Scioli, el elegido para evitar que Cristina Kirchner detone el "plan Batakis": cómo es la nueva fase
Los contactos entre Cristina Kirchner y Daniel Scioli se aceitaron apenas el ex motonauta dejó su residencia en Brasilia para asumir en Desarrollo Productivo, tras la abrupta salida de Matías Kulfas. La relación entró en una nueva fase durante el fin de semana a puro vértigo provocado por el plantón de Martín Guzmán.
Scioli comentó a sus íntimos que el vínculo con Cristina mejoró en medio de la crisis. "Daniel siente que ella lo respeta; que lo tiene como un interlocutor de confianza", comenta un funcionario del gobierno bonaerense que lo conoce bien y que fue pieza clave durante la gestión en la provincia de Scioli gobernador.
A Alberto Fernández, la buena dinámica de ese vínculo lo alivia. El Presidente vivió con un estrés extremo el empeoramiento de la crisis. Scioli, en ese contexto, apareció como una especie de "sobreviviente designado".
Los "Fernández", junto a Sergio Massa, recompusieron el diálogo en reuniones cara a cara ante la disparada de las cotizaciones de los dólares alternativos y el peligroso agrandamiento de la brecha cambiaria.
La cuestión clave, ahora que se definieron las primeras decisiones de Silvina Batakis al frente del ministerio de Economía, es que Cristina y el kirchnerismo duro no salgan públicamente a oponerse a las medidas, que tienen un definido corte fiscal. Justo la temática que la vicepresidente venía criticando en sus últimas apariciones públicas.
¿Qué dirá (o no dirá) Cristina Kirchner?
En la Casa Rosada confían en que las conversaciones con la vicepresidenta se traduzcan en un hecho positivo: básicamente, que Cristina Kirchner se abstenga de cruzar en público las medidas que acaba de lanzar Batakis.
Desde el oficialismo no se mencionan límites de tiempo. Afirman que las gestiones de Scioli deberían servir para evitar que la vicepresidenta -o algunos de sus referentes, como Andrés Larroque o su hijo Máximo- critiquen los anuncios.
"No habrá sobrerreacciones. No esperamos un acto de apoyo; nada de eso", sugiere, en tono irónico el funcionario cercano a Scioli que accedió a dialogar con iProfesional. "Nos contentamos con que no diga ni mande decir nada", agrega.
Según la fuente, la gestión de Scioli ante la exPresidenta debería ser exitosa. "Todos dimos un paso atrás. Hubo temor ante la disparada del dólar. A nadie le sirve un escenario lleno de incertidumbre", afirma. La conclusión es que los anuncios de Batakis son una especie de "mal necesario", la última bala, que pueda prevenir el estallido.
Las críticas furiosas aparecieron desde la CTA, la central de trabajadores que es aliada del kirchnerismo y con buena llegada a Alberto Fernández. Tanto Hugo Yasky como otros referentes sindicales, como "Cachorro" Godoy salieron muy fuerte contra Batakis y reclamaron medidas de emergencia por la aceleración inflacionaria.
Yasky dijo directamente que Batakis, les habló a los mercados y reclamó una recomposición de salarios de urgencia por suma fija. Además de la creación del salario universal, algo que venía reclamando Cristina Kirchner.
"A nosotros nos conviene que aparezcan voces en desacuerdo, siempre que provengan desde las posiciones más extremas, como la CTA o Juan Grabois. Le da más relevancia a nuestro esfuerzo", comenta la fuente oficial. "Eso sí, el silencio de Cristina es más que bienvenido", reitera.
Los cálculos de Pesce, claves para el dólar
El banquero central juega un rol muy relevante en la crisis. Defiende la teoría de que el escenario cambiario mejorará hacia mediados de agosto, cuando se precisen menos dólares para pagar las importaciones de energía.
Falta mucho para eso, reconocen en el entorno de Scioli. "Pero si seguíamos como la semana pasada, seguro que antes de ese momento teníamos que devaluar", concluyen.
Según Pesce, las importaciones de energía deberían caer desde los u$s2.000 millones mensuales a menos de la mitad (u$s900 millones) el mes que viene. Debería aliviar el mercado cambiario, razonan en el Gobierno.
Los números de Batakis
El anuncio de la flamante ministra de Economía implica, desde el vamos, un recorte de los gastos de unos $600.000 millones, según ella misma se encargó de estimar.
Como ya publicó iProfesional, y de acuerdo a las propias planillas oficiales, la obra pública se convertirá en el centro del próximo ajuste.
El Presupuesto actualizado para este año indicaba fondos por $1,5 billones para la obra pública. Al mes de mayo, se habían ejecutado exactamente $400.000 millones. Si se extiende este mismo ritmo al resto del año, permitiría hablar de un ajuste de unos $240.000 anuales.
Esta fue la misma estrategia que eligió Batakis cuando fue ministra en la gestión de Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires y se vio obligada a realizar un ajuste de sus cuentas, en medio del "maltrato" al que lo sometía Cristina Kirchner retaceándole fondos.
Primera reacción: alarma entre empleados públicos
Por fuera de la obra pública, habrá que prestar atención a lo que suceda con los salarios de los empleados públicos.
Hasta ahora, los trabajadores estatales lograron un alza salarial promedio del 60%. De acuerdo a estimaciones del economista Amílcar Collante, si no hubiera un aumento adicional, el ahorro para el Estado alcanzaría a unos $100.000 millones.
Hay un capítulo menor a los mencionados, que son las transferencias a las provincias, que si se mantienen al ritmo actual podrían generar un ahorro para el Estado nacional cercano a los $50.000 millones.
¿Podrá Batakis cumplir con su objetivo? Una parte depende del escenario político, al que desde la Casa Rosada confían en que la tranquilidad en el seno de la coalición se extenderá en el tiempo.
No es lo único, claro. La crisis de confianza interna es total, y allá afuera -en los mercados internacionales-, la situación también luce muy complicada.