La próxima carta de Cristina Kirchner será más difícil: ¿la militancia ya le bajó el pulgar a una candidatura de Massa?
La carta que publicó Cristina Kirchner confirmando que no se postulará en la próxima elección no fue, en rigor, la más difícil. Después de todo, no hay ningún militante kirchnerista que no suscriba todo lo que ella argumentó, tanto desde el punto de vista de los motivos económicos que llevaron a esta crisis como respecto de las condicionalidades político-judiciales que la llevan a afirmar que está proscripta.
En cambio, la que sí será difícil será la próxima carta, porque el tema de su próximo mensaje debe ser la definición sobre el tema que desde hace semanas tiene en debate interno al peronismo: si se debe apostar a reforzar el perfil kirchnerista con un candidato propio -aun sabiendo que tiene pocas chances de ganar- o si se debe apoyar la postulación a presidente de Sergio Massa.
En sus últimas intervenciones, Cristina había tenido gestos que en los medios y en la propia interna del Frente de Todos fueron decodificados como señales de apoyo al ministro de Economía. Al describir la situación económica, Cristina se cuidó siempre de no culpar a Massa por la alta inflación, y ponderó sus esfuerzos por estabilizar las variables.
En particular, elogió el gesto de rebeldía de Massa cuando el mes pasado, en plena corrida cambiaria, infringió un compromiso con el Fondo Monetario Internacional, al echar mano a las reservas del Banco Central para intervenir en el mercado cambiario y frenar el ascenso del dólar blue.
Sugestivamente, además, sobre el final de su discurso "retó" a quienes habían interpretado que su llamamiento a que los militantes tomaran el bastón de mariscal era un permiso "para dárselo por la cabeza a otros compañeros".
No mencionó a nadie, pero todos interpretaron que estaba pidiendo que cesaran las críticas internas a Massa. Tanto que al día siguiente el propio Juan Grabois -que había acusado a Massa de retener partidas de asistencia social y que dijo "a nosotros Massa no nos conduce ni a la esquina"- se dio por aludido y prometió medirse en sus palabras.
Un "anti-clamor" para la candidatura de Massa
Pero, pese a ese llamamiento de Cristina Kirchner a mantener la unidad del Frente de Todos y a no exacerbar las críticas internas, lo cierto es que los cuestionamientos en los últimos días no cesaron. En los medios más afines al kirchnerismo hubo debates en los que se llegó a la conclusión de que el plan económico de Massa tiene escasas chances de éxito, y no faltaron acusaciones en el sentido de que no se diferencia demasiado del tipo de ajuste ortodoxo que podrían haber hecho los funcionarios macristas.
Las críticas ya eran duras antes del pasado fin de semana, cuando Massa anunció la nueva suba de tasas de interés, que analistas del kirchnerismo entienden contraproducente porque implica "subir el piso de la inflación".
Y hasta el propio Máximo Kirchner, en un acto con militantes de La Cámpora, reiteró el reclamo por un aumento salarial general de suma fija dictado por decreto, un pedido que el kirchnerismo viene haciendo desde hace un año y que sistemáticamente ha sido rechazado por Massa.
Y en ese marco de desazón por la inflación creciente y las malas noticias que llegan desde las encuestas -ya con un escenario donde Javier Milei se aproxima a la intención de voto del peronismo-, se intensificaron los reclamos por apoyar a un candidato del propio kirchnerismo, en una especie de "vuelta a las raíces".
Muchos ven en una eventual candidatura de Massa la repetición del "error" de haber apoyado a Alberto Fernández, a quien le reprochan no haber cumplido el "mandato" recibido por los votantes peronistas en 2019.
A la hora de analizar la gestión de Massa, entre los referentes del kirchnerismo se nota una actitud dual. Por un lado, se refrenda la famosa frase del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, quien dijo que gracias a Massa el Gobierno no tuvo en agosto de 2022 un final "con helicóptero". Pero por otra parte también se hace un raconto sobre medidas difíciles de digerir en el universo K, como la implementación del dólar especial para los productores de soja.
¿Cristina apoya realmente a Massa?
Es en ese clima que empezaron a proliferar en las redes mensajes de los militantes, que le advierten a Cristina que no están dispuestos a darle su voto a Massa. Y es lo que está haciendo que el acto del 25 de mayo pueda transformarse en un boomerang para Cristina: que del entusiasmo y la expresión de afecto se pase al reproche.
Quienes cantaron en los últimos actos "Cristina presidenta" esperan ahora un anuncio que los convenza de que votarán a la segunda mejor opción. Y, con una inflación que acelera a los dos dígitos mensuales, Massa cada vez cumple menos con ese requisito.
