Gremios "mimados" del modelo suman influencia en el Gobierno y buscan rol central en la nueva CGT
Los gremios industriales se sienten revitalizados. Luego un lustro en el que la destrucción de puestos de trabajo en el sector mermó su cantidad de afiliados, sus recursos, su capacidad de daño, su poder de influencia y su posicionamiento en el mundo sindical, parecen renacidos. No sólo en lo laboral, sino fundamentalmente en lo político.
El paulatino retorno a la nueva normalidad llegó con una reactivación que los entusiasmó. De hecho, la producción industrial tuvo un repunte en junio y creció 10,5% intermensual, un número que sorprendió hasta los más optimistas. Así, se ubicó 8,5% por encima del nivel previo al comienzo de la pandemia, según las estadísticas oficiales.
El aumento de la actividad repercute en la creación de puestos de trabajo. El líder de los metalúrgicos, Antonio Caló, repite hasta el cansancio ante cada micrófono que le acercan que "en los últimos 4 meses tenemos 18 mil ingresos nuevos". Y no es el único. También hay cifras positivas en la industria automotriz. Fuentes del Smata señalaron que se podría superar la perspectiva de fabricar 450 mil unidades en este 2021.
Claro que el despegue definitivo no es una certeza ni mucho menos. De hecho, los ruidos que generan la inflación y el fantasma de una tercera ola de Covid-19 son un condicionamiento omnipresente en cada charla.
Lo que sí es una certeza es el empoderamiento de los gremios de la actividad, su vuelta a la centralidad política y la condición de "mimados" del modelo de Alberto Fernández. Es más, en momentos en los que a la cúpula de la CGT le costaba ser escuchada por los funcionarios de primera línea, los gremios industriales caminaban los despachos con total libertad.
Para mostrar cohesión, con los dos gremios del sector más potentes y emblemáticos como punta de lanza, la UOM y el Smata, desempolvaron la olvidada Confederación de Sindicatos Industriales. En torno a esa figura ya reunieron más de 20 sindicatos con actores de peso como Rodolfo Daer (Alimentación), Gerardo Martínez (Construcción), Walter Correa (Curtidores), Héctor Amichetti (Gráficos), Pedro Milla (Petroleros), Hugo Benitez (Textiles) y Héctor Ponce (Lecheros).
Sumaron, además, un nexo político con los gobiernos:Julián Domínguez. El de Chacabuco, que supo recluirse bajo la protección de Ricardo Pignanelli tras su frustrada aventura provincial en 2015, se convirtió en el virtual articulador del espacio.
Con esa "chapa" y con la pata política, mantienen aceitados los vínculos con Nación, con el Ministerio de Desarrollo Productivo como vértice, y también con la gestión de Axel Kicillof en la Provincia de Buenos Aires.
De los encuentros con Kicillof se llevaron un candidato de su riñón, logro que podría ser la envidia de la conducción cegetista que se quedó sin nada en el cierre de listas. Se trata de Naldo Brunelli, un histórico de la UOM que encabeza la nómina de precandidatos a diputados provinciales del Frente de Todos en la segunda sección electoral.
Brunelli es el secretario General de la seccional San Nicolás de los metalúrgicos y el secretario Administrativo de la organización a nivel nacional. En la práctica es el número dos de la UOM, luego del fallecimiento de Armando Leyes, secretario Adjunto del gremio.
En el plano sindical, el resurgir de la Confederación de de Sindicatos Industriales conforma un bloque de poder que puede tallar fuerte en la interna que se avecina. Vale recordar que el 11 de noviembre un Congreso renovará la Comisión Directiva de Azopardo.
En off, para no levantar demasiada polvareda antes de tiempo, varios de los dirigentes que componen la Confederación entienden que tienen la capacidad de proyectar un candidato para un potencial cuerpo colegiado de conducción. "Si el modelo económico es industrial, un gremio de la industria tiene que estar al frente de la CGT", argumentan.