La bomba que podría estallarle a Alberto Fernández, Cristina y Máximo Kirchner
La relación entre el kirchnerismo y los movimientos sociales parece empeorar a medida que transcurren los días sin resolverse los principales conflictos en materia de asistencialismo, lo que va generando una bomba de tiempo que preocupa tanto al presidente Alberto Fernández como a la vicepresidenta Cristina Kirchner e incluso a Máximo Kirchner, quienes comienzan a notar la progresiva influencia de estos aparatos de presión en medio de la campaña electoral y la crisis económica.
Pruebas de esa tensión son las recientes movilizaciones de sectores vinculados a la izquierda y el interés para concretar la sindicalización de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), aunque la mayor evidencia de este conflicto es el programa social estrella que viene creciendo aceleradamente en los últimos años: el Potenciar Trabajo.
Según Carlos Pagni, el programa Potenciar Trabajo está orientado a integrantes de cooperativas en situación de vulnerabilidad social, y en su gran mayoría está gestionado por las organizaciones sociales como el Movimiento Evita, el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), el Polo Obrero y la Corriente Clasista y Combativa, entre otros, bajo parámetros de cumplimiento poco esclarecidos y de difícil control por parte del Estado.
En los últimos seis años, el crecimiento del Potenciar Trabajo fue exponencial: en diciembre de 2015, cuando Cristina Kirchner dejó la presidencia, contaba con un total de 225 mil beneficiarios; en cambio, al finalizar el mandato de Mauricio Macri en 2019 la cifra había trepado a 500 mil. Para diciembre del año pasado, en plena pandemia de coronavirus, este programa asistía a 750 mil personas, y en la actualidad ya supera el millón. "Si sigue esta progresión vamos a terminar seguramente entre 2 y 3 millones de beneficiarios", calculó Pagni.
El manejo de este programa de asistencia social que mueve más de 15.000 millones de pesos cada año recae en el secretario de Economía Social, Emilio Pérsico, quien además es el líder del Movimiento Evita que concentra buena parte de los beneficiarios. "Esta capacidad de movilización política le hace decir a sus amigos en voz baja que él mismo puede movilizar a un millón de personas en contra del Gobierno, pero que no lo hace porque sería 'desestabilizador' para el oficialismo", indicó Pagni.
Este gran poder de Pérsico despierta recelos en el kirchnerismo alarmado por las últimas movilizaciones protagonizadas por sectores vinculados a la izquierda, como el Polo Obrero. "Los kirchneristas que están alarmados por estos movimientos sociales dicen que a la izquierda los programas sociales se los da Pérsico, y algunos mal pensados incluso aseguran que Pérsico los anima a marchar contra el Gobierno porque así le muestra a Cristina Kirchner, Alberto Fernández y La Cámpora si prefieren a esos grupos que salen a tomar la Plaza (de Mayo), o a él que se erige como garante paz social", teorizó el conductor.
La llegada de Juan Zabaleta al Ministerio de Desarrollo Social se traduce en un intento desesperado del Gobierno para frenar las avanzadas de Pérsico y del titular del MET y el CTEP, Juan Grabois. "La idea es reflotar un plan originado en la gestión de Jorge Triaca, que consiste en estimular a las empresas para que tome gente con planes y hacerles una rebaja impositiva en las cargas sociales. Sin embargo, es muy difícil de hacer en este marco de política económica porque no hay más trabajo, sino lo que haría es blanquear empleados que ahora están en negro", detalló Pagni.
"Esa realidad social ahora amenaza a los propios políticos, especialmente a los del campo más popular: el peronismo", cerró.