LO QUE VIENE

Primeras pistas sobre el "ajuste para algunos": los intendentes reciben garantías de habrá más fondos para obras

En las jornadas post elecciones, el Gobierno priorizó los vínculos con los "barones del conurbano", a quienes dan el crédito por la remontada del peronismo
POLÍTICA - 19 de Noviembre, 2021

El mensaje de los días post elección fue claro: se viene el "ajuste de estilo peronista". Es decir, un programa que mezclará elementos ortodoxos de recorte del gasto –como la suba de tarifas públicas- junto con políticas específicas para sostener la redistribución a sectores focalizados.

Y el resultado de la elección legislativa explica mucho sobre quiénes serán los ganadores y perdedores de los próximos dos años: los grandes candidatos a recibir mayores partidas presupuestales son los partidos del conurbano bonaerense y las provincias del norte, mientras que los que tienen los números puestos para financiar el gasto son los empresarios ligados a la producción agropecuaria.

Las primeras señales se dieron ya en las primeras horas posteriores a la celebrada "remontada" del oficialismo en las urnas. Lo primero que hizo la plana mayor del gabinete fue recorrer el conurbano, en un gesto de agradecimiento por la militancia y para prometer que no se cortará el flujo de fondos.

Fue así que el jefe de Gabinete, Juan Manzur, el ministro de obra pública, Gabriel Katopodis y el de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, hicieron una recorrida por lugares emblemáticos del conurbano. Por ejemplo, Burzaco, con la excusa de supervisar el avance de la nueva sede de la universidad nacional Guillermo Brown. Allí, en presencia del anfitrión, el intendente Mariano Cascallares (que además salió electo diputado provincial), los funcionarios dieron su garantía de que estarían los recursos financieros para seguir con el proyecto, que hasta ahora requirió un desembolso de $170 millones del Estado Nacional.

En ese partido, el Frente de Todos le sacó una ventaja de 18 puntos a la oposición, una situación que fue debidamente reconocida por Manzur durante la recorrida: explícitamente agradeció  "la vocación de servicio y entrega del intendente Mariano Cascallares, quien viene de recibir un contundente respaldo popular en las urnas". 

El mismo día, el ministro Katopodis se trasladó hasta la zona oeste del conurbano, hasta Moreno (donde el Frente de Todos mejoró 10 puntos respecto de las PASO y le sacó 17 puntos de ventaja a Juntos), para recorrer obras hidráulicas junto al ministro de infraestructura de la provincia, Leonardo Nardini y la intendente Mariel Fernández. Los trabajos tocan un punto sensible: implican mejoras en cuatro kilómetros de la red pluvial para evitar inundaciones en un área habitada por 150.000 personas.

El ministro Nardini es una de las caras de la renovación forzada que Cristina Kirchner le impuso al gobernador Axel Kicillof luego del desastre de las PASO. Intendente de Malvinas Argentinas, es considerada una de las figuras de la renovación del peronismo bonaerense y llegó de la mano del "interventor" Martín Insaurralde, como parte del plan de transferirle poder a los "barones" del conurbano.

"La obra pública es el motor que hace que la gente viva mejor y que genera empleo en un momento muy difícil", dijo Nardini en Moreno, dejando en claro cuál interpreta el Gobierno que es la principal demanda social.

Martín Insaurralde, el "interventor" el gobierno bonaerense, citado por Alberto en reconocimiento a su gestión

Garantías de que la "platita" no se corta

Mientras eso ocurría en el conurbano, en la Casa Rosada el presidente Alberto Fernández quiso tener un reconocimiento especial para quien considera uno de los artífices de "la remontada": citó personalmente a Martín Insaurralde. Y no se trató apenas de una felicitación por el buen trabajo realizado en la campaña: hubo una promesa de que no se cortará el flujo de fondos para seguir "haciendo peronismo".

Cuando se le preguntó de qué habían hablado, Insaurralde reconoció que la conversación fue sobre plata: "Principalmente tiene que ver con resolver los problemas esenciales, y con comenzar a transitar el año que viene en materia presupuestaria; cómo se viene la aprobación de los presupuestos y de las partidas".

Insaurralde puso el foco principal en la obra pública –de hecho, ya en la campaña de las PASO se había anunciado un plan de infraestructura para la provincia por $1.800 millones-, pero no se olvidó de mencionar otros dos factores que terminaron explicando  la victoria opositora en la provincia: la educación y la inseguridad.

A propósito de ese tema, Alberto Fernández también quiso que uno de sus primeros interlocutores luego de las elecciones fuera Fernando Espinoza, el intendente de La Matanza que –tras el crimen del kioskero de Ramos Mejía, estuvo en el ojo de la tormenta por la forma en que había gestionado la ayuda económica para mejorar la seguridad.

Espinoza es otro de los que cumplió con creces desde el punto de vista electoral: a pesar de la situación adversa, logró mejorar su performance de las PASO, que ya había sido contundente, con un 44% de los votos. Pero en plena crisis mediática, logró mejorar tres puntos.

No por casualidad, el Presidente destinó un párrafo de su discurso en el Día de la Militancia a reforzar el compromiso por dotar de mejores recursos a las fuerzas de seguridad para combatir la delincuencia. Las encuestas pre-electorales eran claras sobre el punto: con un 70% de las menciones, la inseguridad rankeaba segundo entre las preocupaciones de los ciudadanos, después de la inflación.

Todas las fichas al conurbano

Hubo más intendentes que fueron honrados con citas a la Casa Rosada: Manzur recibió a Juan José Mussi, de Berazategui y a Alejandro Granados, de Ezeiza, dos peronistas que remontaron ocho puntos el resultado de las PASO. Y, también, convocó un "perdedor por poquito", el eterno intendente de Ituzaningó, Alberto Descalzo, que desde hace 25 años gestiona ese bastión del oeste bonaerense y el domingo quedó a un punto de la oposición.

