La salida de Ezeiza y los "unicornios": ¿los temas de la Argentina real asoman en la campaña electoral?
No, no todo en esta campaña electoral fueron chicanas, la astrología de Victoria Tolosa Paz, la remera de Martín Tetaz con la leyenda "Ah, pero Macri…", Javier Milei cantando temas de La Renga y la inefable polémica sobre con qué partido hay más actividad sexual.
A pesar de que los analistas hablan sobre el bajo nivel del debate y la imposibilidad o la falta de receptividad del público para tratar cuestiones de mayor profundidad, hay un tema muy serio que también se tocó, aunque fuera tangencialmente.
Y, curiosamente, es un tema en el que parece no existir "grieta": todos expresaron su preocupación por la fuerte convocatoria a la emigración que se está instalando en la clase media argentina.
Es por eso que hay una consigna en la que todos coincidieron: "la salida no es Ezeiza". Claro que ahí se terminan las coincidencias, porque lo que sigue a esa frase es la acusación cruzada sobre quién tiene la culpa de este renovado llamamiento al exilio.
Los políticos todavía no saben exactamente cuál es la mejor forma de abordar el tema, pero todos entienden que es un tema que no se puede quedar fuera de la agenda. Y más cuando atañe a los jóvenes. Es lógico: uno de los grandes clásicos de las campañas es hablar del futuro, y estar en una situación de ola migratoria suena contradictorio con ese discurso.
El propio Gobierno advirtió la importancia de tocar el tema, como lo demostró al lanzar un Consejo Multisectorial de la Juventud, cuyo cometido es "concretar espacios jóvenes de discusión en torno a la producción y el empleo". Pero, sobre todo, esa iniciativa quedará ligada a la frase de Cafiero: "la Argentina no es ese país de mierda que a veces nos tratan de retratar".
De hecho, el jefe de Gabinete no negó las dificultades para que los jóvenes se desarrollen en el país -y por eso arengó: "No se vayan, que la Argentina ya empieza a dar vuelta la página"-pero también remarcó el argumento defensivo clásico: que los medios de comunicación y la oposición tratan de instalar un clima que hace que el problema se vea más grave de lo que es.
Y se quejaba de la cantidad de notas periodísticas sobre argentinos que se habían ido del país y tenían éxito en su nueva vida. La realidad es que, como decía Cafiero, hay un boom de notas sobre el tema y, sobre todo, una sensación de exilio masivo intensificada por las redes sociales: prácticamente no hay un día en que alguien no postee en Twitter una foto en Ezeiza, mostrando un pasaporte italiano o español, y despidiéndose del país, con una mezcla de alegría y tristeza.
La oposición captó el tema, aunque no le sacó todo el jugo que podría haber logrado desde el punto de vista político.
Mauricio Macri lo mencionó al pasar, al criticar iniciativa del Gobierno que aíslan al país, como el cierre exportador de carne o los retrasos en la campaña vacunatoria. "Por algo al mundo es donde quieren irse nuestros jóvenes", chicaneó.
Más explícito, en cambio, fue Ricardo López Murphy, quien junto a una foto de un acto con jóvenes, escribió: "Si ganan los valores de la libertad, la cultura de trabajo, el mérito y el compromiso con la República, el futuro de los jóvenes no es Ezeiza, es recuperar Argentina y verla crecer".
Y María Eugenia Vidal, en una entrevista televisiva, se refirió a los profesionales jóvenes que deciden emigrar luego de terminar sus estudios: "Me parece un dato lógico y los entiendo. Lo que están haciendo es totalmente lógico, si yo tuviera 20 o 21 años y estuviera a punto de recibirme, también sería difícil para mí ver un futuro en la Argentina. Es verdad lo que están viendo, que no pueden conseguir trabajo".
¿La oposición "durmió"?
En realidad, no pasó más que de frases sueltas y no se trata de una definición sobre poner el tema en primer plano. Algo que, para los politólogos es un error estratégico de la oposición, dado que los emigrantes suelen afirmar que los motivos que los terminaron de convencer a dar el paso son el agobio impositivo y la inseguridad en las calles.
