Los ganadores de las PASO, en el laberinto: tras el festejo, qué preocupa a los referentes de JxC
Los principales dirigentes de Juntos por el Cambio tuvieron dos instancias porteñas para verse las caras y levantar las copas por su triunfo. Y en ninguna de las dos hubo euforia. Los participantes de esos conciliábulos hablan de sorpresa, no agitar la interna cuando hace falta unidad para llegar a noviembre y temor a la reacción del Gobierno.
En la primera parte de la noche, de 20 a 23, Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta estuvieron en Costa Salguero, donde se ubicó el búnker que compartieron los candidatos porteños María Eugenia Vidal (PRO), Ricardo López Murphy (Republicanos Unidos) y Adolfo Rubinstein (UCR).
A eso de las 24, se rearmó la tertulia de dirigentes nacionales en el club GEBA de la avenida Figueroa Alcorta, y se sumaron el radical Alfredo Cornejo y los gobernadores de la UCR por Jujuy, Gerardo Morales, y por Corrientes, Gustavo Valdés, todos ganadores en sus distritos.
También se sumó Maxi Ferraro, de Coalición Cívica, en representación de Lilita Carrió. El último en llegar fue el peronista Miguel Ángel Pichetto, a quien esperaba cerca de la puerta de los invitados el justicialista porteño Miguel Ángel Toma, tras lo cual ingresaron juntos.
Pero, en los dos encuentros primó la prudencia, y sin que hubiera sido "guionado", según aclaró uno de los participantes de la reunión. Los motivos para que a nadie le saliera un 'sapucai' fueron la realidad interna y la preocupación por el día después. Además, confiesan los cambiemitas que los pudo haber dejado mudos la sorpresa de un triunfo que no esperaban.
Los motivos de la prudencia
La fuente consultada confesó que las pocas voces que decían dentro de Juntos "vamos a ganar en la provincia de Buenos Aries" dentro de la alianza, lo hacían en tono casi de arenga, pero ni ellos lo creían. Recién reaccionaron cuando ya estaba escrutado 80% de las mesas bonaerenses, pero no había "ánimo para salir a tirar cohetes ante un país que se cae", comentó.
En cuanto a la interna, los porotos estaban muy repartidos: salvo Macri, que perdió en los distritos donde apoyó candidatos, Córdoba y Santa Fe, los demás tenían algo que festejar con sus allegados pero a disimilar con educación frente a los vencidos, cuando lo que necesita Juntos ahora es consolidar la unidad con la mira en la elección general de noviembre.
Se sentían ganadores, pero lo disimularon en GEBA, Rodríguez Larreta, que se impuso en la interna en ciudad y provincia de Buenos Aires, y también Bullrich, la principal armadora de muchas provincias ganadoras del interior.
También estaban contentos los radicales que hicieron muy buenas elecciones en varios distritos y sienten que por fin resucitan después de los largos años oscurecidos frente al electorado independiente por las experiencias en el gobierno que no terminaron bien.
E incluso Ferraro se llevó una felicitación especial para Carrió de parte de todos sus socios, por haber contribuido no poco a la unidad de Juntos. El mensaje fue que ahora la van a necesitar más que nunca con vistas a noviembre y ante la posibilidad de que algún herido en la interna quiera retacear apoyos al conjunto.
Con la mira en noviembre
Un sentimiento compartido por los líderes de Juntos, indicó Ferraro, fue que "tenemos que ser responsables y cuidar los votos y el mensaje de las PASO, para que no se pierdan en el camino a noviembre".
Para eso, no sólo importa la unidad, para la que los dirigentes valoraron la foto que se sacaron sus principales espadas sobre las 2 de la madrugada ayer en GEBA, sino también la expectativa sobre los próximos pasos del Gobierno.
Por una parte, aunque Lilita piensa que "arrancó otro camino" y que "ya no vamos a ser Venezuela", lo cierto es que hay temor a que el kirchnerismo en el poder se radicalice ante un resultado negativo e inesperado, advirtió Ferraro.
Pero, por la otra, también hay temor a que el oficialismo opte por el camino dialoguista. Los de JxC no quieren un "abrazo del oso" del Gobierno como el que sufrieron en 2009 con consecuencias desastrosas.
Sobre todo porque se comprobó que el discurso duro de los halcones y de Luis Juez, en Córdoba, es el que suma votos.
De todos modos, Ferraro aclaró que la "decisión estratégica" de endurecer el discurso respecto de los "errores del Gobierno" en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, fue una decisión de la propia Lilita y de Rodríguez Larreta, y no con la impronta de los conocidos como halcones de Juntos, cuyas cabezas son Macri y Bullrich.
Las preocupaciones inmediatas
Ferraro afirmó ante una consulta de iProfesional que una de las principales preocupaciones, que ya se sintió en medio del festejo y que le quitó triunfalismo, fue anticipar qué hará ahora en los próximos dos meses el tándem Cristina Kirchner-Máximo Kirchner en el Congreso.
Juntos se ve venir una fuerte ofensiva para la aprobación antes del 31 de diciembre de ciertos proyectos del kirchnerismo para los que ya va quedando sin esperanzas de tener número el año próximo cuando asuman las bancas los nuevos senadores y diputados.
Uno de esos proyectos es la modificación de la ley del Ministerio Público, que no sólo desplazaría a Eduardo Casal, sino que daría reduce la mayoría necesaria para el nombramiento de su sucesor y da mayor injerencia a la política para la remoción de los procuradores generales.
El proyecto tiene media sanción del Senado de Cristina, pero no logró consenso hasta ahora para ser aprobado en la Cámara de Diputados.
Y otros dos son el Presupuesto, y junto a la ley de leyes o separada, una nueva reforma impositiva que está sobre el escritorio del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, para hacer más gravoso el Impuesto sobre los Bienes Personales con varias modificaciones legales. Podría incluir también un segundo capítulo del impuesto a la riqueza.
De todos modos, en Juntos saben que la realidad por estas horas es de plastilina; lo que hoy se ve de una manera, pueda cambiar con las horas.