Tras la condena, Cristina consolida su liderazgo interno y apuesta a un paralelismo con Lula en el debate judicial
Las primeras horas posteriores a la condena de Cristina Kirchner y su impactante mensaje posterior -en el que anunció su renuncia a ser candidata- dieron la pauta de cómo será la nueva etapa que ella imagina para el peronismo: lejos de quedar retraído, pasar a la ofensiva, y con ella como líder indiscutida.
Todavía no se habla oficialmente del "operativo clamor" para tratar de que la líder del kirchnerismo reconsidere su posición, pero hay una explícita convocatoria desde la interna partidaria a expresar la fidelidad hacia la vicepresidenta.
Las consignas son claras y se pueden sintetizar en estos puntos:
- El principal concepto a instalar en la opinión pública es que Cristina ha sido proscripta por el "partido judicial" en connivencia con medios de comunicación y sectores del empresariado.
- Cualquier resultado electoral que surja en esas condiciones tendrá una legitimidad limitada, en una situación análoga a la de los presidentes Arturo Frondizi y Arturo Illia en los tiempos en que el peronismo no podía participar en elecciones y sus militantes votaban en blanco.
- El episodio de la reunión en Lago Escondido y el escándalo de los chats en los que se coordina la confección de facturas "truchas" es la prueba definitiva de que el lawfare no es una teoría sino una situación real.
- Todo el peronismo debe encolumnarse en la causa de Cristina y asumir una actitud más decidida en la confrontación con los "poderes reales".
- La estrategia judicial debe apuntar a la declaración de nulidad del juicio, y se hace una expresa comparación de la situación de Cristina con la que le permitió al brasileño Luiz Inacio Lula Da Silva recuperar la libertad y volver al poder.
Empieza la nueva campaña contra el "lawfare"
La propia Cristina se encargó de dar la señal hacia su militancia y hacia el resto del ámbito político: lo último que piensa hacer es recluirse en su casa. El primer gesto en ese sentido fue asistir a un encuentro partidario la misma noche del martes en que fue condenada.
Se trató de una reunión con dirigentes kirchneristas en la localidad bonaerense de Ensenada, que se mostraron sorprendidos por la presencia de Cristina en un momento tan particular. Omar Plaini, del sindicato de canillitas, contó que el mensaje fue "seguir organizados, enfrentando lo que haya que enfrentar".
En tanto, el intendente de Ensenada, Mario Secco, dejó una frase sugestiva: "Cristina dice que nos hagamos cargo. Todos aquellos que se hacen los que no la entendieron, que se hagan cargo".
Por si quedaban dudas de que se trataba de un mensaje hacia la propia interna partidaria, también más tarde dos figuras de primer nivel, el gobernador Axel Kicillof y el dirigente de La Cámpora Andrés Larroque, se manifestaron en el mismo sentido.
Larroque, a quien habitualmente se lo considera el principal portavoz de Cristina, reclamó una movilización masiva para demostrar apoyo ante la condena judicial y llamó a "asumir la pelea que hay que dar con el poder real".
En los diversos medios de comunicación afines al kirchnerismo, todas las notas editoriales repitieron esa misma línea discursiva. Si bien nadie mencionó expresamente a Alberto Fernández, las alusiones eran obvias: abundaron los reclamos en el sentido de asumir una pelea más frontal contra "el lawfare" y no quedarse apenas en la redacción de comunicados y la publicación de mensajes en Twitter.
Un peronismo alineado tras la líder
Por lo pronto, ese reclamo de Cristina parece encontrar un rápido eco en el peronismo. Ya se está organizando un acto público en el Centro Cultural Kirchner, para el próximo lunes, en el cual el presidente Alberto Fernández hablará en la apertura y la propia Cristina en el cierre. Todo un gesto político que marcará una nueva etapa en su relación, que en los últimos meses ha estado caracterizada por la tensión y la falta de diálogo.
Habrá saludos de dirigentes del exterior, entre ellos ex presidentes también en problemas judiciales, como el ecuatoriano Rafael Correa y el boliviano Evo Morales.
Pero, sobre todo, el objetivo es mostrar un peronismo unido, que estará representado por sus diversas facciones, incluyendo algunas que en su momento habían estado enfrentadas con el kirchnerismo y que tuvieron un acercamiento reciente.
También estarán presentes gobernadores provinciales, que difundieron un comunicado de solidaridad con la vicepresidenta luego de conocido el fallo judicial. En el texto, la llamada "liga" de líderes peronistas del interior, además de calificar al juicio Vialidad como "burdo proceso judicial", toma la argumentación de la proscripción.
"La inhabilitación para ejercer cargos públicos dictada hoy es el nuevo ropaje jurídico en la histórica proscripción que sufrió el peronismo toda vez que fue derrocado del poder por la fuerza, tal como aconteció en 1955 con la revolución libertadora y en 1976 con la última dictadura cívico militar que tuvo como saldo la muerte y desaparición de 30 mil argentinos", escribieron los gobernadores.
Mientras tanto, en el Congreso hubo declaraciones públicas de los bloques de senadores y diputados del Frente de Todos, que apuntaron contra la "mafia judicial" y también contra la oposición, por la participación del ministro de seguridad porteño, Marcelo D’ Alessandro, en el ya famoso viaje a Lago Escondido y sus amenazas derivadas de los chats que salieron a luz.
