La oposición española busca apoyo en las Cortes y Sánchez gana tiempo para negociar con Lula el acuerdo Mercosur-UE
Las posibilidades de un acuerdo birregional de Unión Europea con Mercosur están ancladas al marco cultural que une a ambas orillas del Atlántico y a modelos políticos democráticos nacionales y regionales que las separan. De los primeros emanará quién presidirá el Consejo Europeo de 27 gobiernos por el resto del semestre de la presidencia rotativa española de UE. De los segundos se sabrá los resortes a mover para convencer a los del sur y a los del norte.
Y en ese contexto la política interna de España adquiere un protagonismo que trasciende sus fronteras. El rey Felipe VI convocará al nuevo presidente de las Cortes (parlamento español) el 21 de agosto al Palacio de la Zarzuela para conocer las bancas de cada partido, asumidas cuatro días antes. No es obligatorio encargar al Partido Popular de centro-derechas el intento de conseguir mayoría absoluta con 176 escaños.
Buena parte del PP considera un desgaste innecesario asumir esa responsabilidad, si no dan los 33 votos de la ultraderecha -que perdió un tercio de sus bancas- más uno de UPN (Navarra). Esas 171 voluntades tras el pírrico ganador Alberto Núñez Feijóo hasta perdieron el voto extra de socios regionales canarios, que se abstendrán de participar coaligados en un gabinete con los ultras de Vox ni con la izquierda radical de Sumar.
Una voz en el teléfono
Desde la presidencia protémpore de Mercosur, Lula Da Silva viene de hablar telefónicamente con el presidente español en funciones, Pedro Sánchez, con quien tiene afinidad por su identidad socialista democrática y relación fraguada en la cocina del primer semestre -antes de sus presidencias- culminada el 25 de abril en Madrid, donde concertaron las bases de una recta final que se complicó, por el pobre resultado electoral de mayo del PSOE en las municipales.
Sánchez debió llamar a elecciones anticipadas para el 23 de julio y así no seguir desgastando su capital político hasta la preanunciada fecha del 10 de diciembre. Lula, al inicio de julio, tensó la cuerda en la cumbre de Mercosur, retrasando cuatro meses la respuesta a Europa sobre una addenda ambiental que declaró "inaceptable". Estuvo dispuesto a no ir a la cumbre CELAC-UE en Bruselas y enviar a su vicepresidente Geraldo Alckmin. Sánchez lo convenció por teléfono.
En esta nueva telefoneada post-Bruselas, el brasileño supo cómo viene el proceso de conteo de parlamentarios electos: 171 para el arco que apoya al socialismo oficialista del PSOE iguales a los 171 del arco derechista del PP, beneficiado por el recuento de votos por correo, que superó los 2,5 millones no sólo por la diáspora sino por vacaciones en un verano bochornoso.
Al PP no le alcanza
Una amplia parte de los populares que apoyan a Núñez Feijóo no quieren que acepte la formación de gobierno si el líder centroderechista no obtenía votos vascos (PNV) que se negaron hasta a reunirse, ni un acuerdo entre los "partidos de Estado" -como se autodenominan PP y PSOE- por su posición común en pro de la unidad territorial española frente a las pretensiones independentistas catalanas o vascas, o las más autonomistas. Temen que por esa innecesaria frustración termine sustituido por Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid.
Como los socialistas no les darán los cinco votos que les faltan para la mayoría absoluta de 176, ni aceptarán antes reunión como contestó Sánchez a Núñez Feijóo, podría ser el mismo Sánchez el que recibiera el primer encargo del rey, para el que necesita mayoría simple si en la segunda votación los separatistas catalanes de Junts se abstienen, dándole algún voto para una victoria cabeza a cabeza.
Si el bloqueo continúa y los de Carles Puigdemont -exiliado en Bruselas desde 2017 por el referéndum independentista en Cataluña- no logran compromiso firme del PSOE para indultarlo y/o amnistía para correligionarios procesados, se irá a nueva elección en un máximo de dos meses, contados a partir de la primera votación fallida. Podría haber varias.
Si eso sucediera en setiembre, las nuevas elecciones derivadas del bloqueo podrían acontecer en noviembre, lo que obligará a otra campaña electoral en los 16 días previos, lo cual tendría ocupado al actual gobierno en funciones hasta diciembre, por lo menos hasta cerca del fin de la presidencia española, con tiempo para ultimar desacuerdos ambientales sobre la addenda.
