¿Pueden Alberto y Cristina evitar la ruptura?: las opciones que se manejan, el rol de Massa y la expectativa por un discurso
La pelea entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner volvió a escalar y a generar preocupación entre los dirigentes del Frente de Todos que quieren bajar la tensión. En ese campo "neutral" hay quienes piensan que es urgente un acuerdo de convivencia para evitar una fractura total del Gobierno.
A los últimos cruces públicos entre dirigentes del kirchnerismo como Andrés "Cuervo" Larroque o el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, y funcionarios nacionales como Aníbal Fernández, además de los mensajes sutiles que se mandan Fernández y Cristina Kirchner se le sumó la expectativa por el discurso que la vicepresidenta dará este viernes en Chaco a partir de las 17 hs. Hay nerviosismo por sus palabras.
Por eso, mientras en Casa Rosada se desarrollaba una reunión de Gabinete que no estuvo ajena a la tensión que se vive en el Frente de Todos, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, mantuvo una reunión con Cristina Kirchner en el Senado y de ahí, se fue a almorzar con Fernández, según confirmaron fuentes de su entorno a iProfesional.
Si bien no trascendieron los detalles de ambas conversaciones, Massa es uno de los principales interesados en acercar posiciones y evitar una crisis. Entiende que su futuro político está atado al destino de la alianza gobernante y, por tanto, a los vaivenes de la relación entre el Presidente y la vice, que hace dos meses no cruzan palabra.
En ese contexto, Massa dejó de lado la decisión de no inmiscuirse en la pelea y preservar el mantener diálogo fluido que tiene con ambos, para adoptar un rol más activo en la búsqueda de una solución que también reclaman gobernadores, intendentes y otros actores del Frente de Todos.
Claves de la pelea entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner: ¿se puede evitar la ruptura total?
"Lo que necesitan ambos es un acuerdo político de convivencia, relanzamiento del Gobierno y empezar a ver el tema de la renovación dirigencial", opinó un operador del oficialismo consultado por iProfesional. Y, para graficar la desorientación que se vive en el Frente de Todos por la interna, agregó: "Preguntale hoy a un gobernador o a un intendente si quieren esto".
La sensación que tienen algunos actores con llegada a las dos terminales es que se está disputando "si la situación económica es o puede llegar a ser tan grave como es la situación política" tras la derrota en las elecciones de medio término. En el "albertismo" calculan que la economía va a "seguir mejorando" mientras el kirchnerismo cree que ocurrirá todo lo contrario.
En Casa Rosada hay quienes evalúan que "la situación económica hoy no amerita tanto tiroteo, pero la política se adelanta porque se definen esos cálculos y se define la sucesión para 2023". La incógnita que domina a todos es si se puede o no apaciguar la interna.
La idea de un pacto de convivencia para descomprimir la situación al menos en lo público encastra con la sugerencia de Massa de conformar una Mesa Política que coordine al Frente de Todos, con representación de cada tribu. Sin embargo, este mecanismo se puso en marcha en la provincia de Buenos Aires con un indicio poco auspicioso: no incluyó al "albertismo".
Las dificultades para la tregua
La ausencia de un representante cercano a Alberto Fernández en la Mesa Política bonaerense que integran el gobernador Axel Kicillof, el diputado Máximo Kirchner y la titular de Aysa Malena Galmarini, esposa de Massa, exhibió un primer escollo para un eventual acuerdo de convivencia y la eventual conformación de una mesa a nivel nacional.
Por otro lado, la renovación de los dirigentes tampoco parece sencilla. Si bien los más memoriosos recuerdan que esta idea fue planteada por el propio Alberto Fernández el año pasado, el proyecto de reelección que apoyan sus funcionarios parece tomar el camino inverso.
En paralelo, las bases del kirchnerismo empiezan a pedir por la candidatura presidencial de Cristina Kirchner. Ella, por el momento, no da señales de querer volver a ocupar ese rol. En cambio, "saca a jugar a Wado (De Pedro) y a Axel", indicaron las fuentes consultadas.
La hipótesis más firme por estos días es que la vicepresidenta podría ser candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires y traccionar votos para un dirigente de su riñón en la boleta presidencial.
Por otro lado, Massa ya fue candidato presidencial y el alto perfil que maneja actualmente, más su condición de mediador en la interna, lo posicionan para 2023, aunque en su entorno insisten en que no está pensando en eso todavía. Le preocupa más encontrar una solución a la interna porque también le complica el manejo de la Cámara de Diputados.
Expectativa por el discurso de Cristina Kirchner
"Hay que esperar al discurso de Cristina del viernes", señalaron en el oficialismo a iProfesional. Reconocen que hay algo de nervios en el Gobierno por lo que pueda llegar a decir la vicepresidenta en Chaco, donde recibirá el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional del Chaco Austral.
Los nervios se explican porque la conferencia que brindará la vicepresidenta en esa universidad, bajo el título "Estado, Poder y Sociedad: la insatisfacción democrática", podría contener una respuesta a la última declaración de Alberto Fernández que buscó marcarle un límite al kirchnerismo.
Con Larroque a la cabeza, La Cámpora empezó a cuestionar la legitimidad del gobierno y tuvo un guiño de Cristina Kirchner por Twitter, ante lo cual el Presidente se les plantó: "Yo no soy el dueño del Gobierno, nadie es dueño del Gobierno. El Gobierno es del pueblo y nosotros representamos a ese pueblo".
En su última aparición pública, Cristina Kirchner generó ruido al afirmar: "Que te pongan una banda y te den el bastón no es todo el poder". En el entorno de la vicepresidenta aseguraron que la frase no estaba destinada a Fernández, pero la interpretación al calor de la fuerte interna del oficialismo fue inevitable.
La tensa reunión de Gabinete, en medio de declaraciones explosivas
La reunión que encabezó en la Casa Rosada el jefe de Gabinete, Juan Manzur, después de seis meses del último encuentro, no pudo escapar de la delicada situación política del Frente de Todos.
A pesar de que públicamente los funcionarios intentaron bajarle el tono a la interna, en línea con la directiva que había planteado Fernández de no responder críticas internas y enfocarse en la gestión, trascendió que en el encuentro hubo frases fuertes e invitaciones a que "se vayan" aquellos a los que "no les gusta" el Gobierno.
El encuentro arrancó cruzado por especulaciones debido a la ausencia inicial de De Pedro, el ministro del Interior que el año pasado encabezó el festival de renuncias testimoniales de los dirigentes K del Gabinete. Finalmente, se sumó más tarde y Manzur se encargó de aclarar que se debió a una situación familiar.
Luego el jefe de Gabinete tuvo que responder a una pregunta sobre si este es el "Gabinete del odio a Cristina Kirchner", como lo había definido horas antes el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni. "Nosotros no odiamos a nadie", sostuvo Manzur.
"Esto es un equipo de trabajo, todos actuamos en forma coordinada e incluso hoy hay muchos ministros que estuvieron en el Gabinete de Cristina Kirchner", remarcó el funcionario nacional en la conferencia de prensa posterior.
La presión del kirchnerismo para eyectar al ministro de Economía, Martín Guzmán, y otros funcionarios no pasó de largo. Así lo demostró el respaldo que le dieron Manzur y la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, a su figura, al tiempo que remarcaron: "Es el presidente Alberto Fernández quien decide el rumbo de la gestión".