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La Iglesia de Francisco advierte que la plata no alcanza y toma partido en la interna de Unión por la Patria

"Lo que llevas al bolsillo, se lo come la maldita inflación", dijo el Arzobispo García Cuerva. ¿Un indicio de cómo votarán los seguidores del pontífice?
POLÍTICA - 08 de Agosto, 2023

Ni siquiera la amistad que une al influyente Arzobispo, Jorge García Cuerva, con Malena Galmarini, esposa de Sergio Massa, presidente de AySA y precandidata a la intendencia de Tigre, posibilitó que uno de los curas preferidos del Papa Francisco, y al que hizo crecer en su carrera de manera meteórica, no expresara una frase que, bien analizada, pone en blanco sobre negro, el pensamiento del Sumo Pontífice sobre el flagelo de la pobreza y ofrece indicios acerca del voto silencioso que apoyará a Juan Grabois en la interna de Unión por la Patria.

Sostener frente al Santuario del Santo al que miles de personas piden y agradecen por un trabajo digno y bien remunerado que "...lo que te llevás al bolsillo se lo come la maldita inflación", es una manera elegante de expresar que ya no alcanza con tener trabajo para salir de la pobreza. Por el contrario, hay muchas personas que lo tienen y son pobres.

Por lo que la alta inflación, el mayor desafío que tiene Sergio Massa en su intento por alcanzar la Presidencia de la Nación, parece ser la gota que colmó el vaso de la paciencia de los curas que responden a Francisco, con la administración de Alberto Fernández y sus candidatos.

¿Una buena para Grabois?: la Iglesia del Papa Francisco habló de la inflación

El propio Francisco había dado una definición contundente acerca del origen de la pobreza y sus efectos en un mensaje global, como corresponde a su investidura, pero que es adoptada como un mandamiento por sus seguidores en su país de origen.  

Desde García Cuerva hasta los curas villeros que trabajan, codo a codo, con los movimientos sociales en los barrios carenciados de la Argentina.

En ocasión de recibir a los representantes de obras de caridad de la República del Congo en el Vaticano, en febrero de este año, expresó para disgusto de cualquier opinión liberal y ortodoxa económica que se precie que "...la causa de la pobreza no es la falta de bienes o de oportunidades, sino su distribución no equitativa. El que pertenece a una clase acomodada, en particular si es cristiano está llamado a compartir lo que posee con quien está privado de lo necesario, más aún si pertenece al mismo pueblo".

Dentro de Unión por la Patria, las ideas económicas del Papa Francisco parecen ser más cercanas a las de Juan Grabois.

En el actual contexto económico de la Argentina, ni siquiera la caridad se salva del impuesto inflacionario por lo que cualquier distribución será siempre inequitativa.

Cerca de García Cuerva explicaron a este medio que "la crítica del arzobispo podría haber sido menos elegante y más elocuente a pesar de que sonó como una bofetada arrojada en un cuarto en silencio para las aspiraciones del oficialismo en la previa electoral, pero el pueblo no da más y había que acompañarlo en su padecer diario".

La postura de la Iglesia sobre la economía argentina

Precisamente, eso es lo que suelen hacer los denominados curas villeros, profundamente ideologizados con posiciones del ideario populista y que remiten al movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo un movimiento latinoamericano, con raíces en la Argentina, surgido tras el Concilio Vaticano II convocado por el Papa Juan XXIII, a fines de 1959.

El historiador Germán Donnerstag, académico de la Universidad de Cuyo, explicó en un paper de su autoría, "...el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, intentó en Argentina a partir de 1967, en forma orgánica, unir al clero con el propósito de cambiar varias posturas eclesiásticas más prudentes en la denuncia social. Acompañó las luchas y las protestas del pueblo. Denunció las injusticias y, comprometiéndose con éste, fue ejemplo y precedente de otros movimientos análogos en diferentes países latinoamericanos".

Desde entonces, transcurrieron muchos episodios de trascendencia mundial, pero esta herencia ideológica encontró en Jorge Bergoglio oídos atentos para fortalecer su posición dentro de la Iglesia argentina cuando era arzobispo de Buenos Aires.

