OPINIÓN & ANÁLISIS

Massa, inquieto: la protesta piquetera recalienta la interna peronista y favorece a Grabois

Miles de piqueteros coparon la 9 de Julio, denunciando que Massa los ve como variable de ajuste. Grabois adhiere a esa postura y gana espacio en la interna
POLÍTICA - 05 de Julio, 2023

Sergio Massa recibió este martes el consejo más importante para su campaña electoral, y curiosamente no provino de ninguno de sus asesores, sino de uno de sus más furibundos críticos, el líder piquetero Eduardo Belliboni: "Con la comida de los pibes no; hay mucha bronca popular contra el ajuste para la campaña electoral".

El dirigente del Polo Obrero -alineado políticamente con el Frente Izquierda de los Trabajadores (FIT)- encabezó una nueva marcha masiva hacia la avenida 9 de Julio para quejarse, frente a la sede del ministerio de Desarrollo Social, y debajo de la gigantografía de Evita, que el gobierno peronista está realizando un ajuste en el cual la variable es la franja de la población de menores ingresos. Y afirma que se está retaceando el reparto de alimentos en comedores del conurbano porque se priorizan recursos para la campaña presidencial de Massa.

Se estiman en más de 30.000 los manifestantes que acamparon en la avenida. La movilización implicó el consabido caos de tránsito, sobre el cual los medios estuvieron alertando ya desde la jornada previa. Y las imágenes de gomas quemadas, como parte de la protesta, se garantizaron una amplia repercusión en TV y redes sociales.

Belliboni aprovechó la oportunidad para repetir el argumento que vino planteando todo el año. Es decir, que en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el Gobierno decidió recortar el gasto público en el rubro de la asistencia social.

De hecho, hasta el día de hoy se mantiene la tensión con la ministra Victoria Tolosa Paz, con quien sostiene una polémica respecto de cuántos de los 1,2 millón de beneficiarios nominales del plan Potenciar Trabajo están efectivamente registrados para cobrar. La ministra dio de baja unos 150.000 planes por irregularidades en la identificación de los receptores, lo cual quebró definitivamente la relación con el sector más combativo del movimiento piquetero.

Ya anteriormente los antecesores de Tolosa Paz habían recibido mensajes contundentes respecto de lo que esas organizaciones pensaban sobre la política social del Frente de Todos. Por ejemplo, con el elocuente mensaje "Basta de polenta", escrito con granos de polenta en la entrada del propio ministerio.

El líder piquetero Eduardo Belliboni volvió a cargar contra la política económica de Massa, en otra marcha que cortó la 9 de Julio

Pero el detalle más importante, desde el punto de vista político, es que en todas esas movilizaciones el sector piquetero liderado por Belliboni recibió el apoyo expreso de alguien que hoy es candidato presidencial del peronismo: Juan Grabois, el rival de Massa en la interna de Unión por la Patria.

Mientras los manifestantes piqueteros copaban la 9 de Julio, Grabois fijaba su postura en las redes sociales: "No podemos seguir aceptando una Argentina que crece pero no distribuye". Y reiteró el reclamo por un "salario universal para trabajadores informales en transición a la formalidad".

Grabois, alineado con el reclamo piquetero

Esta situación da la pauta sobre qué es lo que está en juego: que la interna peronista no sea un mero trámite para legitimar a Massa, donde a Grabois le toque el rol de contener la filtración de votos por izquierda entre la militancia K desencantada, sino que termine siendo una verdadera confrontación de modelos de país.

Ya algo de esto se empezó a insinuar con las últimas medidas de Massa. En la base de militantes K había sido difícil de digerir medidas consideradas como "pro empresas", tales como el dólar soja, los canjes de bonos con "seguro de cambio" para los bancos, la suba de tasas de interés y los aumentos tarifarios.

Esa discusión se intensificó en los últimos días cuando Massa, recién confirmado como candidato de Unión por la Patria, marcó como prioritario un alivio a la clase media-alta en el pago del impuesto a las Ganancias. El "piso" actual del impuesto es un ingreso bruto de $506.000, que es una cifra que coincide con la que, según la dirección de Estadísticas de la Ciudad, se necesita para ser considerado "de clase acomodada".

En contraste, en el ala izquierda del peronismo no se atenúa la irritación por la negativa que ha tenido Massa, desde que asumió en el ministerio hace un año, para dictar un aumento salarial general de suma fija, mediante decreto. El ministro-candidato se ha negado, con argumentos parecidos a los de su antecesor, Martín Guzmán, quien temía que detrás de una medida de ese tipo pudiera sobrevenir una oleada de aumentos de precios, incluyendo más volatilidad en el dólar.

