La grieta vuelve a crecer: ¿el caso Cristina Kirchner pone en riesgo todos los planes de Sergio Massa?
La preocupación por el futuro de la Argentina del embajador estadounidense en el país, Marc Stanley, que entiende que la Argentina enfrenta enormes retos económicos y sociales con una dirigencia política completamente agrietada, lo llevó a expresar el deseo de ver "una coalición gobernante ahora y no en el 2023".
En el mismo foro donde se produjo esta declaración, una nueva edición del Council of América, el nuevo ministro de Economía, Sergio Massa, tomó nota de la cita y, a su vez, expresó a los sectores del gobierno y de la oposición, "no tener vergüenza ni miedo" de sentarse en una mesa a dialogar para superar la crisis.
La respuesta llegó desde el oficialismo antes que de la oposición: el "Cuervo" Larroque de La Cámpora, se mostró ingenioso y le pidió tranquilidad a "Marc Braden", cambiando el apellido del actual diplomático estadounidense por el del histórico representante ante el país en los tiempos de la primera presidencia de Juan Domingo Perón, Spruille Braden, que defendió los intereses de su país en otro tiempo, década del ’40, en otro mundo y en otra Argentina, mucho más poderosa e influyente, por cierto.
La idea también recibió el reproche de parte de la vocera del Gobierno nacional, Gabriela Cerruti, quien afirmó que el representante diplomático estadounidense "debería empezar por casa con las coaliciones, porque con Trump no les está yendo muy bien. A ver si allá hacen alianzas entre los demócratas y los republicanos".
Sin dudas, una alianza entre el Frente de Todos y el PRO no es lo que estaba pensando ni Marc Stanley ni Sergio Massa ni los que aplaudieron la idea en un hotel de la ciudad de Buenos Aires.
El plan de Sergio Massa, ¿en riesgo?
El diplomático y el ministro estaban pensando en acuerdos con la principal oposición parlamentaria y con políticas de estado a desarrollar para la próxima década que, en el renovado contexto de grieta que se desató por el juicio por asociación ilícita en la causa de Vialidad que tiene a la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, como principal acusada, pueden quedar congelados y abandonados y poner en serio riesgo la gestión de Sergio Massa al frente de la economía.
Acaso el primer test que deberá enfrentar el nuevo equipo económico se producirá cuando presente, en pocos días más, el proyecto de Presupuesto para el próximo año y deba ser analizado por miembros de la oposición.
Mientras Sergio Massa realiza un recorte en los gastos del Estado que le permita cumplir con las metas del FMI, el proyecto de presupuesto 2023 se elabora en base a un crecimiento del 3,5% del PBI, con un déficit fiscal del 1,9% y una inflación proyectada cercana al 60% anual.
Sin embargo, más allá de la discusión en torno a estas cifras, lo que priorizará será el buen entendimiento entre las principales bancadas para sacar adelante lo que podría considerarse como el plan económico de Sergio Massa.
Una muestra del malestar reinante tras la polémica por la sumisión del Frente de Todos a las directrices de la Vicepresidenta que actúa según la deriva de las causas judiciales por corrupción donde se la investiga, la ofreció el senador por la Ciudad de Buenos Aires, Martín Lousteau quien afirmó, "es muy difícil dialogar con una fuerza política que tiene una vetadora final y que a lo largo del tiempo, de diferentes maneras, ha roto la confianza".
En primera instancia, Cristina Fernández ha llevado a que toda la coalición gobernante la apoyara en lo que entiende es una persecución política y mediática en su contra.
El Presidente, Alberto Fernández, terminó por involucrar a todo su gobierno en la defensa y el ministro Sergio Massa se sumó, último y sin demasiado énfasis, a la apología de Cristina.
Pero del otro lado de la grieta política, la oposición, desde los libertarios hasta los dirigentes de Juntos por el Cambio, sostuvieron las palabras del fiscal Diego Luciani que más hirieron a la Vicepresidenta y sus seguidores.
Luego de describir la que consideró como "la mayor maniobra de corrupción que se haya conocido en el país", el representante de la fiscalía cerró: "Este es el momento señores jueces; corrupción o Justicia".
La oposición entera celebró el pedido de condena y afirmaron a coro, "ahora es tiempo de los jueces".
La división de la clase dirigente y su impacto social
Sin embargo, esta división de la clase dirigente en un tema de tan alto impacto social podría no opacar los esfuerzos de Sergio Massa por recrear acuerdos necesarios que, de nuevo, el embajador estadounidense se encargó de señalar públicamente.
Marc Stanley habló de tres áreas económicas donde podrían converger intereses comunes con representantes de negocios de su país: las oportunidades que dan la energía, en especial la extracción del gas y el petróleo de Vaca Muerta en Neuquén, la minería y la explotación de los yacimientos de litio y las exportaciones agroindustriales, que tienen un lugar de relevancia en la agenda internacional ante los desafíos generados por la invasión de Rusia a Ucrania, dos de los principales productores de cereales, aceites y fertilizantes.
Para el politólogo Luis Tonelli, en el gobierno "emerge una relación bilateral entre la cancerbera ideológica del nacional populismo y el representante de los capitalistas vernáculos, especialistas en mercados regulados como el nuestro", según explicó al diario Clarín para describir las figuras de Cristina Fernández y de Sergio Massa.
Si bien Massa asume sin su Remes Lenicov, que preparó a la economía para un breve período de crecimiento post convertibilidad, y sin que se haya devaluado la moneda, la tesis de Tonelli, compartida por muchos analistas, se justifica en la posibilidad de la consolidación de la figura de Sergio Massa en el gobierno como un dirigente de centro que debe "evitar echar leña al fuego de la grieta".
Una grieta que podría convertirse en un profundo precipicio si el Presidente, Alberto Fernández, que hoy parece replegado ante el ascenso de Sergio Massa, cede a las sugerencias del ala kirchnerista del gobierno que intenta convencerlo de firmar indultos, para todos y todas, si los jueces llegaran a condenar a los acusados por los fiscales de la causa vialidad.
Un posible indulto presidencial, para lo cual sólo el primer mandatario puede hacer uso de la lapicera, sería el combustible perfecto para alimentar las llamas de una grieta que se tornaría incendiaria para el país y terminaría con los planes de Sergio Massa.