Pese a las señales de "paz" entre Alberto y Cristina, el kirchnerismo quiere más: ¿habrá otros cambios en el gabinete?
Poco pudo conocerse del encuentro a solas entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner la noche del lunes en la Quinta de Olivos, el lugar de residencia de la vicepresidenta durante 12 años. Pero la incomodidad de una cumbre forzada por la crisis interna y el panorama económico no fue la mejor bienvenida para la ex ocupante de la residencia.
En sectores de la coalición oficialista crece la convicción de que el gabinete de Alberto Fernández necesitaría revitalizarse luego de la renuncia del ministro de Economía Martín Guzmán. El reemplazo por Silvina Batakis no dejó conforme al kirchnerismo y piden un recambio de figuras en los ministerios.
De la frase de Cristina sobre los "funcionarios que no funcionan", se instaló la necesidad de reclamar cambios cuando las áreas de gestión no funcionan. Desde el entorno albertista, buscan surfear las tensiones políticas que enfrenta la coalición.
Tras el nombramiento de Batakis en Economía, la Casa Rosada se ocupó de echar por tierra las versiones de futuros cambios en el Gabinete. El jefe de Gabinete, Juan Manzur, que tambaleó en su cargo el fin de semana por la propuesta de Sergio Massa de ocupar ese lugar, aclaró que "no hará más cambios en el equipo de gobierno" y que el diputado "va a seguir colaborando" al frente en la Cámara de Diputados. El líder del Frente Renovador estuvo en el centro de atención luego de que se manejara su nombre como posible nuevo integrante del gabinete.
Sin embargo, Manzur dejó la puerta abierta y no todo está cerrado en el equipo de ministros. Dijo que "por ahora el Presidente no tomó esas decisiones" y que "cada uno de los ministros sigue en su área del trabajo", pero no significa que cambie de opinión sobre todo después del encuentro con Cristina Kirchner.
Una reestructuración
En medio de la renuncia de Guzmán, Massa sugirió la necesidad de un mayor cambio en el gabinete, algo que ya había planteado tras la salida de Matías Kulfas del Ministerio de Desarrollo Productivo. Como socio del Frente de Todos reclama que no hay un futuro de la coalición sin una reestructuración total del gobierno. El Presidente parece no haberlo escuchado y siguió los consejos de Cristina.
Cuando la vicepresidenta denunció el "festival de importaciones" en el acto de la CTA de hace dos semanas envió un fuerte mensaje contra el Banco Central que conduce Miguel Pesce, y la Aduana, que depende de la AFIP, en manos de Mercedes Marcó del Pont. Todavía ambos funcionarios permanecen en sus cargos.
Al kirchnerismo duro le sigue molestando un funcionario al que señalan como "estar escondido debajo de un escritorio". Se trata del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, el jefe de la cartera laboral que por ahora resiste, y es uno de los hombres de confianza de Alberto Fernández.
El ala dura reclama aumentos de salarios por decreto, algo que expresó públicamente esta semana el dirigente social, Juan Grabois. El Presidente quiere sostener al ministro con los datos de la caída del desempleo, por lo que se decidió el fin de la doble indemnización, una medida que se había tomado durante la pandemia.
Los que se fueron
Desde que Alberto Fernández asumió el gobierno el 10 de diciembre del 2019 pasó de todo. Se perdieron las elecciones de medio término, y la situación económica empeoró producto de la pandemia y de la guerra de Rusia contra Ucrania. Desde entonces el Presidente se vio obligado a implementar modificaciones en el Ejecutivo, con ministros que se fueron y otros simplemente cambiaron de área.
El Gobierno había dejado trascender que se vendrían más cambios luego de la renuncia de Guzmán. Sería como una especie de reorganización del Gobierno para salir de la crisis. Cerca del Presidente consideraban que no bastaba con cambiar un nombre para encarrilar el rumbo económico. Tras los datos pésimos de la inflación de marzo y en plena pelea con la vicepresidenta, el Presidente había evaluado con su círculo íntimo un relanzamiento de la gestión al que llamaron el "Plan de Semana Santa", algo que nunca se concretó.
Hasta el domingo pasado a las 22 horas, con la confirmación de Batakis como único cambio tras la charla telefónica entre Alberto y Cristina, sigue la incógnita sobre el futuro del resto del gabinete. La cena de ambos mandatarios habría dejado abierta la puerta a un nuevo retoque, algo que mantienen bajo un gran hermetismo desde ambos lados de la mesa. Más allá de haber limado asperezas, de esa cumbre en Olivos pudieron salir nuevas directivas para hacer frente a una nueva etapa de la actual administración antes de las elecciones presidenciales del 2023.