Volnovich, la titular del PAMI, pende de un hilo: Alberto la quiere fuera del Gobierno
La historia de Luana Volnovich es larga dentro de La Cámpora. Se acercó a la "orga" hace muchos años, como pareja de Iván Heyn, el economista que apareció misteriosamente ahorcado en un placard en Uruguay, en circunstancias siempre confusas.
Luego, muchos la relacionaron con Máximo Kirchner, el jefe indiscutible del grupo político, porque es quien baja las instrucciones de su madre, Cristina Kirchner que, dentro de La Cámpora, se siguen como si fuesen instrucciones militares.
De haber existido ese vínculo sentimental, hace tiempo que se esfumó y Luana vuela sola, ya tiene un lugar. Cuando aterrizó en el PAMI como una de las tantas concesiones de Alberto Fernández a su vicepresidenta las voces eran coincidentes: "te gustará o no para donde encara las cosas, pero las cosas se hacen, le dio al organismo una estructura como la de la agrupación, ella manda y todo pasa", decían históricos del PAMI.
La titular del PAMI fue de las que renunció después de las PASO cuando el conflicto entre el presidente y su vice explotó por los aires y todo camporista en el gobierno presentó su dimisión. "Es implacable", dicen los que la conocen.
Pero ahora, su situación se complicó y mucho, porque la permanencia en el Gobierno ya no depende solamente del apoyo de Cristina y Máximo, sino que las vacaciones en el exterior y la exposición que ello generó, resquebrajaron su apoyo dentro de la propia "orga".
"Mirá flaco, nosotros nos mandamos cagadas como todos, el secreto es que no hay fotos, no nos filman ¿viste? Si te la mandás de modo que te puedan filmar…y bueno hay que pagar", dice una fuente de la organización ultra K, que está indignada con su colega.
Tampoco hay que omitir que, como en todo grupo político, La Cámpora tiene su interna. No es lo mismo Juan Martín Mena que el "Cuervo" Larroque, no da igual Juan Cabadié que "Wado" De Pedro, y no es lo mismo Mayra Mendoza que Volnovich. Hay intereses cruzados, crecimientos de unos que dependen del tropiezo de otros.
Volnovich se queda sin apoyo
Alberto Fernández se quiere sacar de encima a Luana, de eso no quedan dudas. Muy cerca del despacho presidencial se escucha decir que: "esta mina nos genera un problema adicional, pero también una oportunidad de mostrar autoridad, que el que manda es el presidente, es momento de rajarla", espetan, contundentes.
Máximo no estaría tan en desacuerdo, pero, permitirlo, sería ceder justamente al poder del presidente, entregar una pieza clave, dejarlo ganar. Incluso cuando se la reemplace con otro alfil camporista, Alberto tendría un triunfo en su bolsillo que nadie quiere darle.
"Hay que resistir, la gente se olvida en 15 minutos, darle unos meses y pasarla a otro lado, es la única manera de que esto se diluya. Queda el impacto de su regreso, los movileros en el aeropuerto, es un ratito. Luana se tiene que callar, irse a laburar y esperar una semana que empiecen las (sesiones) extraordinarias en el Congreso, ahí se empieza a hablar de otras cosas", dicen un pretendido estratega de la "orga".
Las internas en el Gobierno no pararon nunca, entre un Alberto aparentemente fortalecido después de las elecciones generales y una Cristina que bajó el nivel de confrontación en una suerte de "retirada estratégica". "Ya está, ya lo golpeamos, ya sabe que no decide nada solo", decían en el kirchnerismo de paladar negro.
Cerca del presidente creen que, de todos modos, los esfuerzos de la vicepresidenta y su grupo por complicarle el gobierno no se detienen y se materializaron cuando Máximo, en el recinto de diputados, en el momento en que la oposición estaba por votarle el Presupuesto Nacional, les tiró con todo para cambiar la decisión.
"Si alguien cree que el pibe es tarado se equivocó. Maduró, es hábil, fue una jugada desesperada para complicar el acuerdo con el Fondo, para marcarle a Alberto y a (Martín) Guzmán, que ellos son los que mandan", reflexionan con aire de seguridad dos funcionarios muy cercanos al presidente.
La historia de Luana pende de un hilo, y sus promocionadas vacaciones caribeñas traerán consecuencias. Si es en lo inmediato o en el futuro, depende más de las internas de La Cámpora, que de la voluntad política del presidente.