Milei cosecha críticas y reveses electorales: ¿el "círculo rojo" ya le bajó el pulgar?
Es una de las preguntas que más resuenan en el ámbito político argentino por estos días: ¿el "círculo rojo" le bajó el pulgar a Javier Milei? Los rumores venían ganando intensidad en las últimas semanas -tras las críticas a la propuesta de la dolarización- y alcanzaron su punto máximo con la ausencia del candidato libertario en la reunión anual de AmCham, la cámara de empresas estadounidenses con presencia en la Argentina.
Es uno de esos eventos que nadie quiere perderse, ni siquiera los peronistas. O, mejor dicho, especialmente los peronistas. Estuvo Daniel Scioli, quien repitió frases gratas a los oídos del establishment, como que una de las contribuciones a recuperar la estabilidad es "dejar de emitir". También estuvo el cordobés Juan Schiaretti, quien recordó su historia de política amigable con el campo, su apego al equilibrio fiscal y su esfuerzo por disminuir la carga fiscal.
Hasta el "no candidato" Sergio Massa -que suele hacer ostentación de una nutrida agenda de contactos en el país del norte- se preocupó por dar el presente, con una participación al cierre del evento, en la cual esbozó un programa de gobierno de cinco puntos, casi todos vinculados a oportunidades de inversión para quienes estaban en el auditorio.
Y, por supuesto, los opositores Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bulrich, que se comportaron como si estuvieran "jugando de local", dieron detalles sobre cómo imaginan el inicio de sus eventuales mandatos.
Pero la nota del día fue la ausencia de Milei, que en las últimas encuestas aparece como el candidato con mayor intención individual de voto, ya en un nivel de 24,7% y subiendo. Los encuestadores destacaron que su crecimiento se da tanto a expensas de Juntos por el Cambio como del Frente de Todos.
De hecho, fue motivo de rumores varios el por qué de la ausencia de Milei. Algunas versiones apuntaron a que los organizadores del evento de AmCham habían preferido no invitarlo por no haber quedado conformes con la imagen que dio Milei en el evento empresarial del Llao Llao, pero otras apuntaron a que en realidad sí se le había cursado invitación pero el propio candidato declinó participar.
Lo cierto es que mientras los candidatos se mostraban ante el auditorio más poderoso de la Argentina, Milei se encontraba en Tucumán, haciendo campaña para su aliado Ricardo Bussi.
Y ese mismo día machacó sobre uno de los temas que más lo está alejando del empresariado argentino: su radical propuesta para una dolarización total de la economía.
Como para que no quedaran dudas de que se está refiriendo a un cambio estructural del sistema monetario y no a un esquema intermedio como el de la coexistencia del peso con el dólar, Milei criticó otras propuestas que esbozaron economistas de Juntos por el Cambio.
"Un sistema bimonetario generaría una distorsión muy grande en la distribución del ingreso y conlleva riesgos de una hiperinflación", dijo Milei en conferencia de prensa en Tucumán.
"Con ese sistema estarían bien quienes ganen en dólares y mal aquellos que ganen en pesos. En cambio, la dolarización permite evitar una híper, porque rescatás toda la deuda del Banco Central. Se evita un descalabro social", argumentó Milei. Casi a la misma hora, Patricia Bullrich, la candidata con la cual ha mostrado mayor afinidad, planteaba ante los empresarios de AmCham el argumento contrario, defendiendo el curso legal para el dólar, en un régimen similar al que hoy existe en Perú y Uruguay.
La distancia del "celebrity" a la urna
Milei venía de sufrir un duro golpe en la elección provincial de La Rioja, donde su aliado Martín Menem -sobrino del fallecido presidente Carlos Menem- se ubicó tercero con apenas un 15% de los votos, muy lejos del 26% que le habían augurado las encuestas. Pero acaso el dato que más haya preocupado a Milei no sea el error de los encuestadores riojanos sino el hecho de que su "protegido" no pudo capitalizar el 49,9% de imagen positiva que, según un sondeo de CB Consultora, el libertario goza en tierra riojana.
