Milei arrasa entre los jóvenes: por qué atrae desde monotributistas que cobran en dólares hasta cartoneros
Habitantes de villas miseria abandonados a su suerte, empleadas domésticas jefas de hogar que tratan de llevar algo de pan a sus hogares, cartoneros que fatigan 14 horas diarias por la Ciudad empujando carros para terminar la jornada durmiendo arriba del camión que concentra la faena del día, profesionales monotributistas de las ciencias de datos que brindan servicios al exterior y cobran en dólares, integrantes de la clase media que van camino de transformarse en pobres por nivel de ingresos, ya que tienen empleo pero no les alcanza para los gastos mensuales, alquiler incluido.
De los 7,1 millones de votos que recibió Javier Milei, muchos salieron de barrios pobres y de clase media-baja de todo el país, los más castigados por una inflación que devora los salarios. Un sector que apuesta por un político que los sedujo con un discurso explosivo, que fue a votar, que tiene una participación activa en las redes sociales, y que incluso se movilizó el 13 de agosto a la noche, a pesar del frío y de que nadie lo había convocado de forma orgánica. Para simplificar podría decirse que la generalización del uso del celular también fue clave para el triunfo del candidato cuyos contenidos contra la casta figuraron entre los que más se viralizaron.
¿Cómo hizo el anarcocapitalista Milei para cosechar el apoyo de un océano de humanidades a simple vista tan diferentes entre sí? Es lo que tratan de descubrir cientistas sociales al borde de un ataque de nervios, que en la noche del 13 de agosto debieron salir a dar explicaciones a sus clientes sobre por qué el candidato que ubicaban en tercer puesto y cayendo, había ganado la elección primaria.
Tomás Borovinsky, especialista en ciencias sociales, habla del "tsunami de la ira" para explicar el fenómeno. Dice que hay una enorme cantidad de demandas que se alinearon con un liderazgo, desde un empresario pyme harto de los impuestos, a un kiosquero cansado de la inseguridad o a trabajadores autónomos que no están sindicalizados y son parte del "capitalismo de plataformas". Considera que "ahora estamos en el final de una época porque hay agotamiento cultural y económico".
Milei y el Waterloo de las consultoras
Las consultoras son las grandes derrotadas de unas primarias que arrojaron un escenario atomizado de fuerzas políticas repartido en tercios. Por eso, ahora fatigan los focus groups para encontrar una respuesta cualitativa a un resultado que no supieron anticipar en forma cuantitativa.
Esos grupos son elegidos para participar en reuniones donde se lanzan ideas fuerza y se recogen respuestas que son analizadas con lupa no sólo en forma online, sino también en largas sesiones de análisis conformadas por diversas especialistas.
Lo que revelan es que los electores del histriónico candidato liberal tienen un perfil tan heterogéneo que no sólo atraviesan casi todos los grupos etáreos. Milei también recoge adhesiones en distintos sectores sociales.
Algo los identifica, más allá de la suerte que hayan tenido en su búsqueda de la felicidad: coinciden en que la dirigencia política no supo hacer un país mejor en estas cuatro décadas de democracia.
Jóvenes hartos de los políticos, que no pueden ver su futuro, constituyen uno de los campos fértiles en los que prendió la verba encendida del líder de La Libertad Avanza. Los identifica el rechazo a los políticos tradicionales y a una moneda devaluada. "Hace 40 años que votamos a los mismos, y cada vez somos más pobres", es uno de los razonamientos que sobresale en los focus group. Son un sólido grupo de electores que decidieron hacer tronar el escarmiento a los políticos profesionales que llevan décadas ocupando distintos roles en el entramado institucional de la Argentina y que terminaron por construir un Estado elefantiásico donde se van apilando estructuras burócráticas transformadas en agencias de colocación de militantes.
La crítica furiosa contra la "casta" política y la propuesta radical de dolarizar la economía como salida para vencer a la maldita inflación son las dos ideas fuerza sobre las que Milei viene machacando con prisa y sin pausa, y ambas han prendido con mucha fuerza en amplias porciones del electorado que se transformaron en militantes liberales. Casi treinta años después, echar mano al dólar para hacer frente a la inflación vuelve a enamorar a un sector de los argentinos, como ocurrió con la convertibilidad en los 90.
