Con mensaje para la interna electoral, Alberto defiende su gestión y pone a la oposición y a la Corte en la mira
El presidente Alberto Fernández llegó al Congreso en un clima caldeado por la pelea que mantiene con el sector de la vicepresidenta Cristina Kirchner y se fue, dos horas después, con aplausos de la bancada del Frente de Todos y gritos de Juntos por el Cambio, en un cuadro que anticipa el clima electoral y que puso a Juntos por el Cambio y la Corte Suprema como rivales a vencer.
Sin hacer ninguna mención a su eventual candidatura para la reelección, algo que irrita al kirchnerismo y que hizo recrudecer la pelea en los últimos días, el Presidente intentó en su discurso ante la Asamblea Legislativa cerrar la disputa interna al combinar la defensa de su gestión y estilo "moderado" con gestos conciliadores a Cristina Kirchner, principalmente en materia judicial y con fuertes críticas al máximo tribunal.
Esos fueron dos de los cuatro ejes que tuvo la exposición de Fernández. Los otros dos fueron las comparaciones con la gestión anterior en la antesala de la competencia electoral y la pelea por los fondos coparticipables con la Ciudad de Buenos Aires, el trampolín de Horacio Rodríguez Larreta como candidato presidencial por Juntos por el Cambio.
Con todo ello, el Presidente manejó el clima del recinto: desde el tibio saludo protocolar con Cristina Kirchner pasó a los aplausos de cortesía y terminó con los gritos encendidos de toda la bancada de Juntos por el Cambio. Pero además, pudo dejar un mensaje: dar por terminada la interna sobre la gestión del Gobierno y enfocarse en la carrera electoral con un candidato todavía en suspenso pero contra un rival bien definido.
Alberto Fernández en el Congreso: gestos a Cristina y la Corte en el centro del discurso
Fernández recordó el intento de asesinato contra Cristina Kirchner como "uno de los episodios más desgraciados de los 40 años de democracia" que se conmemoran este año y, mirando al sector donde se sentaron los jueces de la Corte Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, exigió "a la Justicia que profundice la investigación" con "la misma premura con la que archiva causas en las que jueces, fiscales o empresarios poderosos asoman como imputados".
También calificó a Cristina Kirchner como víctima de un "simularon un juicio" que busca "su inhabilitación política", en otro dardo al Poder Judicial. Con todo ello, recibió más aplausos de la bancada oficialista y sobre todo del ala K que durante el repaso de acciones de la gestión y los indicadores económicos. La oposición aplaudió cuando mencionó la condena contra la vicepresidenta.
A pesar de que no faltaron gestos de que la interna continúa, como fue la ausencia por segundo año consecutivo de Máximo Kirchner en su banca, Fernández envío numerosas señales hacia ese sector , entre ellos mencionar dos veces el "Impuesto a las grandes fortunas" que impulsó el hijo de la vicepresidenta como una herramienta importante para su gestión.
Entre esos gestos y el enfrentamiento con la oposición, la Corte Suprema funcionó casi como eje conector. Ese mismo tribunal, máxima autoridad del Poder Judicial que mantiene cercada a la principal dirigente de la alianza oficialista, actúa en línea con Juntos por el Cambio según sugirió el Presidente en su exposición.
Al mismo tiempo, consideró que esa coalición política hizo "estallar la economía hace apenas 3 años" y ahora "anticipan un nuevo embate privatizador sobre las empresas públicas precedido de una campaña de desprestigio", en medio de una discusión por los fondos de la Ciudad de Buenos Aires en la que "pretenden consolidar las enormes asimetrías que aún existen en la Argentina".
Todo ese hilo argumentativo generó sonoros festejos de la bancada oficialista en el recinto de la Cámara de Diputados y fuertes reproches en el ala que ocupaba Juntos por el Cambio, de la cual se terminaron retirando Martín Lousteau y otros diputados porteños mientras Rodríguez Larreta, sentado a la izquierda del estrado del Presidente, negaba con la cabeza.
La oposición y la Corte en la misma mira, con la Ciudad de testigo
Con esa combinación de aplausos y gritos Fernández logró resumir el escenario electoral, a la vez que alimentó una línea discursiva bien definida de cara a la campaña en la que el Frente de Todos enfrenta a un Juntos por el Cambio envalentonado por las encuestas, con Rodríguez Larreta ya lanzado como precandidato presidencial.
La coalición opositora y el Corte Suprema fueron puestos al mismo nivel en el discurso del Presidente, cuando criticó la pelea legal entre la Ciudad y la Nación por los fondos coparticipables y defendió la postura del oficialismo.
"Los episodios recientes en la disputa por los recursos nacionales y su coparticipación con nuestras provincias hicieron evidente cual es el bloque de intereses tradicionales que pretenden consolidar las enormes asimetrías que aún existen en la Argentina", lanzó Fernández, antes de remarcar que "la Corte Suprema de Justicia aseguró con una cautelar a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires recursos coparticipables que no le corresponden".
Entre el enojo y los reproches a viva voz de la oposición en el recinto, el Presidente recibió furibundas críticas de Fernando Iglesias, uno de los halcones del PRO y retrucó: "Es un honor que me insulte, Iglesias". Atizó más el fuego cuando sostuvo que el distrito porteño "no forma parte del convenio" de coparticipación entre la Nación y las Provincias.
Con el clima ya caliente, el Presidente acusó a la Corte de haber "tomado por asalto al Consejo de la Magistratura", otra pelea política que unifica a los distintos sectores del oficialismo con la oposición como rival y el máximo tribunal como principal apuntado. Y para cerrar, volvió a hacer referencia al "espionaje ilegal" que le atribuyen al gobierno anterior.
Mensaje electoral y ¿una pista sobre su futuro?: la sugestiva frase sobre su mandato
El Presidente intentó mostrar un alineamiento entre Juntos por el Cambio y a la Corte como un "bloque de intereses" que consolida las "asimetrías", en oposición a un Gobierno que intenta timonear el barco sin "incremento de la pobreza" y que logró "3 años consecutivos de crecimiento del PBI" como "no sucedía desde 2008".
Junto a advertencias sobre una propuesta "neoliberal" que emerge desde esa oposición, Fernández cerró un mensaje electoral en toda regla, una largada para la campaña. Sin embargo, esquivó la definición electoral que le reclaman tanto el kirchnerismo como su ministro de Economía, Sergio Massa, elogiado en el discurso.
En cambio, optó por defender su estilo de gestión "moderado" y resaltar que "con esa moderación" enfrentó "a los acreedores privados" y al FMI y le "puso el pecho a la pandemia". Una revalorización de sus cuatro años de mandato que intentó reforzar con la enumeración de acciones de gobierno que beneficiaron a pequeños empresarios, docentes y trabajadores como los que llevó de invitados a los palcos.
Además, mencionó dos veces la conclusión de su mandato y casi sobre el final de su discurso sostuvo que "podrán tener la certeza de que habrán tenido un presidente que le puso el pecho a cada problema que enfrentó". Un pasaje llamativo en momento en que dentro de la alianza oficialista hay expectativa por que defina si será o no candidato.
Así, mientras el Frente de Todos discute su armado electoral, Fernández dio el que podría ser su último discurso ante el Congreso sin gestos marcados de reproche por parte de Cristina y su espacio con una defensa de su gestión y con Juntos por el Cambio en la vereda de enfrente, con la Corte a la misma altura.
Ahora sí, empieza la campaña.