En otras palabras, el revés de La Rioja instaló, por primera vez, la duda respecto de si "Milei-manía" que reflejan los sondeos es un fenómeno político real -es decir, con capacidad de traducirse en votos- o si refleja apenas la condición de "celebrity" del candidato y una expresión del enojo de la ciudadanía.
Fue inevitable que se empezaran a filtrar los reproches desde la interna del partido La Libertad Avanza, y que se empezara a plantear la duda en el sentido de si Milei está realmente en condiciones de superar a nivel nacional el nivel obtenido en las legislativas porteñas de 2021, cuando consiguió un 17% de los votos.
Las dudas se potencian por el hecho de que el libertario carece de un armado a nivel nacional, que lo lleva a basar toda su apuesta a su carisma personal y su presencia mediática, en detrimento del tradicional aparato territorial. Hasta ahora, no ha habido casos de candidatos que pudieran pelear una elección nacional dándose el lujo de carecer de representación propia en distritos de peso como Córdoba, Mendoza y Santa Fe.
Un punto de inflexión en los empresarios
Pero, en todo caso, el hecho de que Milei tuviera dificultades para hacer pie en provincias donde hay partidos de larga tradición no resultó tan sorpresivo. Después de todo, al propio Mauricio Macri le ocurrió lo mismo en sus primeros intentos.
En cambio, lo que sí aparece como una novedad es la incipiente señal de desconfianza y hasta temor por parte del empresariado argentino. De una inicial simpatía, producto de sus críticas a la presión impositiva que "la casta" le aplica al país productivo, se pasó a una preocupación por lo radical de algunas de sus propuestas.
Su participación en la cumbre empresarial de Llao Llao reveló esos temores. Los 120 dirigentes de las principales compañías argentinas lo escucharon con interés, pero no ocultaron sus dudas respecto de si el candidato estaría en condiciones de llevar a la práctica sus ideas.
Si sirve como indicador de estado de ánimo, al término de la reunión se realizó un simulacro de elección presidencial entre los asistentes; Milei cosechó apenas tres votos, contra 28 de Patricia Bullrich y 25 de Horacio Rodríguez Larreta.
Aquella experiencia tuvo un resultado ambiguo para Milei. Desde el punto de vista de la repercusión mediática fue inmejorable, porque instaló el tema de la dolarización en la agenda pública, y generó un debate nacional al punto que la propia Cristina Kirchner no pudo evitar tomar el asunto como centro de su discurso.
Pero en lo que respecta al "círculo rojo", el resultado dejó más dudas que certezas. Hubo un rechazo casi unánime por parte de los economistas de la ortodoxia -la mayoría de los cuales son asesores de las grandes empresas argentinas- y hasta circularon burlas sobre las verdaderas condiciones técnicas de Milei. El ya famoso papel de apuntes que preparó para hacer su exposición tenía una serie de fórmulas econométricas escritas a mano, que luego fue ridiculizado por expertos en la materia.
En cuanto a los empresarios, la propuesta dejó más dudas que entusiasmo. Algunos temen el efecto de la suba de costos en dólares cuando se aprecia la moneda estadounidense -algo que los países vecinos pueden evitar al devaluar en un momento de caída de los commodities-. Mientras que, entre los productores agrícolas, en principio hay una percepción de que la dolarización tendría efecto neutro y que el tema resulta menos relevante que la presión impositiva.
Críticas demoledoras
En los últimos días se sumaron las objeciones técnicas a la propuesta de la dolarización, algunas de ellas con serias advertencias de desastre macroeconómico.
Por caso, un reporte de un "think tank" internacional llamado Policy Center for the new South califica la propuesta de dolarización como "el regreso de una idea zombi".
Y entre los análisis críticos locales, destacó el de Marina Dal Poggetto, la influyente directora de la consultora Eco Go, quien desmenuzó uno por uno los planteos realizados por Milei. Para empezar, cuestiona los números de partida que presenta Milei tanto respecto de los activos del Banco Central como de los pasivos, y concluye que Milei está pensando en una tasa de conversión de 514 pesos por dólar, a valores de fines de abril.
