Confidencial | Alberto Fernández, el "guapo remoto" que desafió a Cristina Kirchner pero que tuvo que bajar el tono
El presidente Alberto Fernández se dispuso a enfrentar a Cristina Kirchner en el inicio de su gira europea, pero fue bajando los decibeles a medida que se acercaba su regreso. ¿Y ahora?
"Lo estábamos esperando, en algún momento iba a pasar, su entorno lo presionaba para dar pruebas de autoridad, lo que no calculamos es que lo haría a la distancia. De todas formas, no cambia nada, mejor que decir es hacer ¿no?", dice un conspicuo dirigente kirchnerista, respetado por La Cámpora y el Instituto Patria.
El Presidente, ni bien llegó a España, se dedicó a dar entrevistas donde enfrentó los últimos dichos de Cristina Kirchner, promovió su propia reelección y amenazó con despedir a los funcionarios camporistas que se nieguen a firmar los aumentos de tarifas acordados con el FMI.
Todo un suceso. "Un guapo remoto", lo calificó un experimentado justicialista afecto a los apodos originales.
La reelección de Alberto Fernández: un pasito para atrás en su intención
Es cierto, a medida que se acercaba el momento del regreso, el nivel de intensidad de sus declaraciones fue bajando, se despegó de la respuesta a Cristina y empezó a desistir de la idea de plantear ahora su reelección.
Es que no tuvo el eco esperado. Quienes el jefe de Estado cree que son sus aliados, la CGT y la Liga de Gobernadores, siguieron a pie juntillas la doctrina de Felipe Sola: "se hicieron los boludos".
Desde Buenos Aires, uno de sus asesores más reconocidos tanteó el panorama con los mandatarios provinciales y los "gordos" más alejados de Cristina y le mandó un mensajito al presidente: "Alberto, bajá la espuma con esto de la reelección, no hay clima, nadie te va a dar pelota" le sugirió, sabiamente.
El Presidente autopostulado, bajó su candidatura al día siguiente. Momentáneamente, claro. Los gobernadores hablaron rápidamente entre ellos, algunos incluso, proponían ponerle coto públicamente, y aunque prefirieron callar, hicieron llegar el mensaje a la Rosada. Su albertismo se apaga a medida que la imagen pública del presidente explora las profundidades de la Tierra, y la relación tejida con Eduardo "Wado" De Pedro, en los últimos meses especialmente, moderó su anticristinismo.
Cristina no lo tomará a la ligera
Pero la jugada inicial de Fernández en España no queda en el olvido. Cristina Kirchner, dicen, tiene una memoria de elefante y acumula un rencor a prueba de disculpas, autoflagelación e incluso harakiris públicos.
Quizás la clave de todos los dichos del inquilino de Olivos, haya sido el eventual despido de los funcionarios que no aprueben el incremento tarifario, porque es lo más palpable e inmediato, lo que está por ocurrir, lo que no es retórico.
"Si se le ocurre rajar a (Federico) Basualdo arde Troya, pero arde ¿eh?" afirma convencido, aquel que más conoce a Cristina. Basualdo es el subsecretario de energía que ya se negó una vez al incremento tarifario ordenado por Alberto y por Martín Guzmán, generó ira en el gobierno y todos quisieron su cabeza: ahí está el funcionario, vivito y coleando, desafiando ministros y hasta al propio presidente. "Con el miembro en la mano (la fuente usó otro modo un tanto más soez para graficar su idea)".
"Federico (por Basualdo) está ahí para seguir los lineamientos de Cristina y lo va a hacer hasta la muerte. Estos no nos van a meter en una hiper con nosotros adentro. Este desastre inflacionario, con incrementos de tarifas de un promedio del 50% se transforma en hiper en dos meses, no vamos a ser responsables de esa locura", dice un reconocido economista del Instituto Patria, funcionario en la época de la última presidencia de Cristina.
El Gobierno avanza con el aumento de tarifas
Pero el Gobierno ya empezó los procesos. Especialmente para mostrarle sus avances al FMI, se comenzaron a celebrar las audiencias públicas, un requisito casi chistoso que pretende ser un atisbo de democracia directa, donde el gobierno propone un incremento, todos van y se quejan y el gobierno termina haciendo lo que quiere.
Celebradas las simpáticas e inconducentes audiencias, el Poder Ejecutivo apretará el torniquete y el ajuste explotará en los índices.
"El que ya no podía pagar la comida ahora no va a poder pagar la luz. El que dejó la prepaga, se va a cagar de frío en invierno. Lindo clima para que el… (irreproducible término en referencia al Presidente) se largue a la reelección", asegura un funcionario camporista de la Provincia de Buenos Aires.
Hay que hacer la salvedad de que cada vez se hace más complejo escribir estas líneas, cuando las fuentes multiplican semanalmente sus epítetos y burlones apelativos hacia el titular del Ejecutivo.
Más allá de las defecciones del lenguaje utilizado, poco hay para objetarle a su razonamiento. Incluso cuando el ajuste sea el único camino posible a seguir, quien lo lleve a cabo, no está para andar postulándose.
¿Quién será el candidato del kirchnerismo?
El kirchnerismo sigue buscando candidatos para enfrentar a Alberto en una primaria, explora, analiza, tantea. A la lista ya conocida, alguien agregó la figura de Sergio Berni, argumentan que podría pelearle unos votitos a la derecha, que tiene un perfil combativo ideal. No convenció a demasiados todavía, pero es una carta más.
Como siempre la clave es la Provincia de Buenos Aires. Las huestes de Cristina casi resignan la continuidad en el gobierno nacional, pero quieren retener ese distrito clave, desde donde Eduardo Duhalde llegó al poder dos años después de perder una elección presidencial.
"Es la llave para volver casi de inmediato" dicen. "Acá nadie puede arreglar nada por mucho tiempo si no se toman medidas extremas, y si el candidato de la opo es (Horacio Rodríguez) Larreta o es (Facundo) Manes, van a ser tan gradualistas como fue (Mauricio) Macri, nos van a necesitar", explica el analista pejotista.
Especulaciones. En definitiva, el "guapo remoto" tendrá que enfrentarse a los hechos a partir de esta semana, después de su paseo por Europa. "Lo dejamos disfrutar de Disney unos días, ahora a parirla de vuelta", dicen en la Rosada, con ironía y bajas expectativas.