la reciente ayuda anunciada para jubilados y beneficiarios de planes sociales rondaría los $700.000 en un trimestre.
Sobre todo, cuando el gasto público acumulado de siete meses muestra una caída real de 8,3%, según la Oficina de Presupuesto del Congreso. Y, para empeorar la situación, entre los rubros que lideran la caída del gasto figuran las asignaciones familiares, los subsidios a la energía y los programas sociales, mientras que el pago de intereses de la deuda es el que muestra una mayor suba.
No parece, desde la óptica del peronismo más volcado a la izquierda, el mejor momento para plantear la virtual eliminación del impuesto a las Ganancias para los trabajadores de mejor nivel de ingresos.
Un "caballito de batalla" de Massa
La justificación política, tanto para el alivio de Ganancias como antes para el refuerzo a jubilados y beneficiarios de los planes, es la necesidad de puesta a punto con la inflación. Y, además, se argumenta que ese dinero que se inyectará a los bolsillos terminará impulsando el consumo.
Desde ese punto de vista, el "timing" de la medida no puede ser objetado: justo cuando Massa definió el alivio impositivo surgieron nuevos datos sobre un enfriamiento en el consumo. Por caso, la encuesta mensual de la Cámara de la Mediana Empresa, reportó para agosto una caída de 4,1% en las ventas de los comercios.
Por otra parte, retomar el tema de Ganancias le permite a Massa una revalidación de su alianza con la cúpula sindical, dado que son los gremios de mayor poderío los que más se sienten afectados por el pago del tributo.
No por casualidad, en las últimas semanas se aceleró la tendencia a la revisión de los acuerdos paritarios, de manera que la media se aumentos se ubica en torno al 126% anual, según una estimación de la consultora Ecolatina.
Esa tendencia fue liderada por los gremios con mayor poder negociador, como el de Camioneros, que adelantó dos meses la fecha prevista para la revisión por inflación. Y los Moyano han sido, históricamente, los abanderados de que "el salario no es ganancia" -un lema que los llevó, hace una década, a confrontar duramente con Cristina Kirchner-.
En realidad, la actualización en el "piso" de Ganancias es una política que Massa venía impulsando ya desde que presidía la Cámara de Diputados -a veces en choque con el entonces ministro Martín Guzmán, que resistía el costo fiscal de cada alivio-. Y ya desde aquel momento empezó a generar rispideces con el kirchnerismo, que sostenían que en un momento de crisis la prioridad no debería ser la mejora en el ingreso a "la crema" de los asalariados sino la asistencia a los sectores carenciados.
La preferencia de Massa por mantener el alivio a Ganancias como uno de sus "caballitos de batalla" lo llevó incluso a chocar, antes de las PASO, con los partidarios de Juan Grabois, que le recriminaban su política de ingresos. Pero a pesar de aquellas críticas, Massa no renunció a su meta de que el grupo de quienes pagaran Ganancias no superara el millón de personas.
Y, ahora, ya en la pelea por entrar al balotaje, quiere reducir todavía más esa cifra, hasta llevarla por debajo de las 700.000 personas. A Massa le gusta recordar que hacia el final de la gestión macrista, la cantidad de aportantes a Ganancias había llegado a un pico de 2,4 millones de asalariados.
¿Un alivio en Ganancias suma votos?
El otro gran objetivo de Massa con esta medida es el de recuperar centralidad en la agenda mediática, y con una buena noticia, como para compensar en parte el impacto negativo del IPC de agosto.
Lo que no está tan claro es si un alivio en Ganancias puede ser redituable políticamente para el ministro. En principio, lo que los politólogos cercanos al kirchnerismo observan es que, a pesar de las críticas internas, no correrá el riesgo de una fuga de votantes "por izquierda".
Los análisis apuntan a que el nivel actual de intención de voto de Massa -un 30% marca la mayoría de los sondeos- indican que logró consolidar el nivel de adhesión histórico de Cristina Kirchner. Lo que falta ahora es sumar a los votantes de centro, esos que en 2019 se habían logrados con la candidatura "moderada" de Alberto Fernández y con el aporte del propio espacio massista.
¿Será este alivio en Ganancias dirigido a "la crema" de los asalariados la medida que ayudará a sumar los votos del peronismo moderado? Es un debate que ya lleva una década y que todavía no está saldado.
Los más veteranos del kirchnerismo recuerdan que en 2013, tras una mala elección en las PASO para las legislativas, Cristina finalmente accedió, a regañadientes, a subir el mínimo no imponible, pero esa medida no sólo no la benefició sino que en la elección "de verdad" hasta empeoró su performance. Para la líder kirchnerista fue el peor negocio: le dio una mejora económica a un sector de clase media que ejercía una fuerte oposición callejera y, además, perdió una fuente de ingreso fiscal que le permitía financiar la asistencia social.
Massa recuerda que él sí se benefició al levantar el tema en 2013 -aunque claro, lo hacía desde una postura opositora- y desde entonces se ha preocupado por liderar el debate en ese tema.
Pero si se toma como referencia el debate de 2016, durante la gestión macrista, tanto Massa como el kirchnerismo salieron perdiendo: lograron que la cámara de Diputados aprobara un proyecto que subía sensiblemente el mínimo no imponible, pero luego el Senado, con el apoyo de los gobernadores, suavizó el texto original. Aun así, de los 2,2 millones de asalariados que tributaban, pasaron a pagar solamente 1,4 millón. Pero en la elección legislativa de 2017 ambos sectores peronistas sufrieron un revés en las urnas.
Y el antecedente más reciente, el de las legislativas de 2021 también mostró que, a pesar de haber cuidado que el mínimo no imponible siguiera el ritmo inflacionario para que la cantidad de aportantes no superara el millón de trabajadores, el ex Frente de Todos sufrió una dura derrota.
Ahora, Massa confía en que, con un contexto de alta inflación y erosión en los ingresos, la medida será bien recibida, más allá de la postura ideológica de los beneficiarios. Y que, en el escenario de tercios que se espera para la elección de octubre, cada voto que le pueda "robar" a una candidata de perfil fiscalista como Bullrich puede marcar la diferencia para entrar al balotaje.