Alberto Fernández y Cristina Kirchner iniciaron una tregua obligada: el desafío político que le espera al Gobierno
La grave crisis política que se desató en el seno del Gobierno obligó al presidente Alberto Fernández a retomar el contacto con la vicepresidenta Cristina Kirchner tras más de 24 horas de negociaciones frenéticas y máxima tensión en la alianza oficialista. Resolvieron la urgencia de llenar la vacante en el Ministerio de Economía, pero ahora el desafío para el oficialismo es mantener la tregua el mayor tiempo posible, con la meta de las definiciones electorales de 2023 todavía lejos.
El nombramiento de Silvina Batakis como ministra de Economía en reemplazo de Martín Guzmán, cuya renuncia le echó más nafta a la crisis política del Gobierno, fue una propuesta de la vicepresidenta que Fernández aceptó. El oficialismo rechazará que haya sido una "imposición" de Cristina Kirchner y reforzará la idea de que se trató de un acuerdo entre las partes.
No obstante, ese acuerdo entre ambos fue forzado por las circunstancias: era imperioso designar un ministro o ministra antes de la apertura de los mercados, luego de más de 24 horas de incertidumbre, negociaciones, rumores sobre más cambios en el Gabinete y reclamos de casi todo el peronismo para poner en pausa la interna y encontrar una salida.
Con el contacto entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner y el nombramiento de Batakis, el Frente de Todos dio por resuelto el problema más urgente, pero dejó pendiente el debate de fondo sobre la reorganización del Gobierno y, en definitiva, sobre el liderazgo de la coalición, en medio de la expectativa sobre hasta dónde llegará y cuánto durará la tregua forzada.
Alberto Fernández resolvió lo urgente y Massa quedó en espera
La conversación de una hora que mantuvieron el Presidente desde Olivos y la vicepresidenta desde su casa en Recoleta luego de muchos meses de críticas cruzadas y de una pelea a la vista de todo el mundo fue tan importante para la coalición oficialista que dejó en suspenso la posibilidad de que Sergio Massa abandonara la presidencia de la Cámara de Diputados para asumir como jefe de Gabinete.
Fernández le ofreció el cargo, pero el tigrense venía molesto desde hacía varias semanas por la falta de rumbo del Gobierno en medio de la interna y puso condiciones. La más importante fue que el mandatario hablara con Cristina Kirchner y buscara un acuerdo para definir cómo funcionará el esquema de la gestión de aquí en adelante, especialmente en lo económico, dado que es el principal desacuerdo en la dupla presidencial.
Sin embargo, luego de que se diera el esperado contacto telefónico entre Fernández y Cristina Kirchner, la posibilidad de que Massa asumiera como jefe de Gabinete perdió fuerza, según indicaron a iProfesional fuentes del oficialismo. No hubo explicaciones claras al respecto porque, en rigor, la indefinición sobre el futuro del Gobierno continúa.
Con la designación de Batakis el Frente de Todos dio por cerrada la jornada pero no las negociaciones. En el oficialismo no se descarta que haya más cambios en el Gabinete en los próximos días y hasta se especula con un encuentro entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner para dar una señal de que se recuperó un relativo orden. Pero las certezas no abundan hoy en el Gobierno.
El hecho de que a última hora del domingo se anunciara una rueda de prensa de la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, y el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y se suspendiera minutos después porque había 7 personas en la puerta de la sala de prensa de la quinta de Olivos improvisando un cacerolazo fue un síntoma más de la desorientación oficialista.
Cristina Kirchner y Alberto Fernández: una tregua obligada
Alberto Fernández y Cristina Kirchner se comunicaron alrededor de las 20:15. Hablaron por aproximadamente una hora. El contacto se dio en medio de la presión de Massa, gobernadores y otros dirigentes del Frente de Todos para que el reemplazo de Guzmán y cualquier otro cambio en el Gabinete fuera avalado por la vicepresidenta y acompañado por un gesto de unidad. Una tregua.
Casi todos los actores de la alianza oficialista entienden que la crisis económica se profundizó debido a la pulseada a cielo abierto entre el Alberto Fernández y Cristina Kirchner por la gestión del Gobierno en general y las medidas económicas en particular.
Sin una pausa al menos transitoria en esa pelea, el fantasma de las filosas críticas kirchneristas hubiese sobrevolado al nuevo ministro de Economía y ninguna reorganización de Gobierno hubiese tenido sentido. Si bien nadie descarta que la interna vuelva a aflorar, enviar la señal de una tregua era indispensable para empezar a encarrilar el tren.
No obstante, quien hizo de mediadora para que la conversación entre Fernández y la vicepresidenta finalmente se concrete fue la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, por su buen vínculo con ambos. Según trascendió, ella terminó de convencer al mandatario, que se negaba a hablar con su socia política. Una rareza que exhibió la gravedad de la crisis política del Gobierno.
El desafío para Alberto Fernández y Cristina Kirchner es ahora mantener cierto nivel de diálogo. Es el reclamo que hicieron casi todos los actores que forman parte del Frente de Todos y saben que lo que está en juego es el futuro de corto y mediano plazo del Gobierno así como las chances electorales del peronismo en todo el país.