Confidencial | Nueva estrategia del kirchnerismo: jugar todo en la calle, de acá a las elecciones del 2023
Los litigios judiciales ya no se ventilarán en los Tribunales. Las leyes ya no se votarán en el Congreso, y las elecciones, difícilmente puedan dirimirse en las urnas. El kirchnerismo ha decidido jugar todas sus fichas a la calle, al control de las masas y el manejo de la paz social.
El "fenómeno del tirador" es propio de la lucha callejera. Tal vez no estuvo calculado en la estrategia general y por eso la conmoción, pero es parte eventual del juego, puede pasar y su arma pudo dispararse. Incluso así, los acólitos de Cristina Kirchner, supieron sacarle provecho a la "casi desgracia".
El escenario de todos a la calle, que empezó después de la acusación del fiscal Diego Luciani y como respuesta protectora hacia Cristina, cuando algunos manifestantes opositores fueron a su casa a insultarla luego del alegato en la causa Vialidad, se materializó con ferocidad después de la aparición del tirador.
La secuencia de hechos fue clara: alegato fiscal, un centenar de opositores en la puerta del edificio de Uruguay y Juncal, manifestantes kirchneristas que fueron espontáneamente a respaldar a Cristina y alejaron a los opositores. "Ahí nos dimos cuenta que ese era el juego", advierten por el Instituto Patria.
Las vallas de Larreta, el puntapié inicial
Cuando al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se le ocurrió poner las vallas y luego retroceder, la estrategia se consolidó: "fue una victoria como la de las películas, los nuestros le ganaron la calle a los uniformados de ellos", siguen explicando en el think tank de "la Jefa".
El dominio de esas dos cuadras se transformó en la nueva épica kirchnerista, hasta que, en la noche del jueves, el ciudadano brasileño decidió intentar matar a la vicepresidenta. Como relámpago, se ideó el feriado del viernes y el adelantamiento de la enorme movilización que iba a materializarse el 17 de octubre. Clarito quedó entonces, la calle es toda K.
El recuento de esos hechos es necesario para establecer los parámetros de lo que viene. Cristina no puede ganar en los Tribunales, no puede dominar el Congreso y no puede imponerse en las urnas, solo puede hacerlo en la calle y allí va a desarrollar su juego, de acá a las próximas elecciones e in crescendo.
"Ya está, manejábamos otros tiempos, pero se disparó solo. Teníamos dudas, pero nos corroboraron los hechos. Imaginate ahora una sentencia condenatoria, ¿Quién se anima?" explican en el entorno de la ex presidenta.
Tensión entre Nación y Ciudad en aumento
En la reunión entre autoridades porteñas y nacionales el fin de semana pasado, para ordenar la manifestación en la puerta del piso de Recoleta que habita Cristina, el ministro del Interior, Eduardo "Wado" De Pedro, le habría dicho al ministro de Gobierno de la Ciudad, Jorge Macri: "si la condenan prendemos fuego la Ciudad". Cierta o no la afirmación, es la sensación que queda.
"¿Vos decís que los jueces de la causa Vialidad quieren 100 mil personas en las puertas de sus casas durante meses? ¿Cómo hacen los chicos para ir al colegio y la mujer para hacer las compras?" dice, previo a estallar de risa el diputado kirchnerista.
Y no, nadie quiere. Y nadie confía en que las fuerzas de seguridad puedan controlar la situación. Si lo intentan, enfrentan una batalla campal, si deciden librarla, la autoridad política que la ordenó corre el riesgo de que los eventuales pero muy posibles muertos y heridos, condenen su carrera política.
La represión de Avellaneda le costó a Eduardo Duhalde ser el único gobierno peronista que debió entregar el poder antes de tiempo, algo que los hombres del Movimiento del General se niegan a recordar. Raúl Alfonsín se fue unos meses antes, Fernando De la Rúa dos años antes, pero Duhalde, también se fue antes, incluso antes que los radicales, pudo sostener su gobierno solamente 16 meses.Lo que viene: "Mejor incierto que perdido".
Los legisladores opositores tampoco quieren sesionar sin las medidas de seguridad perfectamente ordenadas, y ¿cómo se desarrolla un proceso electoral con multitudes en las calles todo el período previo y ese mismo domingo de urnas?
"Lo tenés que razonar así: el escenario sin la variante callejera es perder todo, nación, provincia y otras varias provincias. El escenario con las calles tomadas es totalmente incierto. Mejor incierto que perdido", afirma entusiasmada la referente kirchnerista. Nada de eso deja de ser totalmente realista.
La política argentina se empieza a dirimirse en las calles y la relativización de las instituciones puede generar una crisis sin retorno, pero el kirchnerismo parece haber encontrado la puerta que le permite estar en carrera, el terreno donde el triunfo está garantizado. "¿Cómo gobernarían los que vengan si nos ganan las elecciones, con la gente en la calle desde el minuto uno? Ni van a querer ganar", dicen, muy, muy cerca de Cristina.