Pero claro, se hace difícil plantear ese tipo de argumentos en medio de una campaña electoral, sobre todo si el otro candidato que compite bajo el mismo lema partidario mantiene un discurso duro de rechazo a políticas pro mercado y reclama una política de drástico reparto de la renta. Desde el punto de vista de Grabois, Massa "no busca expresar a la sociedad ninguneada en sus derechos sino darle tranquilidad al 1 por ciento privilegiado y seguridad a los mercados".

Massa puso el foco en medidas para la clase media, como el alivio en el impuesto a las Ganancias

¿Qué priorizar: Ganancias o planes sociales?

Y lo cierto es que en los últimos días ha tenido ayuda del propio Massa para reforzar esos argumentos. Fue uno de los principales colaboradores del ministro, el director de Aduana Guillermo Michel, quien argumentó que el costo fiscal de subir el piso de Ganancias es relativo porque "el mayor poder adquisitivo que se vuelca en el bolsillo del trabajador genera más actividad económica y se recauda más".

Es un argumento que contrasta notablamente con el que se aplica para otros reclamos, sobre todo en el contexto de recorte fiscal. En el acumulado del año, el déficit cayó un 27,7% en términos reales, con el agravante de que entre los rubros que lideraron ese recorte figuran los pagos del sistema jubilatorio y los programas de asistencia social.

Así que todo indica que, lejos de atenuarse, la intensidad de la protesta piquetera se hará más fuerte a medida que se acerque la fecha de las elecciones. Especialmente si, como se prevé, el acuerdo con el FMI que está negociando el Gobierno supone un apriete fiscal mayor al actual.

El eslogan "Con la comida de los pibes no" se transformará, para Massa, en una crítica mucho más punzante que las que puedan lanzarle desde las filas de Juntos por el Cambio.

Encuestas que inquietan a Massa

Y es en ese contexto de protesta social creciente que dentro del peronismo se está planteando el gran interrogante: ¿realmente Massa tiene asegurada la victoria sobre Grabois? Y, en todo caso, ¿hay riesgo de que, aun si gane las PASO, los votantes de Grabois se nieguen a votar por Massa y se fuguen hacia la izquierda, debilitando las chances del peronismo en la elección de octubre?

Todavía no es una cuestión fácil de responder, porque las encuestas que se están difundiendo muestran notables diferencias entre sí. Se han conocido sondeos en los que Massa tiene una intención de voto de 30% contra un magro 2,5% de Grabois.

Pero desde las consultoras más afines al kirchnerismo desmienten que esa sea la situación real. Al respecto, es interesante la visión de Alfredo Serrano Mancilla, economista y politólogo español muy escuchado por Cristina Kirchner. Sus números le indican que Grabois tiene un piso de adhesión mucho más alto que lo que habitualmente se cree, y que la relación actual en la intención de voto es de dos a uno, a favor de Massa.

"Es el momento del debate de ideas y propuestas. Qué se va a hacer con el FMI, con el litio, con los privilegios tributarios", advirtió el consultor, que sostiene la tesis de que no es correcta la visión habitual sobre una "derechización" de la sociedad argentina, y cree que hay espacio para una agenda de fuerte impronta estatista.

Según encuestas cercanas al kirchnerismo, Juan Grabois crece en intención de voto y se acerca a Massa en la interna de UxP

Naturalmente, para el electorado kirchnerista nostálgico de los viejos tiempos en que podía embanderarse con causas épicas, la figura de Grabois resulta más cercana que la de Massa. Después de todo, se trata del dirigente que lideró el reclamo por el "salario universal", y el que ocupó los terrenos del hacendado inglés Joe Lewis y la estancia del ex presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere.

Grabois, a diferencia de Massa, tiene un discurso potente en la denuncia sobre la pauperización de la sociedad, como cuando en la tradicional procesión de San Cayetano, patrono del trabajo, advirtió: "La relativa estabilidad que se mantuvo durante el tiempo de la pandemia, lograda por algunas medidas del Gobierno y la formidable red de cohesión comunitaria que por décadas tejimos movimientos sociales e iglesias no podrá evitar por mucho más tiempo el estallido del pueblo pobre que quiere algo más que el plato de comida que nuestras ollas populares ofrecen cotidianamente".

Massa dio señales de haber tomado nota de que el factor Grabois puede dejar de ser funcional y transformarse en una amenaza. No es casual que en los últimos días haya "kirchnerizado" su discurso más de lo habitual. Por ejemplo, en su primer encuentro con empresarios tras haber sido confirmado como candidato, manifestó su repudio al FMI.

"El próximo presidente tiene que tener la obsesión de tener un programa exportador para juntar todos los dólares que la Argentina necesita y no volver al Fondo", dijo Massa, en un discurso que pareció más propio de un acto frente a la militancia antes que de un mensaje destinado a un auditorio de empresarios.

Pero en campaña, se sabe, los discursos se acomodan de forma tal de reforzar los flancos débiles de cada candidato. Y la nueva eclosión de manifestaciones piqueteras le recordaron a Massa cuál es su mayor peligro en la recta final hacia las PASO.

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