Según el consultor Jaime Durán Barba, el fenómeno de la emigración debe ser puesto en el contexto del "colapso del peronismo", porque afirma que se trata de la rebelión de los que pagan impuestos y ya no pueden sostener el modelo asistencialista.
"Hay una mayoría de argentinos hartos de todo esto. No se los puede parar diciendo mentiras. Eso no depende de ningún partido ni de un líder. Es la gente que se autoconvoca. Muchos, especialmente los jóvenes, quieren emigrar a los Estados Unidos, ocho de cada diez menores de 30 años dicen que quieren hacerlo", sostiene el célebre ecuatoriano, a quien todos critican pero cuyas columnas y declaraciones son tomadas muy en cuenta en todo el arco político.
Por su parte, el politólogo Sergio Berensztein, destacó que un 47% de los argentinos al menos se planteó la posibilidad de emigrar. Y destacó que esa cifra aumenta al 70% entre aquellos que votaron a Juntos por el Cambio.
"Estamos expulsando nuestro mejor capital humano. A la tradicional fuga de capitales, se le ha sumado ahora la de capitalistas y emprendedores: acosados por una presión tributaria absurda y regulaciones antojadizas y para peor cambiantes, tiran la toalla en busca de entornos de negocios más amigables", afirmó Berensztein. Desde su punto de vista, el "plan No te vayas" del Gobierno, que implica el subsidio al empleo joven entre las pymes es reflejo de que en el oficialismo intenta retener al segmento del electorado que ahora parece darle la espalda.
Unicornios, la contracara de la emigración
La realidad es que, por ahora, el fenómeno es más grave en el plano simbólico que en las estadísticas. No se registra todavía un incremento fuerte en la cantidad de gente que elige "la salida de Ezeiza".
Los datos oficiales vienen con retraso, pero quienes siguen el tema afirman que Argentina desde hace años tiene un número relativamente estable de un millón de habitantes viviendo fuera de fronteras. Un 40% vive en Europa, donde España encabeza la lista de preferencias. En Estados Unidos reside un 25% de los emigrados.
Lo que ayuda a que el tema gane protagonismo en la opinión pública es el hecho de que muchos de los emigrados son de alto perfil, como el caso de Marcos Galperín, fundador de Mercado Libre, y el empresario agropecuario Gustavo Grobocopatel, que residen en Uruguay.
Pero lo cierto es que el país vecino, después de su llamamiento para que unos 100.000 argentinos de alto patrimonio dieran el paso, atraídos por beneficios impositivos y la cercanía geográfica y cultural, solamente contó con la mudanza de unos 5.000 emigrantes. La cifra de uruguayos que viven en Argentina es 25 veces mayor.
Sin embargo, es cierto que la "fuga de talentos" no es un tema para minimizar. Datos de la OCDE ponen a Argentina entre los 30 países que lideran la emigración de gente con alta calificación.
Lo irónico del momento es que, en coincidencia con esa ola migratoria, Argentina vive un boom de crecimiento de nuevos emprendimientos, sobre todo en el área tecnológica, al punto que el país se destaca por la velocidad a la que genera "unicornios". Ya son 11 las empresas que integran el selecto club de las que tienen una valuación mayor a u$s1.000 millones. Es un número que supera al de varias naciones europeas.
Doblemente irónico es el hecho de que esta situación, que cualquier gobierno explotaría como demostración de que las cosas van bien, no termina de ser aprovechada a fondo por el peronismo. Los unicornios están muy ligados a una cultura "meritocrática" de la que el Gobierno reniega, y además son críticos sobre la política tributaria y laboral del Estado.
Acaso con los años, cuando se hayan olvidado las frases bizarras que hoy llenan horas de programas de TV, se advierta cómo esta campaña electoral marcó un extraño clima de época: la oposición dejó pasar la oportunidad de centrar la campaña en la ola de emigración de profesionales, mientras el Gobierno desaprovechó el auge de los "unicornios" para hacerlo jugar a su favor.