El enigma Massa: es el que más puede darle pelea a Larreta o Bullrich, pero aún no se decide
La candidatura presidencial del Frente de Todos es un misterio, pero empiezan a aparecer ciertas chances de que Sergio Massa se transforme en candidato.
"Esta muy usado ‘la gran esperanza blanca’, ¿no?", dice la primera fuente consultada, por cierto muy, pero muy cercana a La Cámpora. Se refiere al ministro de Economía qué, si bien pelea permanentemente contra indicadores nefastos, va consiguiendo ciertos éxitos económicos y es el único dirigente del oficialismo que podría dar una batalla electoral medianamente seria.
El primer escollo para que el tigrense se transforme en candidato presidencial es el mismo Massa.
El superministro nunca quiso ser candidato, al menos no era su plan inicial, pero existen varios elementos que podrían modificar su decisión.
Qué puede modificar la decisión de Massa
El primero de ellos es la gestión. Si bien su imagen pública no mejora mucho en las encuestas, existe una disociación entre la valoración de su figura y la ponderación de lo que ha hecho al frente de la cartera de Hacienda.
"Hay que unificar a Massa con "la gestión de Massa" en la mente de los electores, es un proceso, pero no es tan complejo, y eso le daría posibilidades electorales", dice un consultor que merodea la cercanía del ex jefe de Gabinete de Cristina Kirchner.
El segundo elemento es el equilibrio conseguido. Massa, pese a sus políticas de corte más liberal que progresista, ha conseguido ser valorado por el kirchnerismo o, al menos, buena parte de él, en especial por Máximo Kirchner.
Mantiene cierta cercanía con el albertismo, porque nunca la emprendió contra el presidente, y lo tienen bien conceptuado los gobernadores y sindicalistas.
El enigma Massa
Dentro de los estamentos de poder, si bien lo ven dentro del gobierno como parte de la política oficial, no terminan de saber que creer. En la Justicia, por ejemplo, enemigo público número uno del gobierno, no tienen claro que piensa Sergio.
"Cada vez que hay un quilombo, sea con Cristina o con Alberto, él se pronuncia con algún tuit, pero casi nunca se entiende si está en contra nuestra, de ellos o de nadie", dice un juez federal de fuerte peso político. Es cierto, y probablemente es calculado: no ganar enemigos innecesariamente es parte de la estrategia massista.
El problema que el ministro de Economía percibe, es que no puede seguir perdiendo y menos con guarismos bajísimos como ha obtenido anteriormente. Massa ya fue candidato a presidente, rondó en el mejor de los casos, el 20% de los votos, otra elección enfrentando resultados de ese tenor, lo dejaría colocado como un "perdedor serial", dicen en su entorno, donde buscan protegerlo.
Pero también el de Tigre entiende que, su idea inicial de esperar a 2027, tiene sus riesgos. "Y, empieza a dudar, porque si alguien de Juntos se hace de la presidencia este año, y gobierna con mediano éxito, en 2027 no lo sacás y en 2031 quien sabe donde está Sergio o si alguien se acuerda que existe", reflexionan dentro del Frente Renovador. Es la gran duda.
Meses decisivos
De acá a abril, el superministro tendrá tiempo de tomar mejor temperatura de la realidad. En el Frente sin embargo explican que: "Massa puede pelearle votos incluso a los halcones de PRO. Tiene un discurso contra el delito, por ejemplo, que es similar al de (Patricia) Bullrich o (Mauricio) Macri. La gente de la derecha ve con simpatía sus contactos con los sectores de poder de Estados Unidos, sus relaciones financieras y la izquierda peronista liderada por el cristinismo, lo adoptó. No es que confíe, pero lo ve bien y lo va a preferir siempre antes que al macrismo. Entonces, empezá a sumar: voto duro K, ponele un 20%, algunos peronistas provinciales que se le sumen, 8 o 10%, algo que le robe al PRO y ya andamos por un 35%. Por supuesto, con eso se puede perder, pero Sergio quedaría como el referente absoluto de la oposición y el candidato natural al 2023, eso no estaría nada mal", analizan en su entorno cercano.
Sin embargo, enfrenta un problema llamado Alberto Fernández. El presidente no se resigna y quiere pelear la reelección y el massismo duda si enfrentar al propio presidente en una primaria en agosto. El desgaste puede ser grande, el cruce o el debate entre ellos puede dañarlos a ambos. "Imaginate que no hay antecedentes de que un presidente y su ministro de Economía vayan a una contienda electoral uno contra otro", explica un estratega peronista que argumenta: "me cuesta visualizarlo".
Dentro de las huestes del hombre de Tigre están bastante molestos con Alberto: "El tipo vive una realidad paralela. Es como un autista, cree que puede cuando es el tipo más ridiculizado del país. Toma iniciativas que nos perjudican a todos, después retrocede. Tiene una centralidad hilarante, puede envolver a Sergio en una suerte de batalla retórica de estupideces de la que es difícil salir", temen en su entorno.
Pero lo cierto es que, lo que hace tres meses se descartaba de plano, la candidatura presidencial de Massa, hoy es una gran posibilidad que el peronismo todo valora con intensidad y que, cada día, está más cerca.