ELECCIONES 2023

Massa sube la apuesta en la interna peronista y adopta una actitud de candidato en campaña

En el acto del Frente Renovador dijo que irá a las PASO si no hay acuerdo de unidad, defendió su gestión como ministro y dio un discurso "presidenciable"
POLÍTICA - 10 de Junio, 2023

Sergio Massa hizo el sábado un acto de "casi proclamación", con un discurso que tuvo todos los componentes típicos de un candidato presidencial en campaña: el repaso del propio currículum como funcionario, el planteo de una visión de país y la crítica a opositores de enfrente y del propio espacio peronista. El congreso del Frente Renovador había estado precedido de una intensa especulación -que incluyó la versión de que el ministro de economía podría renunciar a su cargo- en plena recta final para la definición de candidaturas. Y ese clima de incertidumbre había traducido en críticas internas y acusaciones de "extorsión" por parte de miembros de la coalición gubernamental.

Por eso el foco principal de Massa estuvo puesto en contestar las críticas internas y en dar un paso en su visión sobre cuáles son las chanches del Frente de Todos. No por casualidad, la palabra "unidad" fue la más mencionada en el discurso: el ministro viene abogando desde hace tiempo con la idea de que una PASO competitiva debilitará al espacio oficialista, mientras que una candidatura de consenso mejorará las chances.

"Nosotros no extorsionamos, damos nuestra opinión como dirigentes, que nadie se haga la víctima, todos somos grandes y nuestra opinión es que en unidad construimos la vuelta de página para poner punto final a Argentina del ajuste y del endeudamiento", dijo en uno de sus pasajes más aplaudidos.

El mensaje de Massa tuvo algunos destinatarios obvios, como Daniel Scioli y Agustín Rossi, los dos precandidatos que recibieron le bendición del presidente Alberto Fernández. También hubo alusiones bastante evidentes al ala más radicalizada de la coalición, como la que dirige Juan Grabois, quien ya adelantó que no está dispuesto a acompañar una candidatura de Massa y lo acusó de usar la amenaza de renuncia como extorsión política.

Pero la definición de Massa también implicó una señal no tan evidente para Cristina Kirchner, quien en los últimos días avaló que circularan versiones sobre una eventual candidatura de Eduardo De Pedro, a quien la competencia en una interna lo ayudaría para revertir su principal contra: el bajo nivel de conocimiento que registra a nivel nacional.

Por eso, la definición más fuerte del discurso fue la referida a cuál sería su actitud personal en el caso de que no se lograra la ansiada unidad: dejó en claro que "nosotros", es decir el Frente Renovador, "vamos a competir, así que anótennos, que ahí vamos a estar".

Con una concentración de 12.000 dirigentes en el Arena de Malvinas Argentinas, Massa hizo un discurso con "tono electoral"

Fue el pasaje más festejado por la concurrencia, que decodificó la frase como una admisión tácita de que Massa mantiene intactas sus aspiraciones presidenciales y que se considera el más calificado de entre los postulantes del peronismo.

El ambiente en el acto ya venía animado por el cierre del discurso previo al de Massa, el de su esposa Malena Galmarini, quien había dejado esta frase: "Muchas veces nos golpearon y nos pegaron en el piso. Otras tanto nos apretaron. Y estamos acá indestructibles porque lo hacemos con amor. Porque tenemos al mejor líder y cuando los argentinos le dan la oportunidad va a ser el mejor presidente".

Mensaje en la interna

Siguiendo su estrategia de los últimos tiempos, fue deliberadamente ambiguo, porque en ningún momento dijo que él personalmente quisiera postularse y recalcó que no necesitaba ostentar un cargo para sentirse parte de un proyecto ganador. Pero su alusión a las PASO dejó la duda sobre si, eventualmente, en esa interna el Frente Renovador mantendría la alianza con el kirchnerismo o si intentaría marcar su espacio particular.

Dado el buen relacionamiento que está demostrando con Cristina Kirchner -que lo ubicó en el palco en el acto del 25 de mayo- y con Máximo Kirchner -que lo acompañó en la comitiva oficial en el viaje a China y hasta envió al congreso del Frente Renovador un saludo grabado en video- podría presumirse que la cúpula kirchnerista podría conocer de antemano los lineamientos del discurso del ministro.

Sin embargo, a nadie escapa dentro del Frente de Todos que se están jugando varias partidas en simultáneo. Y el argumento que Massa viene planteando – y remarcó en su discurso- es que el hecho de que haya alta inflación no lo inhabilita como candidato. De hecho, los gobernadores aliados que han obtenido victorias en los comicios provinciales le transmitieron a Massa su convicción de que, en la medida que el dólar se mantenga estable y las paritarias garanticen cierto nivel de consumo, las elecciones son ganables.

Por otra parte, Massa volvió a insinuar sino que su posición se ha fortalecido como único dirigente capaz de evitar una turbulencia mayor. Ya un controvertido comunicado del Frente Renovador había destacado que era la propia presencia de Massa la que garantizaba la estabilidad financiera y despertaba confianza en el mercado y ante los interlocutores internacionales.

Desde ese punto de vista, el discurso de Massa en el congreso del Frente Renovador podría considerarse como el inaugural en la campaña electoral interna del peronismo.

Massa fortaleció su alianza con Cristina Kirchner, con quien negocia una fórmula de unidad del peronismo

El discurso de un candidato

Lo cierto es que para tratarse de un dirigente que dice públicamente no le obsesiona el hecho de ser candidato, y a quien le da igual que el candidato peronista "sea Juan, Pedro o el ratón Mickey", Sergio Massa se está tomando demasiado trabajo: hizo una demostración de fuerza al reunir 12.000 dirigentes en el Arena de Malvinas Argentinas, repasó los logros de su sector al que reivindicó casi como salvador de un gobierno que veía el riesgo de "irse en helicóptero", y planteó una visión de modelo de país frente a los que defienden desde la oposición.

