Alberto Fernández, urgido de poner un límite a la interna feroz con Cristina Kirchner: su estrategia
Ninguno de los protagonistas lo va a admitir en público, pero lo reconocen en las charlas privadas: el mes de abril marca una frontera para la dura pulseada interna que llevan a cabo Alberto Fernández y Cristina Kirchner. El Presidente tomó algunos recaudos para ganar la pelea, pero sabe que todo dependerá, en definitiva, de los resultados de las próximas semanas.
El Presidente decidió sostener a los ministros apuntados por el kirchnerismo: Martín Guzmán, Matías Kulfas y Claudio Moroni reciben ácidas críticas a diario de parte del entorno de la vicepresidenta.
Al ministro de Economía le encomendó bajar el perfil, a tal punto que Guzmán se saca fotos con su equipo después de una licitación de bonos en pesos, para demostrar que se ha refugiado en un tema frío, que nada tiene que ver con las principales demandas de CFK; básicamente, la suba irrefrenable de los precios de los alimentos y el ajuste reclamado por el FMI.
El titular del Palacio de Hacienda tiene bajo su mando la complicada y central misión de instrumentar el plan económico acordado con el Fondo Monetario. Ni más ni menos.
Lo dijo Gerry Rice, portavoz del organismo, antes del fin de semana: "Lo que más importa ahora es la implementación". "En ese sentido, estamos, parafraseando a Winston Churchill, estamos al final del comienzo de este proceso. Y ahora, todo se trata de la implementación", completó Rice.
Alberto y el kirchnerismo, en tensa disputa por ministerios clave
Kulfas, por el contrario, dio un paso adelante: presentó una propuesta en la que su equipo viene trabajando hace tiempo. El Plan Argentina Productiva 2030 apuesta a duplicar las exportaciones para ese año en base a distintos rubros, pero centrado en la energía y la minería.
Es difícil imaginar al país para el largo plazo cuando todo parece focalizarse en lo que sucederá en las próximas semanas. La lectura política es que Fernández busca darle centralidad a Kulfas, con quien CFK mantiene un encono particular desde hace años por las críticas que el ministro le hizo al último gobierno de la actual vice en un libro.
La relación de Fernández con Moroni es histórica, de la época en que ambos eran militantes de la Universidad de Buenos Aires. El kirchnerismo lo critica por su negativa a operar con las empresas privadas para que otorguen un bono a los trabajadores.
Tregua y margen de de maniobra acotado por el FMI
El Gobierno dio un paso para mantener la tregua con el ala dura del kirchnerismo: ya está decidido el otorgamiento de un bono para jubilados de la mínima.
Más margen no hay, razonan desde el Palacio de Hacienda. El acuerdo con el FMI pone límites estrictos al objetivo fiscal. Podría haber desvíos, claro, por el descalabro de los precios internacionales de la energía. Pero no mucho más.
Alberto Fernández quiere demostrarle a Cristina que el acuerdo con el Fondo servirá, que es al revés de como piensa ella.
Pero para arrancar esa discusión, el Presidente necesita que la inflación muestre algún nivel de relajamiento. Y lo que ha venido pasando en las últimas semanas -por cuestiones exógenas y por errores internos- es todo lo contrario.
El anuncio de una "guerra contra la inflación'' no hizo más que exacerbar los aumentos de los precios, en especial de los alimentos, tal como viene reflejando iProfesional.
La apuesta ahora es a una nueva convocatoria a la mesa de diálogo con empresarios y sindicalistas. Se trata de una herramienta valiosa, pero en la cual desconfían los propios protagonistas: la Casa Rosada repitió ese llamamiento cada vez que se sintió en una crisis. La experiencia fue fallida sin excepción. ¿Por qué sería diferente ahora?
¿Llega el alivio para los precios (y la crisis política)?
La buena noticia del fin de semana vino del lado de la consultora LCG, que mide la evolución en los precios de una canasta de alimentos. Según la consultora que maneja el economista Guido Lorenzo marcó una estabilidad en las últimas jornadas. ¿La calma que precede a una nueva tormenta?
En las últimas cuatro semanas, la suba de los alimentos marcó un 7,7% promedio, lo que deja un inaceptable recorte en el poder adquisitivo de los consumidores.
Las empresas líderes comenzarán esta semana con nuevas listas de precios. La magnitud dependerá de la evolución de los mercados de las materias primas a nivel internacional. Pero también de la expectativa local.
El Presidente piensa que es clave mostrar cierta quietud en los precios, y por eso mismo también se abrieron canales de diálogo con las empresas más grandes de la alimentación, con quienes habrá que cerrar una tensa negociación por la extensión del programa de Precios Cuidados, que vence esta misma semana.
Para llegar a los acuerdos buscados será condición que el mercado cambiario se mantenga en una zona sin olas. Una condición que en la Argentina siempre luce complicada, aun cuando se acaba de firmar el acuerdo con el Fondo.
En medio de la tempestad política, ¿se mantendrá la paz cambiaria?
En la Argentina ganada por la desconfianza, la falta de expectativas positivas sobre el futuro y en un contexto difícil por la elevada inflación, la "paz cambiaria" puede interpretarse más como una tregua que como un escenario de largo plazo.
El economista Martín Rapetti es uno de los más respetados entre sus colegas y desde su consultora "Equilibra" dedicó su último informe a clientes a evaluar la situación en el mercado cambiario.
¿Cuánto más durará la pax cambiaria?, se pregunta el economista en su último informe para clientes. El economista identifica tres razones para pensar en que el escenario actual, de tranquilidad, y estabilidad de la brecha se va a mantener durante algún tiempo adicional:
- Las cotizaciones se dispararon en enero por dos factores que ya se revirtieron: los pesos sobrantes por la caída estacional de la demanda de dinero que se canalizaron hacia los mercados financieros, y la incertidumbre sobre el acuerdo con el FMI.
- No habría un excedente de pesos en el mercado.
- Quedan por pagar pocos vencimientos de deuda "offshore'' en pesos. Al respecto, la estimación es que restan unos u$s2.000 millones: bonos en pesos que en su momento adquirieron fondos de inversión internacionales, como Pimco y Templeton. "Las tenencias de deuda soberana de Pimco y Templeton suman u$s1.360 millones al tipo de cambio financiero actual, de los cuales sólo u$s 315 millones vencen este año, muy por debajo de los u$s700 millones de TX22 que ya cobraron en marzo", afirma el reporte de Equilibra.
Como sea, la paz cambiaria es la condición necesaria para que el Gobierno logre una desaceleración inflacionaria que le dé oxígeno de corto plazo.
Si no lo logra, si los precios se siguen moviendo violentamente como en estas primeras semanas del año, entonces Alberto F. se verá obligado a realizar cambios profundos. La historia, sin dudas, continuará.