La charla con el jefe de Gabinete tuvo el objetivo de evaluar la estrategia electoral del peronismo y analizar los resultados. Manzur prometió no cortar la obra pública y los intendentes garantizaron que seguirán "articulando esfuerzos".

En definitiva, si algo quedó reafirmado de manera explícita en los primeros días tras la elección es que hay un diagnóstico político en el Gobierno: se ganó gracias a los intendentes del conurbano y a los gobernadores de las provincias del norte, y es allí donde hay que profundizar la apuesta, sobre todo si se viene una etapa en la que los recursos fiscales no van a sobrar.

De hecho, ya Kicillof venía siendo beneficiado antes de las PASO. Además del polémico punto de coparticipación de impuestos que recibió la provincia en detrimento de la Ciudad, para reforzar el presupuesto de seguridad, hubo una serie de inversiones financiadas por el Gobierno nacional que permitieron al gobernador hacer anuncios de campaña.

Por ejemplo, en materia de vivienda, un rubro híper sensible desde las recordadas tomas masivas de terrenos como la de Guernica, en el partido de Presidente Perón –que, dicho sea de paso, tuvo una espectacular mejora de 15 puntos hasta obtener 47% de los votos en las legislativas-.

Fue así que en la campaña Kicillof recibió la ayuda inestimable de otro ex intendente, Jorge Ferraresi, ahora a cargo de la cartera nacional de Desarrollo Territorial y Hábitat, y pudo entregar créditos del programa Casa Propia.

El plan implica la concreción de 8.900 créditos para la construcción en la provincia, sobre un total nacional de 44.000, a un costo de $355 millones. Son cifras todavía modestas para un diagnóstico de déficit habitacional estimado en tres millones de viviendas, pero el anuncio tiene un innegable impacto político.

"Hemos venido a restablecer la planificación del Estado con políticas de crédito, acceso al suelo y desarrollo de infraestructura social básica; retomamos la vocación que va a permitir la urbanización del conurbano bonaerense y del interior de la provincia", expresó Kicillof.

En el Dìa de la Militancia, Alberto dejó en claro a quiénes planea favorecer y a quiénes pedirle un esfuerzo adicional

Señales para los "perdedores" del modelo

Estos primeros gestos son elocuentes para esbozar el panorama que viene. En el contexto de una renegociación con el Fondo Monetario, que implicará un ajuste del gasto público en términos del PBI, está claro quién se ganaron su derecho de no ser la variable de ajuste. Y, claro, también está claro a quién le tocará menos en el reparto.

El propio Kicillof diagnosticó que la recuperación de senadores a nivel provincial fue posible por el esfuerzo de los intendentes de la primera, la cuarta y la séptima sección del conurbano. "La clave fue que Nación, la Provincia y los municipios de esas secciones actuaron articuladamente con medidas que llegaron a la gente", es una tácita autocrítica respecto de qué era lo que había faltado antes, cuando parecía que agravaría su minoría en la legislatura bonaerense.

Por si quedaban dudas sobre cuál será el límite del ajuste fiscal, una de las reuniones importantes de la semana en la Casa Rosada fue la de Manzur con el ministro de Economía, Martín Guzmán, que en los próximos días viajará a Washington para buscar un acercamiento con el FMI.

Manzur se cuidó de no mencionar ninguna restricción presupuestal y dijo que la charla con Guzmán había versado sobre la forma de "profundizar el crecimiento en estos próximos dos años, con más inversión en obra pública, ciencia, tecnología y educación en toda la Argentina".

Pero claro que la alusión de Manzur a "toda la Argentina" es la parte que genera más dudas. Los antecedentes inmediatos no ayudan en ese sentido: el reparto de los Aportes del Tesoro Nacional –los famosos ATN, creados para atender situaciones de emergencia y desequilibrios financieros en las provincias, pero tradicionalmente usado como un método de premios y castigos- benefició particularmente a provincias como Buenos Aires, Formosa, Catamarca, Santa Fe y Entre Ríos, Es decir, todos distritos donde el peronismo quería consolidar su mayoría o bien dar pelea política.

La provincia de Buenos Aires acaparó 31% de esa ayuda que totalizó $15.000 millones. En contraste, hubo cero aporte para la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Corrientes, distritos gobernados por opositores o, como el caso de Córdoba, donde el Frente de Todos quedó reducido a su mínima expresión.

También hubo, después de la elección, señales sobre quiénes son candidatos a poner más dinero del que se llevarán.

La parte del mapa que quedó "pintada de amarillo" es, desde el punto de vista K, la más rica del país, y su adhesión a la oposición es un reflejo de que está dispuesta pelear para no resignar privilegios. Los analistas K no le ven sentido a tratar de recomponer la relación con la dirigencia de los productores rurales: dan por definitivamente perdida esa región del país y creen que hay mucho más para ganar si se profundiza la confrontación con el campo, porque eso permitirá redistribuir la riqueza hacia el conurbano.

El discurso de Alberto en el Día de la Militancia también insinuó que comparte esa visión del núcleo duro K, al aludir que un problema de la Argentina es que el crecimiento económico no debe "concentrarse en el centro del país". Casualmente, la zona que le dio la espalda al Gobierno, y a la que indirectamente acusó del alza de precios, por su negativa a reducir márgenes de ganancia. Y adelantó que su esfuerzo de los próximos dos años será que esa riqueza se vaya al norte y al sur, "para los argentinos que la necesitan".

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