Un caso curioso surgido en focus groups con mujeres y hombres mayores de 50 años reveló, además, un dato inédito. Las discusiones familiares sobre política, en las que los jóvenes no solían tener voz cantante, ahora se transformaron en verborrágicos parlamentos juveniles que citan a la escuela austríaca de economía y a Ludwig von Mises, a quien leyeron en sus teléfonos celulares y tabletas. "La acción humana", considerada una de las biblias del liberalismo, escrito por Von Mises y obra preferida de Milei, suele ser citado por jóvenes de clase media que toman desprevenidos a sus padres, acostumbrados a entablar discusiones en otro tablero de juego que apela más a su experiencia política.
Las iniciativas disruptivas de Javier Milei
Con políticos aferrados a sus sueldos de empleados públicos, Milei volvió a montar un escenario disruptivo. Decidió sortear su sueldo como diputado, y ya hay más de 2,7 millones de personas inscriptas para tratar de quedarse con esos 700 mil pesos.
"Ellos ganan mucho y nosotros nada", es otra de las frases que suelen surgir en los focus groups, y que permiten entender por qué el ataque a la "casta" política prendió tanto entre los jóvenes.
En Villa Lugano, uno de los barrios del empobrecido sur de Buenos Aires, Milei sacó el doble de votos que en los barrios del norte de la ciudad más acomodados. La Villa 31, a la que el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, destinó más de 36.000 millones de pesos para urbanizarla, le dio su voto mayoritario a Milei.
"Milei me empezó a interesar cuando dijo que iba a donar su salario. Me anoté y no me tocó, pero ahí empecé a escucharlo y a ver los salarios de los diputados. Ellos ganan mucho y nosotros nada", dijo uno de los participantes en los focus groups.
"Estamos hartos de ver cómo los políticos pelean entre ellos y no hacen nada", fue otra de las frases que representan un tiro por elevación hacia Juntos por el Cambio, donde la pelea por los cargos se hizo más que evidente en estas PASO en las que Patricia Bullrich venció a Larreta.
¿Qué piensa Massa tras las PASO?
Sergio Massa, ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria, habló con su equipo y describió un escenario que no da mucho para festejar. Según sus cálculos, si la economía no se serena tras el desembolso del FMI y septiembre no muestra un nivel de inflación en retroceso, sus chances de entrar al balotaje serán remotas. Massa quedó muy golpeado también por la derrota electoral de su esposa, Malena Galmarini, quien llegó a pensar que ganaba caminando la interna en Tigre, y se desayunó con una derrota muy dura, porque es el lugar donde siempre han vivido los Massa.
La caída sin freno del peso y la inflación agitan la promesa estrella de Milei, la dolarización. Numerosos economistas advierten que es inviable, entre otros motivos porque el Banco Central no tiene reservas suficientes y porque perdería una valiosa herramienta de política monetaria frente a crisis como la provocada por la última sequía. Pero el candidato de la ultraderecha la mantiene. Es consciente de que la sociedad argentina piensa en dólares aunque gane en pesos, y que el único gobierno en los 40 años de democracia que ganó la batalla de la inflación fue el del presidente neoliberal Carlos Menem, el político más admirado por Milei en la Argentina, ya que su presidente preferido fue el también actor Ronald Reagan, quien dirigió Estados Unidos entre 1981 y 1989.
"Quiero que Milei dolarice para que no haya más inflación", es otra de las frases que más se escuchan en los focus groups.
Pero tal vez la que más retumba y endulza los oídos del candidato liberal es la que repiten no sólo sus votantes, sino ocho de cada diez electores en la última primaria: "Necesitamos un cambio, esto no va más".
Faltan dos meses para las elecciones generales del 22 de octubre. Si ningún candidato saca más del 45% de los votos o al menos un 40% y diez puntos de diferencia sobre el segundo, habrá segunda vuelta entre los dos más votados el 19 de noviembre. La irrupción de Milei resquebrajó el sistema bipartidista de Argentina. Pero a Bullrich y Massa aún le quedan 60 días para seducir a un enorme grupo de 10 millones de votantes, muchos de los cuales empiezan a ver al Estado como un problema, más que una solución.