"El problema es que, dado el balance del BCRA, sacar el cepo de la noche a la mañana sin capacidad para tomar deuda en el mercado y con una cantidad de pesos en la economía que crea pesos en forma endógena, puede terminar en un Rodrigazo", afirma Dal Poggetto. La sola mención de la gran crisis de 1975 causó escozor entre muchos empresarios que recuerdan o escucharon de sus mayores historias sobre quebrantos producidos a partir de aquel sacudón de precios relativos.
Por otra parte, Dal Poggetto ataca uno de los argumentos centrales de Milei: el hecho de que la sola dolarización bastará para estabilizar la economía, dado que elimina la emisión monetaria, a la que los "libertarios" ven como fuente de los problemas. Pero Dal Poggetto indica que, mientras no se resuelva el desequilibrio fiscal, la dolarización no traerá los beneficios esperados. Y puso el foco en el costo de la financiación externa.
"Vale recordar que la inconsistencia fiscal de la convertibilidad no estuvo asociada al financiamiento del déficit fiscal sino al hecho de que el país nunca consiguió el Investment Grade, el riesgo país no bajó de 400 pbs. de manera sostenida y la tasa de interés de la deuda en dólares prácticamente no bajó de 10% -argumenta la economista de Eco Go- Fue esta dinámica la que llevó a una carga de intereses y amortizaciones que se volvió insostenible cuando la Reserva Federal subió la tasa de interés en 1996 y la mantuvo alta durante mucho tiempo".
Y, para rematar, señala que la dolarización ni siquiera es una garantía de que el Estado argentino termine con la emisión de moneda propia, tal como quedó demostrado cuando, hacia el final de la convertibilidad, los gobiernos provinciales faltos de fondos emitieron sus cuasimonedas, como los recordados "patacones".
¿Desconfianza en EE.UU.?
En definitiva, lo que en un principio pareció un discurso que podría generar una adhesión unánime entre el empresariado, por su componente anti intervencionista, hoy ya aparece con flancos débiles que son objeto de críticas desde el propio "establishment".
Y es en ese punto cuando surge uno de los grandes interrogantes del momento: ¿qué piensan de Milei en Estados Unidos?, ¿qué tipo de reportes hará la embajada?, ¿se lo percibe como un aliado de alineamiento automático o como un populista impredecible?
Desde el entorno del candidato manifiestan seguridad en el sentido de que, en caso de que Milei alcanzara la presidencia, Estados Unidos le daría amplio apoyo, incluyendo en el plano financiero -lo cual, entre otras cosas, permitiría el rescate de los pesos para aplicar la dolarización-.
Sin embargo, empiezan a aparecer señales en contrario. La ausencia del candidato en AmCham incrementó las suspicacias respecto de que hay desconfianza. Y, como contrapartida, se notan señales de acercamiento y apoyo hacia figuras con propuestas menos radicales, como Horacio Rodríguez Larreta y el propio Sergio Massa.
Y circularon versiones sobre consultas del Departamento de Estado a la embajada en Buenos Aires, indagando sobre el grado de confiabilidad del candidato.
Hasta ahora, aunque hubo reportes de firmas de inversión que expresaron sus dudas sobre la propuesta de la dolarización, no hubo reacciones a nivel oficial. El antecedente más cercano es el debate ocurrido hacia el final del gobierno de Carlos Menem, en 1999, cuando se llegó a considerar una dolarización no de forma unilateral -como plantea ahora Milei- sino coordinada con Estados Unidos, lo que implicaría cierta intervención de la Reserva Federal en el proceso, una situación inédita para economías de la escala argentina.
Pero mientras la embajada mantiene su tradicional neutralidad en cuando a manifestar preferencias por candidatos, en la prensa estadounidense ya se empiezan a trazar paralelos entre Milei y representantes del "populismo de derecha" ahora en desgracia, como el ex presidente brasileño Jair Bolsonaro, y hasta el mismísimo Donald Trump.