Pero, en todo caso, la gran pregunta es si Cristina, que en algún momento dio señales de querer apoyar al ministro, sigue convencida de que se trata de la mejor alternativa. Y en los últimos discursos hay pistas que pueden llevar a la conclusión de que Cristina también preferiría salirse de "la avenida del medio" para reforzar el perfil identitario del kirchnerismo.
Por ejemplo, en su "clase magistral" en La Plata, argumentó a favor de políticas que están en las antípodas de las que Massa está aplicando en acuerdo con el FMI. Y hasta, objetivamente, podría complicar las negociaciones del ministro para conseguir del organismo un auxilio financiero.
Mientras Massa viene recortando el gasto público -en abril hubo una caída de 11% real- ella reafirmó su convicción de que no existe una relación causal entre déficit fiscal e inflación, lo cual le dio pie para criticar el afán fiscalista en un momento de crisis. Cristina mantiene la visión "keynesiana" de que justamente cuando la recesión amenaza es cuando hay que echar mano al estímulo del gasto estatal.
"El gran caballito de batalla fue el déficit fiscal, y el año pasado Argentina sobrecumplió la meta y sin embargo tenemos inflación igual. Porque la inflación en Argentina está atada a abundancia o escasez de dólares; es lo que pasa en una economía bimonetaria como la nuestra", argumentó Cristina en su "clase magistral".
Y reafirmó su visión de que el acuerdo con el Fondo es, en sí mismo, inflacionario, porque le quita a la economía todas las "anclas" y en particular la del tipo de cambio, dado que obliga a acelerar la tasa devaluatoria a la misma velocidad que la inflación, lo cual es inconducente en un país de "economía bimonetaria" en el que los empresarios toman como referente al dólar para ajustar sus costos de reposición.
"Fíjense cómo se dispara la inflación a partir de la firma del acuerdo, cuando se pierden herramientas. Desde entonces, la tasa de devaluación tiene que acompañar a la inflación en un país de economía bimonetaria, cuando es el dólar el que genera la inflación, y es algo que no les entra a los funcionarios del Fondo y parece que tampoco a muchos argentinos", disparó Cristina, mientras acompañaba sus palabras con un gráfico que mostraba la aceleración del IPC a partir de inicios de 2022.
Es decir, definiciones que no se condicen con los anuncios de Massa, que quiere combatir la inflación subiendo la tasa de interés y que está dispuesto a acelerar el "crawling peg" para atenuar el retraso cambiario.
La clave es el programa neo-estatista
Mientras tanto, hay dentro del kirchnerismo otra convicción que ha venido creciendo en los últimos meses: que la población argentina mantiene un fuerte apoyo a una agenda estatista y que no es cierta la supuesta aceptación masiva de los principios liberales al estilo de los años ’90.
El kirchnerismo cuenta desde hace meses con encuestas de opinión pública, realizadas por el consultor español Alfredo Serrano Mancilla, que observó una decidida preferencia por la gestión estatal en los recursos naturales. Por ejemplo, en el tema del litio, una mayoría de 52,2% cree que se debería avanzar a un régimen de nacionalización, mientras un 32,4% cree que su gestión sería más eficiente en manos de los privados.
Por eso Cristina retomó el tema del marco regulatorio en el que se desarrollarán las actividades extractivas. "Es imprescindible el cambio de actitud, ponerse de acuerdo en lo fundamental. Porque si no, podremos tener 20 Vaca Muerta, 80 mil toneladas de litio, pero nos van a seguir faltando dólares y, fundamentalmente, le tengo mucho temor a la fragmentación política", definió en un acto en la universidad de Río Negro.
Y fue en ese marco que planteó, además, la necesidad de una nueva carta orgánica para el Banco Central, de manera de evitar que los dólares que ingresen por los recursos naturales no salgan nuevamente bajo la forma de pago de deudas de empresas privadas ni de formación de activos externos.
¿Es esa agenda neo-estatista e intervencionista un problema para Massa? Probablemente no, dado el espíritu pragmático que el tigrense ha demostrado en su carrera. En todo caso, las chances de que Cristina lo apoye dependerán de si él está dispuesto a comprometerse ahora con la aplicación del programa de gobierno progresista con el que la vice viene insistiendo en sus últimos discursos.
En definitiva, la única chance de que Massa pueda recibir el apoyo K es que Cristina pueda persuadir a sus militantes de que, esta vez, lo importante no será el candidato sino "el proyecto".