Pero, sobre todo, dio a entender que fueron él y su equipo quienes sostuvieron no sólo la estabilidad de la economía -y, pese a todo, la continuidad de indicadores positivos en la actividad productiva-, sino que también sostuvieron la propia supervivencia política del Frente de Todos.

El discurso, que según Massa fue "dictado por el corazón" y no por un repaso de datos, tuvo, sin embargo, varios números destinados a resaltar su gestión ministerial. Destacó la creación de 320.000 puestos de empleo industrial, la ayuda a 70.000 productores agrícolas afectados por la sequía, el otorgamiento de financiación subsidiada al entramado productivo por $1 billón y hasta se jactó de haber superado el año pasado la meta de recorte fiscal que le había fijado el Fondo Monetario Internacional.

Y se preocupó por dejar en claro que tiene un modelo de desarrollo del país, al hablar sobre el potencial de los recursos naturales energéticos, agropecuarios y tecnológicos, y al hacer gala de sus contactos en la agenda internacional.

Las típicas palabras que aparecen en los discursos de todo candidato a presidente, como "futuro", "desarrollo, "crecimiento", y "esperanza" se repitieron a lo largo de la exposición de media hora que hizo el ministro. Pero, sobre todo, remarcó en el concepto de la capacidad de gestión, una forma de diferenciarse de otros postulantes con menos trayectoria en cargos ejecutivos.

Tampoco fue casual que Massa hiciera énfasis en la "generosidad" que los principales actores del Frente de Todos en 2019 habían exhibido cuando formaron esa alianza para derrotar al macrismo. Massa reivindicó la actitud de Cristina Kirchner, quien declinó la postulación presidencial a pesar de ser la que tenía más apoyo en las encuestas. Y, claro, reivindicó también la actitud de su propio espacio, que en ese momento declinó el protagonismo en aras de formar parte del proyecto ganador. Recordó que esa decisión le valió, en su momento, la pérdida de aliados que no querían la reconciliación con el kirchnerismo.

Lo que Massa no recordó en su discurso, pero los principales dirigentes de ese espacio guardan en su memoria, fue que en 2019 había dicho que él era joven y, por lo tanto, podía esperar cuatro años más antes de volver a competir por la presidencia.

El argumento de Massa para evitar una PASO es que, si no hay un candidato oficialista fuerte, el lunes puede dispararse el dólar

Massa hace números

Antes del acto del Frente Renovador, Massa había hablado con Alberto Fernández y otros dirigentes, a quienes les transmitió su principal temor respecto de lo que podría ocurrir en las PASO.

Su argumento es que se debe evitar a toda costa que el 14 de agosto -es decir, el lunes siguiente a las PASO- se produzca un cimbronazo cambiario, como le pasó a Mauricio Macri en 2019. Según Massa, eso ocurrirá si los candidatos que promueven una devaluación -en especial, Javier Milei y Patricia Bullrich- resultan más votados que el candidato del oficialismo.

Esa situación, alega Massa, ya no sólo afectaría las chances electorales del peronismo sino directamente la propia gobernabilidad en los largos cuatro meses hasta el recambio presidencial.  

El razonamiento de Massa es el siguiente: como el partido de Milei no disputa internas, es posible que termine siendo, individualmente hablando, el candidato más votado, dado que hoy las encuestas lo ubican con un 25% de intención de voto. También es probable que Bullrich gane la interna de Juntos por el Cambio, ya que los sondeos marcan que tiene un apoyo de 15% frente a un 11% de Horacio Rodríguez Larreta.

Entonces, argumenta Massa, si el peronismo divide su voto entre varios candidatos, es posible que el mejor ubicado en esa interna no llegue al 15% por ciento de los votos, y se ubique tercero detrás de Milei y Bullrich.

Milei puso en la agenda nacional el debate sobre la dolarización, lo cual para muchos economistas implica una mega-devaluación. Y Bullrich ya dio a entender que, si es presidente, está dispuesta a desarmar el cepo cambiario desde el primer día, lo que implica una duplicación del tipo de cambio oficial.

Para Massa, si no hay un peronista que se muestre con una votación alta, el mercado reaccionará en modo defensivo y correrá a comprar dólares. Hay un antecedente de la historia reciente para apoyar su tesis -aunque, claro, con los partidos cambiados-: en 2019, cuando Alberto Fernández le sacó 16 puntos de ventaja a Mauricio Macri, el dólar saltó un 20% y la bolsa cayó un 40% el lunes posterior a las PASO, mientras que en pocas semanas los ahorristas retiraron de los bancos un tercio de los u$s30.000 millones que estaban depositados en las cuentas de moneda extranjera.

En cambio, una candidatura que pudiera sumar lo que hoy se refleja como intención de voto de Scioli, De Pedro y Massa, sumaría un 31%, según un sondeo de la consultora Aresco que circuló entre los dirigentes del Frente de Todos. Eso cambiaría la percepción de que el oficialismo está en una posición perdedora. Y lo que Massa no dice pero insinúa constantemente, es que el candidato no sólo debe ser una síntesis de todos los sectores peronistas, sino que además debe despertar confianza en el empresariado, el mercado financiero y el propio FMI.

La cuenta regresiva ya tiene apenas dos semanas, y la definición justo coincide con el viaje a Washington que Massa realizará para buscar la crucial asistencia financiera que garantice paz cambiaria en plena campaña.

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