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Increíble pero cierto: ahora el IPC puede jugar a favor de la campaña electoral de Sergio Massa

La inflación entró en fase de alivio con "timing" electoral. Factores estacionales, como la carne, juegan a favor. Pero todo puede cambiar tras las PASO
10/07/2023 - 17:58hs
Increíble pero cierto: ahora el IPC puede jugar a favor de la campaña electoral de Sergio Massa

Sergio Massa ya aprendió la lección: después de la imprudencia de haber pronosticado que la inflación bajaría a razón a un punto cada dos meses de manera tal que el IPC de abril ya se ubicaría debajo del 4%, ya no ha vuelto a arriesgar cifras. Pero, de todas formas, apuesta a que el "timing" de los precios le jugará a favor en su carrera electoral.

Lo cierto es que tras el pico de abril con su 8,4%, comenzó un descenso, que podría tener su punto mínimo justo cuando se estén celebrando las PASO. El consenso de los economistas es que el IPC de junio se ubicará por debajo del 7% -los más optimistas hablan de un 6,4%-, lo cual dará pie a que la campaña oficialista ponga foco en la "estabilización".

En cuanto al dato de julio, se publicará el martes 15 de agosto. Es decir, dos días después de que se hayan celebrado las elecciones primarias. En este caso, la fecha ya estaba estipulada en el calendario original, y no formó parte de la polémica que envolvió al director del Indec, Marco Lavagna -uno de los principales asesores de Massa-, quien había alterado las fechas de publicación para que no coincidieran con momentos de veda electoral.

Ante las críticas, Lavagna debió dar marcha atrás con su decisión, y se mantuvo la fecha original: el IPC de abril se publicó el viernes 12 de mayo, justo antes de las elecciones en Salta y Tierra del Fuego.

Pero, contra todo pronóstico, fue a partir de ese momento que la candidatura de Massa volvió a afianzarse.

Tras imponerse holgadamente en la elección salteña, el gobernador Gustavo Sáenz le comentó a Massa que sus opositores de Juntos por el Cambio habían machacado durante toda la campaña con las críticas a la inflación. La visión del salteño era que la incidencia del tema inflacionario en la opinión pública era menor a la que se refleja en los medios de comunicación, siempre que se cumplieran ciertas condiciones: que se mantuviera el esquema de paritarias para garantizar el nivel de consumo y que hubiera estabilidad cambiaria.

En línea con esa recomendación, Massa puso el foco en medidas pro-consumo, como la elevación en el tope de crédito bancario para los pagos con tarjeta, así como la disminución de la tasa de interés del programa "Ahora 12".

La moderación de la inflación durará al menos hasta las PASO, algo que Sergio Massa quiere aprovechar para su campaña electoral
La moderación de la inflación durará al menos hasta las PASO, algo que Sergio Massa quiere aprovechar para su campaña electoral

Un imprevisto cambio de clima

Paradójicamente, en abril, cuando el IPC registró el doble de lo que Massa había predicho, fue cuando llegó un momento de fortalecimiento político para el ministro. Y lo raro es que vino de la mano de la escapada del dólar blue: su decidida intervención en el mercado cambiario mediante operaciones con bonos le valió el elogio de Cristina Kirchner, que vio allí un gesto de rebeldía contra el Fondo Monetario Internacional, ya que el organismo no autoriza el uso de reservas para incidir en el tipo de cambio.

Ya con la candidatura confirmada, Massa uso en práctica su nueva estrategia: no hablar más de cifras, sino de los conceptos de "estabilidad" y de "normalización progresiva". O, más explícitamente, que se ahuyentaron los fantasmas de una crisis hiperinflacionaria.

En la medida en que cada mes el IPC dé algunas décimas menos que el anterior, será políticamente un argumento a favor, aun cuando se trate de niveles altos.

Para ello ayuda el respaldo que el ministro recibió por parte de la cúpula de la central sindical CGT, quien manifestó su confianza ya desde hace meses, cuando el debate interno por las candidaturas no estaba saldado en el peronismo. La CGT valoró gestos de Massa, como el haber exonerado del impuesto a las Ganancias los adicionales de convenio, que incluye a los bonos por productividad, viáticos, horas extras y otros, que hasta ahora estaban gravados, y por eso le dio un explícito apoyo en el acto del 1° de mayo, justo en el peor momento de la inflación.

El pacto con el sindicalismo implica la habilitación a que los grandes gremios tengan una revisión permanente de las paritarias, que de hecho son ajustadas a ritmo trimestral según la evolución del IPC.

Mientras tanto, el secretario de Comercio, Matías Tombolini, renegoció con las grandes empresas alimenticias otro acuerdo por 90 días -es decir, coincide con la etapa previa a las PASO-, en la que se mantuvo la tasa de ajustes mensuales de precios de 3,8% para la canasta de 2.000 productos esenciales y de 5% para el resto.

Por otra parte, el equipo de Massa negoció con fabricantes de electrodomésticos y de indumentaria para que contuvieran los aumentos hasta después de las PASO.

El precio de la carne, una de las claves en el cambio de la tendencia de la inflación
El precio de la carne, uno de los factores clave en el cambio de la tendencia de la inflación

La ayuda de las carnicerías

De momento, las señales del mercado apuntan a una tregua de los precios, en un "timing" que favorece al ministro. Al alivio de mayo, que registró 7,8% -es decir, una caída de seis décimas respecto del mes previo- le seguirá otra baja en junio.

