Interna kirchnerista y reclamo gremial por Ganancias: los conflictos que esconde la inauguración del Gasoducto Néstor Kirchner
A menos de una semana del promocionado acto de inauguración, que sirvió como lanzamiento de la campaña electoral del candidato presidencial oficialista de Unión por la Patria, Sergio Massa, el nuevo gasoducto troncal Presidente Néstor Kirchner (GPNK) disparó dos hechos colaterales significativos que prometen seguir generando ruidos por el lado empresarial y en el ámbito político.
El primer caso, tiene que ver con el doble reclamo de los trabajadores de la firma Tenaris del grupo Techint para que sean reconocidas sus tareas en la fabricación de los caños del gasoducto y para que el premio económico que van a cobrar por la finalización de la obra no sea alcanzado por el impuesto a la Ganancias.
Los delegados gremiales de Tenaris salieron a expresar su disgusto por el hecho de que, en el acto de habilitación del GPNK realizado el domingo pasado en Salliqueló, ninguna de las máximas autoridades del Gobierno nacional se acordó de destacar el trabajo realizado por los empleados que tuvieron a su cargo la fabricación de los tubos y cañerías que se utilizaron en la obra.
Gremio de Tenaris exige un plus y no pagar Ganancias
Tras remarcar que en las instalaciones de Valentín Alsina "se fabricaron un total de 56.700 tubos de 12 metros de largo y 5.000 kilos de peso cada uno que se montaron en la traza de la primera etapa del gasoducto entre Tratayén y Salliqueló", los representantes de los trabajadores señalaron que esperaban ser reconocidos por sus tareas de la misma manera en que los funcionarios ponderaron la labor de los obreros de la construcción enrolados en la UOCRA.
Además del reconocimiento oficial, los empleados de la firma que controla el grupo Techint también exigieron a las autoridades económicas que los eximan del pago de Ganancias por el bono especial que van a embolsar como premio por la conclusión de la obra en los últimos días de julio.
La suma a cobrar como gratificación extraordinaria por cada trabajador es de $ 770.000. Pero si el Gobierno no los exceptúa de abonar Ganancias, tendrán un descuento para el fisco de $270.000 y cobrarán solo $ 500.000 cada uno.
A ese planteo económico se suma otro referido a la continuidad laboral de los 300 empleados, que contrató Tenaris para la fabricación de los caños de la primera etapa del GPNK.
Como Techint apuesta a quedarse con la provisión de los caños para la segunda etapa del GPNK y las obras de reversión del Gasoducto del Norte que están próximas a licitarse, los delegados y los directivos de Tenaris comenzaron a negociar un esquema de suspensiones alternadas. Serían por un plazo tres meses y con el pago de una parte de los sueldos con el fin de evitar los despidos directos de los contratados mientras se definen los contratos de compra de los los tubos y cañerías para las nuevas obras de ampliación de la red de gasoductos.
En tanto, el segundo hecho llamativo que afloró tras el corte de cintas del GPNK ha sido una nueva interna energética entre referentes kirchneristas.
El Gasoducto Néstor Kirchner activó la interna en el kirchnerismo
El primer cortocircuito se había registrado a fines de mayo por el precio del gas local exportado a la empresa chilena Methanex entre el actual subsecretario de Hidrocarburos y tesorero del Instituto Patria, Federico Bernal y tándem integrado por el exministro de Planificación Federal, Julio De Vido y exinterventor del Enargas, Antonio Pronsato.
Ahora, la nueva controversia -que gira en torno a las inversiones en el sector gasífero durante las administraciones K y los iniciadores del GPNK- tiene como protagonistas otra vez a Bernal y al exsecretario de Coordinación y Gestión del ministerio de Planificación Federal, Roberto Baratta.
Al salir al cruce de una nota crítica del exministro de Energía de la gestión macrista, Juan José Aranguren; Bernal escribió un artículo en Infobae titulado: "El presente exige reconocimiento y humildad (y si no, silencio absoluto)".
En ese escrito, Bernal atacó los motivos esgrimidos por Aranguren para no llevar adelante la obra del gasoducto en los primeros años de la administración de Mauricio Macri y contrapuso los resultados negativos que, a su juicio, dejó la política gasífera del anterior gobierno de Cambiemos y los logros que se habían conseguido en el período 2013-2015 con el Plan Gas cuando el manejo de los asuntos económicos y energéticos estuvieron bajo la órbita del actual gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof.
El actual subsecretario de Hidrocarburos sostuvo que "el horizonte cercano de saturación del sistema de evacuación del gas neuquino ya era conocido desde 2015. No obstante, durante los dos años y pico de gestión arangurista siquiera se contempló trabajar al respecto. De hecho, entre 2016 y 2019 el sistema licenciado de transporte se expandió en apenas 48 kilómetros de nuevos gasoductos, contra 653 km entre 2012 y 2015; 1.514 km entre 2007 y 2014 y 902 km entre 2004 y 2007".
Un día después de análisis de Bernal, Baratta salió a cruzarlo con otra nota de opinión en Infobae titulada "La verdad ante todo", donde comienza destacando que el actual funcionario "se equivoca tanto con el título de su nota, como con el contenido de la misma".
Todos los cañones apuntan a Kicillof
El exfuncionario y mano de derecha del exministro Julio De Vido-- que actualmente se encuentra procesado en el megajuicio de la "Causa Cuadernos"-- cuestionó la posición de Bernal destacando que "el Plan Gas, denominado inicialmente Gas Plus, se planificó, ideó, escribió, reglamentó y se llevó a la práctica a partir del año 2008. En esos momentos, hacía ya 4 años que el país crecía por arriba del 7%, que el uso de la capacidad instalada de las industrias estaba por arriba de 90 %, y que la tasa de desocupación estaba por debajo de un digito, entre otros logros sociales y económicos".
Agregó que "en esos años se ya habían construidos más de 1.500 km de gasoductos troncales y se habían incorporado al sistema de gas por redes a un millón de hogares, y se estaban licitando y adjudicando otros nuevos 1.500 km. de obras de gasoductos troncales, incluyendo el segundo gasoducto del Estrecho de Magallanes que permitió el desarrollo de los proyectos off shore de Vega Pleyade, Carina y Aries".
Por último, Baratta apuntó contra Kicillof por haber sido el responsable de haber paralizado la adjudicación del nuevo gasoducto cuando estuvo al frente del ministerio de Economía.
Lo hizo al advertir que el GPNK fue "una obra planificada en 2012 con la ampliación de capacidades de transporte desde Neuquén hacia toda la Argentina, licitada en 2013 y frenada en 2014, que habiéndola realizado podría haber producido ahorros progresivos de más de u$s1.000 millones de dólares anuales".