Y, en respuesta al pedido de acción concreta contra la "mafia judicial", el Gobierno, a través del ministerio de Justicia, anunció que había presentado una denuncia penal en la fiscalía federal de Bariloche para que se investigue el controvertido vuelo, que involucra a 10 personas, incluyendo al juez Julián Ercolini, que instruyó la causa Vialidad.
¿Sin Cristina no hay democracia?
Pero, más allá del previsible contraataque al poder judicial, el gran interrogante que flota en todo el ámbito político es qué tan definitivo será el "renunciamiento" de Cristina a aceptar candidaturas en 2013, lo que implicaría que a partir del 10 de diciembre de 2023 dejaría de estar protegida por los fueros parlamentarios.
En ese contexto ya se empezó a mencionar nombres de los presidenciables que se perfilan mejor en los sondeos, como el ministro de Economía, Sergio Massa, el ministro del interior, Eduardo De Pedro o el gobernador bonaerense, Axel Kicillof.
Pero lo cierto es que, pese a la vehemencia con la que Cristina anunció su decisión, tanto en el peronismo como en la oposición se especula respecto de si, en el largo semestre que falta para el cierre de las candidaturas, habrá margen para un cambio del panorama. Sobre todo, por la posibilidad de que, por percibir que la condena judicial es injusta, haya un cambio en la opinión pública favorable a la vicepresidente y se produzca el remanido "operativo clamor".
Los referentes peronistas han dejado entrever esa esperanza. Larroque fue el menos optimista, al afirmar: "Conociéndola a ella, me parece que la decisión es terminante". Sin embargo, ratificó que "ella es la más capacitada, el liderazgo más profundo de la política argentina, pero no puede ella sola".
Bajo esa óptica, la convocatoria del kirchnerismo es a redoblar la militancia no con la idea de instalar a un nuevo líder, sino para "ir a una redefinición del funcionamiento de las instituciones" y de que todo el peronismo "asuma la disputa con el poder real".
Lo cierto es que entre los referentes mediáticos del kirchnerismo están haciendo un llamamiento a la militancia a tomar el fallo contra Cristina como un inicio y no el cierre de un ciclo. Y el mensaje que se quiere instalar es contundente: "Sin Cristina Kirchner candidata, no hay democracia de verdad".
Entre los analistas políticos, mientras tanto, no hay duda sobre la consecuencia política del "renunciamiento" de Cristina: lejos de bajar el perfil, su protagonismo será más acentuado. Así lo cree Gustavo Marangoni, quien planteó: "Esto puede preservarla como la arquitecta del Frente de Todos y le hace recuperar la lapicera para la confección de las listas".
"Lulizando" la causa judicial de Cristina
Mientras persisten las dudas en torno a las candidaturas, lo que sí parece claro es cuál será la estrategia desde el punto de vista judicial: aprovechar el escándalo de los chats de Lago Escondido para redoblar la campaña contra el "lawfare" y apuntar a que el juicio pueda ser declarado nulo.
Ya lo había adelantado expresamente Gregorio Dalbón, abogado de Cristina, anticipando un fallo negativo. "El único destino del juicio será la nulidad absoluta del mismo y el juzgamiento de los jueces y fiscales del lawfare. El juicio es ilegal, las resoluciones entre ‘pares’ son una vergüenza".
Y advertía que su defendida volvería al poder, de la misma manera que Lula en Brasil, después de haber sido condenado y encarcelado.
La analogía entre la situación judicial y política de Cristina con Lula ha sido una constante desde que el líder del PT ganó la elección en el país vecino. El inédito interés y la consiguiente cobertura mediática que se realizó sobre ese comicio estaba alentada por ese paralelismo: Lula se reivindicó mientras el juez Sergio Moro cayó en el descrédito, después de haber sido celebrado como un héroe nacional, de haber sido ministro de Justicia y hasta pre candidato presidencial.
Lo que determinó ese cambio de suerte entre los dos protagonistas del juicio fue el hecho de que el Supremo Tribunal Federal entendió que Moro no se había comportado con la imparcialidad que su condición de juez exigía, con lo cual la causa fue revisada y Lula liberado. Más adelante, las otras causas contra Lula fueron anuladas por problemas de jurisdicción, con lo cual el ex presidente quedó rehabilitado para actuar en política.
Y uno de los elementos determinantes para la liberación de Lula fue la filtración de mensajes de Telegram entre el juez Moro y el fiscal del caso "Lava Jato". Ahí se evidenció que, lejos de ser imparcial y apartidario, el ministerio público había actuado con criterio político y no había puesto en consideración hechos que favorecían la defensa de Lula.
Es por eso que, entre los muchos mensajes de solidaridad que recibió Cristina, el más festejado fue, precisamente, el del presidente electo brasileño: "Mi solidaridad con la vicepresidente de Argentina, Cristina Kirchner. Vi su manifestación de que es víctima de lawfare y sabemos bien aquí en Brasil cuánto esa práctica puede causar daños a la democracia. Hago votos por una justicia imparcial e independiente para todos y por el pueblo de Argentina".
Para los partidarios de Cristina, la consigna es "lulizar" la situación judicial argentina. "Así como una vez pasó en Brasil que aparecieron los Telegram del lawfare, ahora aparecieron los chats del lawfare argentino", fue la frase de un editorial radial en "El Destape".
Con la renovada campaña contra el "Estado paralelo" que involucra a la "mafia judicial", ese es el objetivo: ganar la batalla de la opinión pública e instalar la idea de que el juicio estuvo viciado de parcialidad y motivación política.