La economía popular: el punto clave que une al Papa con Grabois

Una relación que tuvo una fecha fundacional, el 1 de julio de 2008, cuando el sacerdote de Misiones, Mario Videla, de la Congregación de San Carlos Borromeo, los "scalabrinianos", llamados así por ser seguidores de las enseñanzas del beato, Juan Bautista Scalabrini que con su carisma buscaba sensibilizar a la población por el tema migratorio, le presentó al futuro Papa Francisco a los dirigentes sociales Gustavo Vera y Juan Grabois.

Por la inflación y sus ideas de incentivar la economía popular, Bergoglio mantiene un vínculo cercano con Grabois.

Desde entonces, Bergoglio, comenzó a intensificar sus contactos con dirigentes de la economía popular acompañado por otro cura carismático, el "Padre Pepe", José María Di Paola y otros curas villeros.

Son éstos últimos los que realizan una auténtica labor de base en barrios marginales cuya actividad, descripta por este medio en este artículo, han obtenido, en la voz y protección de García Cuerva, a un aliado para su ejercicio pastoral.

Su accionar está fundamentado por la Encíclica Fratelli Tutti de Francisco que, entre sus puntos principales, distingue dos apartados que son tomados por los curas villeros y laicos como Juan Grabois, como sus "Biblias personales".

"La política se vuelve cada vez más frágil frente a los poderes económicos transnacionales que aplican el ‘divide y reinarás'", afirma el Pontífice en el punto 12 de la Encíclica que es una carta solemne que el Papa dirige a todos los obispos y fieles católicos para adoctrinar en cuestiones de fe o de costumbres.

El otro punto es: "El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal. Se trata de un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente (apunta en el apartado 168)".

De allí, parten las advertencias del kirchnerismo y de los movimientos sociales acerca de una posible futura etapa de resistencia en las calles, frente a un gobierno de corte liberal en lo económico, que los seguidores de Juan Grabois están dispuestos a implementar.

Grabois encontró un aliado clave, luego de que el arzobisbo bonaerense criticara "la maldita inflación".

Acaso tomando como ejemplo lo sucedido durante el gobierno de Cambiemos de Mauricio Macri que debió soportar una feroz resistencia a sus políticas con constantes movilizaciones en las principales provincias y en la Ciudad de Buenos Aires.

Y, en lo que podría ser un credo adoptado por opciones electorales más dialoguistas como la esgrimida por el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, sostiene Francisco en la misma Encíclica, en el apartado 190,  "...la caridad política se expresa también en la apertura a todos. Principalmente aquel a quien le toca gobernar, está llamado a renuncias que hagan posible el encuentro, y busca la confluencia al menos en algunos temas. Sabe escuchar el punto de vista del otro facilitando que todos tengan un espacio. Con renuncias y paciencia un gobernante puede ayudar a crear ese hermoso poliedro donde todos encuentran un lugar. En esto no funcionan las negociaciones de tipo económico. Es algo más, es un intercambio de ofrendas en favor del bien común. Parece una utopía ingenua, pero no podemos renunciar a este altísimo objetivo".

Los caminos y las opciones de la ciudadanía argentina comienzan a divergir frente a las próximas elecciones, sin embargo la opción de los seguidores de Francisco para la interna de Unión por la Patria comienza a ser clara.

El único que asegura los mandatos del Papa parece ser el candidato Juan Grabois.

La tensa relación entre el Papa Francisco y Sergio Massa

Optar por la opción de Sergio Massa podría ser un anatema para los seguidores de un Pontífice que promueve el diálogo, pero tiene memoria de algunas jugadas políticas que habrían intentado realizar, sin poder cumplir el objetivo, el extinto presidente Néstor Kirchner y su jefe de Gabinete en ese período, Sergio Massa.

Para el Papa, Massa fue quien intentó quitarle el cargo de máxima autoridad de la Iglesia Católica.

El actual ministro de Economía siempre negó la versión de intentar, a través de contactos en el Vaticano, reemplazar a Jorge Bergoglio del arzobispado porteño unido al sector más conservador de la Iglesia Católica.

Pero Bergoglio siempre creyó que Massa fue el promotor de la iniciativa para eyectarlo de su cargo de la Catedral Metropolitana y, la prueba más contundente de su antipatía hacia el candidato bendecido por Cristina y Máximo Kirchner, se traduce en un gesto.

Nunca recibió y, probablemente, no lo haga jamás, a Sergio Massa en el Vaticano. El besamanos no funcionó en este caso a pesar de la concordia que debiera existir entre los buenos cristianos.

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