Lobby | Por qué Bullrich tensa la interna del PRO y renueva una silenciosa disputa con Macri y Larreta por 2023
"El presidente está jugando con fuego: en vez de investigar seriamente un hecho de gravedad, acusa a la oposición y a la prensa, y decreta un feriado para movilizar militantes. Convierte un acto de violencia individual en una jugada política. Lamentable", escribió Patricia Bullrich el pasado jueves por la noche. Con esa frase utilizó su cuenta de twitter para criticar la decisión del presidente Alberto Fernández de establecer un asueto el viernes por el intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernándes de Kirchner. El magnicidio fallido conmocionó a todo el país y también dejó en evidencia que las diferencias internas en el PRO son dificiles de resolver.
Más aún cuando sus dirigentes tienen que buscar una posición común ante un hecho de la inusitada gravedad, como fue el ataque que afrontó la titular del Senado a las 21.10 del pasado jueves.
A diferencia de casi todos los dirigentes de Juntos por el Cambio, la presidenta del PRO no se solidarizó en ningún momento con CFK y fue una de las pocas voces opositoras que siguió desconfiando de los hechos y también de los anuncios presidenciales posteriores.
El tono fue muy similar a las expresiones inmediatas que tuvo la diputada provincial por Santa Fe del mismo partido, Amalia Granata. "Todo armado, qué pantomima. ¡Ya no saben qué hacer para victimizarla y que suba en las encuestas! Se les acaba la joda del choreo y la corrupción. Vamos Argentina que podemos salir adelante sin estos delicuentes", escribió la legisladora macrista.
Sus palabras desataron un rechazo mayor que el cosechado por Bullrich y el justicialismo provincial en el recinto intentó promover su destitución por promover discursos de odio. El señalamiento obligó a Granata a bajar un cambio para afrontar el desgaste de sus propias declaraciones.
"Primero quiero aclarar que yo no tengo ningún discurso de odio, que es lo que quieren instalar constantemente sobre mi persona, ni incito a la violencia sino por el contrario creo que la violencia viene del otro lado. Si ustedes leen los comentario de mi tuit y ven el nivel de violencia que recibo diariamente por solo escribir lo que pienso es terrible", se justificó la legisladora santafesina.
Bullrich tensa la interna del PRO: qué disputa con Macri
La titular de su partido no se desdijo a pesar de los planteos que le hicieron sus colegas, e incluso el expresidene Mauricio Macri, que no se plegó a los términos de sus declaraciones.
En su lugar, repudió el atentado fallido y dejó en evidencia, sin decirlo, que no estaba de acuerdo con las expresiones de su exministra de Seguridad y mucho menos de la legisladora santafesina.
"Mi repudio absoluto al ataque sufrido por Cristina Kirchner que afortunadamente no ha tenido consecuencias para la vicepresidenta. Este gravísimo hecho exige un inmediato y profundo esclarecimiento por parte de la justicia y las fuerzas de seguridad", escribió el magnate de su cuenta de twitter, aunque cinco días antes había tenido una dureza similar a la que tuvo Bullrich con los incidentes que se desataron cuando el gobierno porteño decidió instalar un vallado en la esquina de Juncal y Uruguay, donde vive CFK.
"La responsable de este desborde y alteración de la paz es CFK, que nuevamente atropella las instituciones, creyéndose por encima de la ley. Se victimiza para promover el caos. Envío mi apoyo a las fuerzas de seguridad y al Gobierno de la Ciudad y mi solidaridad con los vecinos", había lanzado el fundador del PRO cuando los incidentes ya habían hegemonizado el último sábado de agosto.
Macri fue muy lejos en su defensa del operativo que eligió el alcalde Horacio Rodríguez Larreta, pero sus palabras empalidecen ante una Bullrich que lo trató de "debilucho" por no haber repuesto el vallado que un grupo de manifestantes derribó durante la tarde de esa jornada.
Bullrich, también contra Rodríguez Larreta
"Nos pasó en nuestro Gobierno que nos quisieron correr con el helicóptero, que nos tiraron las 14 toneladas de piedras, que nos fueron debilitando el poder. Por eso yo grito y le digo a Horacio: Si vas a poner un operativo, bancalo. Hay que bancarlo", dijo la titular del PRO contra el alcalde, uno de sus principales competidores en la carrera presidencial para el año que viene.
Sus palabras desataron una crisis interna en el partido amarillo porque Rodríguez Larreta consideró que había cruzado un límite y así se lo dijo cuando Macri los reunió esta semana en un restaurante de Puerto Madero junto a otros dirigentes del PRO.
Los asistentes a la comidad contaron que el alcalde estaba furioso con Bullrich y que la dirigenta le devolvió todas las críticas. Es precisamente una de las características que Macri más critica de su exministra. En la intimidad sostiene que ella nunca negocia y que castiga a todos sus adversarios internos sin dejarles ningún margen para descomprimir. Eso fue lo que sucedió en el último almuerzo, donde Macri buscó contemporizar pero sin ocultar su renovado malestar por la intransigencia de Bullrich.
Hasta la fundadora de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, salió en defensa de Rodríguez Larreta, pero luego de asegurar que la Policía Federal la espió durante el gobierno de Macri cuando Bullrich estaba en Seguridad.
La exministra dijo que Lilita se había confundido, pero no la desmintió. El escozor por las denuncias que lanzó la fundadora de la Coalición Cívica generaron preocupación en JxC pero pasaron a un segundo plano con el intento de magnicidio. Dejaron paso al escepticismo de Bullrich por el atentado. La reacción la dejó muy emparentada con el silencio que todavía mantienen los diputados nacionales de ultraderecha, Javier Milei y Carolina Villarroel, los dos escaños del bloque "La Libertad Avanza". Ninguno se solidarizó con la vicepresidenta ni condenó el atentado. Casi la misma cornisa por la que se mueve Bullrich, la gran aliada que tiene ese espacio político dentro del PRO.
El expresidente no descarta buscar una nueva candidatura presidencial el año que viene. Bullrich lo considera una amenaza para sus planes de 2023. Lo mismo piensa sobre Rodríguez Larreta. En ese marco se originaron los distintos posicionamientos de esta semana, con una exministra de Seguridad que está dispuesta a todo con tal de no quedar afuera el año que viene.
A Rodríguez Larreta lo sacó de las casillas cuando lo trató de blando y a Macri lo puso en un lugar incómodo cuando redobló su ofensiva discursiva para endurecer sus planteos. Por esa dinámica volvió a quedar hiperexpuesta cuando deslizó sospechas e incredulidad por el atentado que sufrió la vicepresidenta. A diferencia de Granata, que buscó justificarse luego de bajar un cambio, Bullrich sigue sin cambiar de posición. Dicen que no lo hará, que la cancha ya quedó marcado y que sólo se trata del primer tiempo de una competencia que recién se definirá el año que viene.