Patricia Bullrich ahora la juega de tranquila, mientras Larreta sale al ataque: por qué hay intercambio de roles en JxC
La última etapa de la campaña electoral de cara a las PASO del 13 de agosto, está arrojando sorpresas basadas en los estudios de campo que los candidatos realizan para saber cómo los está viendo el electorado. Básicamente, los focus group ganan protagonismo frente a las encuestas, y condicionan las conductas que los postulantes vienen sosteniendo desde hace meses.
Un caso paradigmático es Patricia Bullrich, una de las candidatas presidenciales de Juntos por el Cambio. En sus encuestas, la ex ministra de Seguridad está muy bien posicionada, mantiene una ventaja que le aseguraría la victoria desde hace casi dos meses. Llegó a esa situación, desarrollando una postura fuerte, mostrándose contundente y decidida. Y, siguiendo su propio criterio al margen de las recomendaciones de sus estrategas, confrontando cuando lo creyó necesario.
Sin embargo, sin alterarse los números de las mediciones de intención de voto, la postulante buscó un cambio de perfil. Se retiró de una presencia que fue muy intensa en los medios y ahora es esporádica. Sus últimos spots son casi una clase de yoga y frente a los ataques que recibe, que se han multiplicado, no ensaya respuesta ninguna. Una Bullrich zen.
El cambio de postura tiene su origen en los famosos focus group, que han instalado la idea de que los votantes indecisos no quieren más confrontación. "Con la personalidad natural de Patricia, aseguramos una base sólida de votantes que nos van a acompañar. Ahora buscamos a algunos de los indecisos, y en ese sector, los niveles altos de conflicto no están bien vistos", asegura una fuente de la campaña bullrichista.
Bullrich no es la única que busca mostrar un nuevo perfil
No todos están muy de acuerdo con el nuevo perfil de la naturalmente combativa precandidata. "Mirá, ¿sabés que pasa?, esta no es Patricia, no le sale, para evitar mostrarse firme tenemos que esconderla, no es momento para guardarse. Y no vamos a convencer a nadie de que ella es Ghandi, tendríamos que matar o morir con la nuestra, todavía hay mucho voto para capturar que hace un mes estaba seguro que iría con (Javier) Milei y ahora duda, hay que acentuar por ahí", indica otra fuente del entorno de la candidata.
No obstante, Bullrich no es la única que ha virado en su postura. Hasta hace días nomás, su rival interno, Horacio Rodríguez Larreta, cuyo entorno asegura también que sus encuestas le dan ganador de las PASO, se mantenía en una postura de "cero confrontación", que le es característica.
Hace años Larreta cultiva ese perfil. Mientras él hablaba de consensos, de tranquilidad y hasta de amor, eran algunos de sus laderos como Waldo Wolff o Elisa Carrió los que confrontaban con el espacio de Bullrich.
Y si bien siguen sosteniendo que las encuestas lo dan triunfante, ha habido un evidente cambio de postura. Larreta pasó al ataque. Señaló que su contendiente era violenta, y en cuanto cometió un error semántico, utilizando la palabra "blindar" en un reportaje, inmediatamente salió, él mismo, a relacionarla con el "blindaje" anunciado por Fernando De la Rúa, y claro, a vincular a Patricia con el estrepitoso final de aquel gobierno, del que ambos formaron parte, una como ministra de Trabajo y el otro como interventor del PAMI.
Dentro del bunker de Horacio en el barrio de Belgrano la explicación remite a los resultados de la estrategia anterior. "Estamos muy bien parados, pero en esta última etapa todos vamos a la caza de los votos potenciales, porque ya tenemos asegurados los votos duros. En esa búsqueda, que la parte de la confrontación la llevan adelante personas como Wolff o (Juan Manuel) López, no nos estaba aportando nada. Así que, sin desperfilarlo, tenemos que mostrarlo a la ofensiva", explica el hombre cercano a la campaña del Jefe de Gobierno.
Estrategias de cara a las PASO
Lo cierto es que el cuidado que indica la fuente sobre no desperfilarlo, es uno que deberían tener en las dos campañas. La realidad es que si ambos tienen encuestas que los dan ganadores, las de una de las facciones se están equivocando. La definición estratégica de pegar un volantazo a esta altura de la campaña, no parece prudente para quien va ganando, solamente para ir en busca de otro tipo de votante.
"El perfil del candidato que va ganando no se toca" indica una máxima de la estrategia. "No conviene interrumpir al adversario cuando se está equivocando", indica otra. En esa lógica, "alguno de los dos está intentando remontar una derrota y el otro, está cometiendo un error estratégico que consiste en confundir a su votante duro. No existen hoy votantes duros e inviolables, que hagas lo que hagas te van a acompañar igual, solo Cristina (Fernández de Kirchner) los tiene y en esta elección no juega. Así que, el que vaya ganando, el cambio de perfil lo hace correr un riesgo totalmente innecesario", dice un analista de estrategia electoral que no tiene relación directa con ninguno de ambos contendientes.
Es claramente, la primaria lo que realmente importa. La de Unión por la Patria es una batalla entre un aparato descomunal, condicionado porque el candidato es un ministro de Economía que no da pie con bola, y otro que responde a las posturas tradicionales del kirchnerismo que busca contener una porción del voto cristinista que, por otro lado, ya no es lo que ha sido. De modo que estos candidatos en plena transmutación de Juntos por el Cambio, serán los protagonistas principales del 13 de agosto próximo. Habrá que ver cómo les resulta semejante despersonalización a estas alturas.