Lobby | A cinco meses de haber asumido su banca, ¿se desinfla el efecto Milei en Diputados?
Desde que asumió como diputado nacional el economista ultraliberal Javier Milei le puso su firma a 14 proyectos redactados por otros colegas de su bloque y de JxC. Lleva cinco meses en la banca y todavía no presentó ningún proyecto propio, elaborado íntegramente por su equipo. Todavía no cumplió su primer semestre como legislador y tampoco registra ninguna intervención destacada en el recinto. Su presencia más fuerte está afuera del Congreso y uno de sus ejes promocionales se desinfla al calor de la repetición del sorteo de su sueldo.
Pero la influencia que le falta en el recinto le sobra para incidir en la vida interna de Juntos por el Cambio y, especialmente, en el PRO. El dirigente de extrema derecha capitaliza la fuga de votos que padece la mayor alianza opositora.
Tracciona a todos los socios del espacio a posiciones que están más a la derecha de las definiciones que tuvieron hasta ahora. De ahí la conexión creciente con el ex presidente Mauricio Macri y con la titular del PRO, Patricia Bullrich. No pierden de vista que el ex economista de Aeropuertos Argentina 2000 registra en este año no electoral una intención de voto cercana al 20%. La acumulación, dicen encuestadoras de todo pelaje, es nacional pero se concentra en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
El capital simbólico que acumula lo pone en una posición ventajosa hacia el interior de JxC, aunque en ningún momento planteó sumarse. Por el contrario, el legislador porteño Ramiro Marra, le propuso públicamente al expresidente que se sume a su fuerza política. Detrás de esos mensajes también hay sobregiros en el discurso que utilizan. Para algunos es la pendiente declinante de un desgaste anticipado. Otros opinan que es la fidelización de la conversación que mantiene con su electorado.
Revelaciones que pueden perjudicar a Milei
Como le sucede a cualquier político, ese vínculo no es inalterable. Puede deteriorarse por la desaceleración de la crisis o por la revelación de aspectos que podrían perjudicar su carrera política. En menos de una semana afrontó dos revelaciones públicas que, si fuera por su voluntad, hubiera preferido que no se conocieran.
La primera fue una nota, redactada por un usuario del médium, que exhibe minuciosamente la cantidad de frases y párrafos que Milei utilizó, sin mencionar a los autores, en textos de opinión que publicó en el diario El Cronista. Luego la Revista Noticias publicó el plagio que le hizo al físico mexicano Salvador Galindo Uribarri para utilizarlo en el libro "Pandenomics". El economista le dijo a La Nación: "Siempre me defino como un divulgador" y buscó superar el problema redoblando la apuesta. Hasta ahora la autodefensa le funcionó en los medios, pero no en Diputados, donde la ausencia de proyectos propios desnuda que Milei no llega a plasmar sus ideas en proyectos legislativos.
Luego se conoció cuánto le cobra a los empresarios que lo quieren escuchar. Pide diez mil dólares en forma presencial y cinco mil de manera virtual, todo cash, según le reconoció Milei al periodista Jairo Straccia, que conduce el programa "Buenas tardes China", por Radio Con Vos. La facturación en dólares del economista puede ser variable.
Es posible que con eso pueda solventar la estrategia de marketing de los sorteos del sueldo de diputado. Ya entregó 340.000 meses en cada uno de los últimos cinco meses. Sin embargo, la recepción de ese dinero puede ser incompatible con sus funciones como diputado.
Problemas a futuro
En la Cámara baja distintos colegas de Milei advierten que esa situación le puede traer problemas en el futuro porque debería demostrar que las cifras que recibió en charlas no configuraron una inducción para llevar dentro del Congreso las ideas de sus contratantes.
El conflicto de intereses puede transformarse en otro flanco débil. El economista le endilga al kirchnerismo todos los embates recibe, pero niega que una parte de los obstáculos que enfrenta se los puso él mismo. Al parecer la utilización de textos ajenos sin citarlos, es una práctica habitual que Milei defiende hasta en forma teórica, con un nivel de abstracción que ha dejado estupefacto a más de uno de sus interlocutores.