Asuntos internos: del "estamos al horno" a "vamos a volver a inflar globos", qué confiesan desde los búnkeres

"Si mirás la foto, estamos al horno con papas. Si ves como viene la película la cosa mejora un poco". Esta conversación gastronómico-cinematográfica entre responsables de los equipos de comunicación y economía del Gobierno refleja el espíritu con el que se enfrentan las próximas elecciones primarias.

"En la imagen fija, los salarios en dólares son los mas bajos de la serie, las ventas de supermercados están entre las mas bajas de los últimos años, las jubilaciones mínimas en los mínimos y de la pobreza mejor ni hablar. Pero si ponemos el foco en los últimos tres meses y proyectamos el trimestre que viene vemos una recuperación. Hay que pensar también en noviembre, que es donde la cosa se define en serio. Por lo tanto, la pregunta es si los que no se decidieron lo harán por lo que pasó o por lo que está empezando a pasar", agregan. 

Como una sombra se extiende un indicador que los mercados miran con mucha atención: el índice de confianza del consumidor que elabora la Universidad Torcuato Di Tella desde hace años. Está en los niveles mas bajos de la serie, lo mismo que los indicadores de confianza en el Gobierno.

Cuando esto sucede, los oficialismos suelen perder. Pero la confianza de los operadores del Gobierno es que con la montaña de medidas de los últimos meses la cosa remonte: tarifas pisadas, mejoras para monotributistas, autónomos y jubilados, reducción de ganancias para asalariados formales y, muy especialmente, con la salida de las restricciones Covid y el incremento en la vacunación. 

"Además, si bien la economía es nuestro punto flaco, convengamos que ese es un terreno en el cual la oposición, después de la gestión Macri no tiene nada para mostrar. Ellos también juegan ese partido de visitante y sin público", señalan. 

En el oficialismo confían en que las últimas medidas pro bolsillo impacten positivamente en las urnas

Juntos: "Volvemos a inflar los globos"

Del otro lado de la medianera, en los equipos de Juntos contraatacan: "La bala de la polenta les entró. Les duele cuando les recordamos que prometieron el regreso del asado y ahora, aún con el cepo a las exportaciones, el consumo de carne vacuna está por el piso y el del conjunto de todas las carnes está en 109 kg por persona por año cuando en el peor año del Gato estaba en 122 kg. De todas maneras, somos conscientes de que no estamos para pasearlo a Macri por el conurbano porque es el político que peor mide. Pero hacemos campaña con lo que tenemos a mano y podemos, no con lo que queremos".

Lo interesante, luego de conversar con armadores y estrategas de uno y otro lado es que manejan, off de record, números y posiciones parecidas.

En ambos búnkeres aceptan que la diferencia a favor del Frente de Todos puede estar en la provincia alrededor de los 5 puntos (menor que antes del Olivos Gate).

"Con eso, cerramos", dicen unos y otros en una curiosa coincidencia. "Si después de la pandemia y los goles en contra que nos mandamos ganamos por esa ventaja, festejamos mas que con la Copa América", arriesga un peronista fanático de Messi. 

En la mesa de Juntos el razonamiento es casi idéntico: "Si después de dejar el Gobierno como lo dejamos y con el comienzo de PASO que tuvimos saturado de acusaciones internas quedamos a 5 puntos, volvemos a inflar los globos como en los viejos tiempos. Y, además, con las elecciones en otros distritos del país, podemos achicar diferencias".

 

El chip para la guerra de interpretaciones de la noche del escrutinio ya está implantado en los voceros y comunicadores. "Además, quiero ver cómo le va al Pelado en Capital", torean desde el PJ porteño.

"Después de todas las maniobras que hizo, hay que ver cuánto le rinde Vidal, que pasó de ser la Heidi de provincia a la Cruella de CABA. Nosotros vemos que la jugada está lejos de ser lo redituable que pensaron al comienzo. ¿Y si no nos sacan los 25 puntos de ventaja que imaginaron? ¿Si Peluca Milei les estropea la fiesta?", agregan.

Calculadora en mano todo estiman diferencias, peso de cada distrito, compensaciones cruzadas y todo tipo de manipulación de datos. Escuchando a unos y otros no cuesta imaginar un 12 de setiembre por la noche en la cual cada uno tenga sus argumentos para explicar por qué ganó.

"Tenemos más diputados vs perdieron senadores", "nos recuperamos en la provincia X vs perdieron la provincia Z", y así hasta el infinito.

Hay otro factor que los vuelve a unir en la preocupación. Las elecciones realizadas hasta aquí en las provincias muestran niveles de participación mas bajos que las de las PASO anteriores (en 2013 votó el 77% del padrón, en 2017 el 72% y en los comicios de este año todas anduvieron por debajo del 70%).

"Es cierto, la gente está en otra, Ponemos las mesas y no nos dan mucha bola. Los candidatos (y candidatas) recorren calles y negocios muchas veces frente a una indiferencia notoria. Seguro que unos cuantos menos irán a votar. Pero tampoco va a ser un 2001, no hay que exagerar. Y después, para las generales, muchos se suman para evitar que gane el que menos se bancan. Tenele fe a la grita que todavía garpa", aseguran.

Justamente este es uno de los puntos que mas duda genera. ¿Seguirá siendo la confrontación una estrategia marketinera? Por lo pronto en las elecciones intermedias siempre crecen algo las terceras fuerzas.

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Pero en el FdT y en Juntos confían obtener sumados, si no el 90% de las ultimas elecciones presidenciales, al menos un número entre el 75% y el 80% que les garantice seguir siendo los principales accionistas del sistema político. Aunque para eso se tenga que calentar la campaña a lo Tolosa Paz, con un poco de sexo para erotizar a los votantes. ¿Tendrá razón ella o el menos optimista Sergio Berni cuando afirma que "por mas garche que haya, el pueblo es infeliz si no hay justicia social? Pronto lo sabremos