Por qué Alberto Fernández suspendió a último momento la marcha de hoy para relanzar su gobierno
La CGT tenía todo preparado desde hace una semana. A partir de las 10 de la mañana de hoy, los sindicatos y los movimientos sociales iban a concentrar frente al Congreso con la idea de desplegar el mayor acto de apoyo al Gobierno desde la asunción de Alberto Fernández. La excusa era la apertura de sesiones legislativas. Pero el fin de semana llegó una contraorden inesperada. "No quiero una concentración", fue el mensaje inequívoco del Presidente.
El encargado de transmitir la comunicación al resto de la cúpula sindical fue el titular de la central obrera, Héctor Daer, quien rápidamente se comunicó con sus pares. "Estábamos todos organizados para movilizarnos a Avenida Belgrano y Entre Ríos, pero Héctor avisó por pedido del presi se quería evitar los contagios con justa razón", reveló un miembro de la mesa chica. Desde Presidencia también confirmaron la decisión de desactivar la convocatoria callejera impulsada por el PJ y el kirchnerismo.
La marcha atrás desarmó también los planes de las organizaciones piqueteras oficialistas. "Movemos tranqui", confirmaron desde Barrios de Pie, mientras que desde el Movimiento Evita pegarán el faltazo. Los dirigentes sociales se reunieron la semana pasada con la CGT para repasar la organización del acto y repartir los espacios asignados a las columnas de militantes frente a las escalinatas del Congreso. De las conversaciones participaron Fernando "Chino" Navarro (Evita) y Daniel Menéndez (Barrios de Pie).
Dentro del Frente de Todos se habían generado expectativas. Después del golpe que significó el escándalo de las vacunas VIP, el Gobierno aceleró la búsqueda de nuevas dosis de la vacuna rusa -lo que permitió inmunizar a 300.000 personas hasta ahora- y anunció dos bonos de $1.500 a los jubilados con ingresos de hasta la mínima para compensar la inflación. La manifestación de este lunes apuntaba a levantar la imagen de Fernández y mostrar el respaldo del que aún goza frente a los cuestionamientos de la oposición.
Este sábado, el ala dura de Juntos por el Cambio realizó una marcha nacional con epicentro en la Plaza de Mayo y la quinta de Olivos. Apoyada por Mauricio Macri, la movilización contó con la participación de la presidente del PRO, Patricia Bullrich, el senador radical Martín Losteau y los economistas José Luis Espert y Javier Milei, quienes intentaron capitalizar el malestar por la renuncia del ministro de Salud, Ginés García González, aunque se vieron salpicados por la decisión de algunos sectores de colgar bolsas mortuorias con nombres de dirigentes políticos en las rejas de la Rosada.
La organización Jóvenes Republicanos se adjudicó la instalación de las bolsas que simulaban contener cadáveres de personalidades políticas y afirmaron que se trató de "un pequeño recordatorio de todas las vidas que se perdieron" por la vacunación que cuestionaron. En la Plaza de Mayo, se vieron además banderas argentinas y carteles con consignas como "No al comunismo" y "Basta de mantener vagos", mientras que en la quinta de Olivos hubo enfrentamientos a golpes entre personas con remeras del sindicato de fleteros y manifestantes de la oposición.
Con ese clima social de tensión como telón de fondo, el Gobierno temía el fin de semana que este lunes hubiera un desborde en su propio acto de relanzamiento. En los funcionarios están frescos todavía los desmanes registrados durante el funeral de Diego Armando Maradona, cuando cientos de manifestantes y barras ingresaron al velorio en Casa de Gobierno superando los controles policiales y exponiendo las fallas del operativo oficial.
Pero también persiste la preocupación por la pandemia en momentos que el Ejecutivo aún no consiguió las dosis previstas por García González, quien meses antes de su renuncia forzada había vaticinado que para febrero del 2021 serían vacunadas 17 millones de personas.