De este lado del océano
Coordinadores o alternos de los cuatro socios en el Grupo Mercado Común se reunieron del 1 al 3 de agosto en Brasilia para discutir la respuesta común y acordar qué partes incluye cada uno, junto al Grupo de Relaciones Externas del bloque.
Uruguay dijo que no quiere retrasar y se quedó a espera de la respuesta de la presidenta de la Comisión Europea a su planteo del 17 de julio para no perder acceso a fondos y tasas preferenciales de cuando no había superado su estatus de desarrollo humano, como actualmente. Ursula von der Leyen quedó en contestar.
Brasil pide sobreprecio de hasta 20% para sus pymes en licitaciones públicas y transferencia tecnológica si ganan firmas europeas.
La propuesta argentina de agregar dos capítulos sobre cooperación con pymes afectadas y cadenas industriales podría quedar saldada con el compromiso del Global Gateway de aportar 45 mil millones de euros a 2027 a América Latina a la agenda de inversiones. "No sabemos cuánto irá a Mercosur", alertó uno de los negociadores.
Mercosur y UE, ¿agenda contrareloj?
Lula puso un tope del 15 de agosto para enviar la contrapropuesta. Uno de los conductores de las tratativas por su país fue explícito e irónico ante iProfesional: "Unión Europea estuvo tres años y medio" para entregar su protocolo adicional "y Brasil cinco meses" del 7 de marzo a mitad de agosto. Por lo tanto, concluyó ironizando, "¿será que para los demás habrá 15 días?". Reconoció a la presidencia pro témpore argentina, que contestó el documento adicional de UE en poco más de una semana, y a Paraguay, que "entregó hace meses su posición para incorporar a la reacción inicial argentina o al documento que había prometido Brasil".
En la interna del Mercosur, "el primer documento brasileño no corrió", nos dijo un encumbrado diplomático que intervino en las tratativas, luego de recibirlo el viernes 14 de julio en versión papel, sin copia digital, a punto de embarcar a Bruselas. Al regresar de la CELAC, las cancillerías trabajaron a distancia en "un segundo documento, que se elaboró con rapidez antes de fin del mes y llegó a inicio de agosto a la mesa, con base en los comentarios de los demás países".
En verdad, los diplomáticos de Bruselas y Brasilia saben que no tienen tanto tiempo como su amigo español del PSOE en el gobierno, gane o pierda el proceso con el PP, pues los eurócratas padecen de un proceso tedioso de traducción de tratados a todos los idiomas de sus 27 socios, por lo que un acuerdo birregional de esta envergadura requiere unos tres meses de ajustes ortográficos, revisión técnica y de traducción, para llegar a fin de año a tiempo para firmarse. Por esa razón, entre otras motivaciones, no quieren que se reabra el acuerdo de inicio de 2019.
La promesa del rey Felipe
El rey Felipe VI, al ser visitado por los 150 legisladores de la Eurolat, asamblea parlamentaria euro-latinoamericana, que se reunió en Madrid la última semana de julio, expresó a senadores y diputados del Parlamento del Mercosur (Parlasur), Parlatino, Parlandino y Parlacen, su firme convicción de signar el trato de dos regiones en este 2023, nos confirmó el senador uruguayo Sergio Botana, presente en la ocasión junto a la vicepresidente uruguaya, Beatriz Argimón.
Es posible no se haya referido al conjunto de los capítulos de Política, Cooperación y Comercial, sino a la potestad exclusiva en comercio e inversión de la Comisión Europea, que puede evitar pasar por los parlamentos nacionales sólo el acuerdo comercial, para lo cual habrá de necesitar el voto conforme de los 27 presidentes y pasarlo posteriormente al Europarlamento, evitando los lobbies agrícolas y ambientales.
Más precavido, el think-tank del Real Instituto Elcano acciona el paraguas en Madrid y deja la puerta entreabierta para tratados multiparte con los miembros de Mercosur, como hizo UE con Perú, Colombia y Ecuador, cuando el Pacto Andino se quebró.
(*) Carlos Montero Gaguine es analista de política internacional y editor de La Síntesis Económica Mercosur