Ayudó para esa baja la moderación en los precios regulados, como la medicina prepaga, los colegios, el transporte y los servicios públicos.

Pero lo más importantes es la evolución del rubro alimentos: por primera vez en el año, esa categoría tuvo una variación menor al IPC general. En mayo fue de 5,8%, lo que implica una fuerte disminución de 4,2 puntos respecto de lo que se había registrado en abril.

Hay algunos factores estacionales que antes habían jugado en contra de Massa y ahora juegan a favor. Uno de los más importantes es el precio de la carne, que tiene bruscos cambios de ciclo. Así, en el trimestre final del 2022, la carne aumentaba a un ritmo tres veces menor que el promedio de los alimentos, pero en el verano aceleró. Y, como en la canasta del Indec la carne vacuna tiene una fuerte ponderación, cada vez que hay aumentos en las carnicerías, el IPC se ve impactado.

No es de extrañar que el peor momento de la inflación este año haya coincidido con aumentos mensuales de 7,1% para el asado y de 9,8% para el cuadril. En cambio, en mayo ya se notó el cambio de tendencia: el asado apenas tuvo una variación de 1,7% y el cuadril de 2,1%.

¿Por qué ocurre esto? Tiene mucho que ver con la sequía: ante el encarecimiento del maíz y los forrajes, los ganaderos prefieren enviar mayor cantidad de animales a faena. En su ecuación económica, tiene más sentido disminuir su stock antes que engordar las vacas a un costo que no podrán recuperar.

Eso implica una oferta mayor a la habitual en las carnicerías. El ciclo de aumento de la faena empezó en el verano y recién ahora está teniendo su mayor impacto en los precios. Los expertos del negocio cárnico creen que por lo menos hasta septiembre puede mantenerse esta situación.

Pero claro, el próximo cambio de ciclo también puede ser brusco, porque una vez que en el campo cambia la situación, los ganaderos pasan a la estrategia inversa, con una actitud defensiva para recomponer su stock vacuno. En otras palabras, sobrevendrá otro período de grandes aumentos en la carne, que podría iniciarse en octubre.

A pesar de la relativa estabilidad, los economistas son escépticos sobre que el IPC pueda seguir bajando en el último cuatrimestre del año
A pesar de la relativa estabilidad, los economistas son escépticos sobre que el IPC pueda seguir bajando en el último cuatrimestre del año

¿Se puede sostener?

Pero en el mientras tanto, el Gobierno disfruta su momento de tregua y hasta puede darse el lujo de no tocar la tasa de interés y de ralentizar el "crawling peg" sin que eso implique un agrandamiento de la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo.

Los relevamientos semanales que hacen las consultoras privadas dan cuenta del alivio: el reporte de LCG para la última semana de junio apenas dio un 0,1% de aumentos en el rubro alimentos, mientras que la última de abril había registrado 1,8%.

En cuanto a la inflación de junio, casi todos los pronósticos apuntan a un índice que empiece con 6, y que la situación pueda extenderse también hasta julio.

El Gobierno trata de imponer su visión de que, ahora sí, se ingresó en la normalización, y que el pico de comienzo de año se explica por el impacto de la crisis climática en el campo. "Ahora vemos que puede estar comenzando un camino de descenso y la actividad sigue muy productiva, con trabajo. Es difícil dominarla, pero estamos en ese camino", manifestó la ex ministra Silvina Batakis.

Sin embargo, los economistas no se muestran tan confiados respecto de que haya ocurrido un cambio de tendencia definitivo. Más bien al contrario, abundan las advertencias respecto de la fragilidad del nuevo escenario de estabilidad.

La consultora Ecolatina pone el foco en la ausencia de "anclas" y la distorsión de precios relativos. "El Gobierno no dispone de margen para apelar a las tradicionales medidas desinflacionarias pre-electorales: congelar las tarifas de servicios públicos o atrasar el tipo de cambio", señala en su último informe. Y deja ver su pesimismo respecto de que el índice pueda seguir bajando.

Por su parte, Eco Go, la consultora dirigida por Marina Dal Poggetto, alerta: "La tendencia parecería ser más al alza más que otra cosa y la fragilidad del sistema indicaría que cualquier mínima disrupción podría impulsar una nueva aceleración de los precios".

Pero, como siempre, quien causó más comentarios en el mercado fue el siempre escuchado Domingo Cavallo, para quien después de las PASO la inflación podría tomar un nuevo impulso que la lleva al escalón del 9% mensual.

Cavallo fundamenta su pronóstico en el peso del gasto público, que viene creciendo a un ritmo 50% más rápido que el presupuestado. "A su vez, el déficit total se triplicó con respecto al registrado en los cinco primeros meses de 2022", añadió. Además, su presunción es que la renegociación con el FMI no le dejará margen al Gobierno para seguir ralentizando la tasa devaluatoria, por lo que podría aparecer allí otro factor inflacionario para la última parte del año.

Pero Massa, de momento, tiene su foco en el domingo 13 de agosto. Y, hasta allí, los números parecen jugar a favor de su campaña electoral. Por lo menos, podrá mencionar la palabra "estabilidad" sin ponerse colorado y hasta contestarles a quienes habían agitado una posible hiperinflación.

Claro, después viene la elección de octubre, y ahí probablemente los mismos factores estacionales que ahora juegan a favor, empiecen a ponerse en contra. El desafío de Massa es que el propio resultado de las PASO le otorgue margen como para mantener la estabilidad a partir de ese momento.

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