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¿Puede volver el "uno a uno" de Menem?: esto es lo que hoy dice Domingo Cavallo

El ex ministro hizo una apología de Menem como un líder capaz de implementar reformas profundas. Cree que Argentina podría volver a una agenda "noventista"
15/02/2021 - 18:56hs
¿Puede volver el "uno a uno" de Menem?: esto es lo que hoy dice Domingo Cavallo

La muerte de Carlos Menem trajo, en los medios y las redes sociales, una oleada de recuerdos sobre los profundos cambios vividos en la Argentina de los ’90, incluyendo una reapertura del debate sobre cuáles de aquellas políticas podrían eventualmente ser aplicables para superar la crisis actual. Y eso lleva, inevitablemente, a la figura protagónica, junto a Menem, de aquellos años: Domingo Cavallo.

Y el ex superministro, que quedará por siempre ligado a ambigüedad del mayor éxito y el mayor fracaso –el primero, la experiencia de la convertibilidad que eliminó la inflación, y luego a la crisis del corralito que llevó al caos social de 2002- fue uno de los más buscados en las últimas horas para reflexionar respecto del legado político de Menem y los paralelismos entre aquella Argentina y la actual.

Cavallo, que ya venía abogando por aplicar reformas de corte "noventista", aprovechó su homenaje a Menem para plantear una serie de reformas que en el contexto político de hoy parecen imposibles.

La lista incluye la legalización del dólar blue, la privatización de empresas deficitarias, la desregulación en toda la cadena productiva, la eliminación de retenciones al campo y trabas al comercio exterior, la derogación de impuestos distorsivos como el de Ingresos Brutos que cobran las provincias o como el impuesto al cheque –que él mismo había impuesto en 2001, supuestamente con una vigencia limitada a seis meses-. Y, para coronar, un realineamiento en la política exterior del país.

Lo cierto es que Cavallo nunca dejó de dar sus opiniones sobre la marcha de la economía, advirtiendo sobre los riesgos de una "estanflación" –de hecho, escribió un libro con ese título ya en 2008, al inicio de la gestión de Cristina Kirchner y siguiendo la actualidad económica desde su blog personal.

Sin problemas para opinar sobre la realidad argentina sin medias tintas, el ex ministro se ha expuesto no pocas veces a situaciones de "escrache", que no quedaron apenas en lo verbal. En 2014, por ejemplo, sufrió un ataque a huevazos en una sala de la Universidad Católica, mientras daba una conferencia junto a Javier González Fraga.

Pero, sabedor de que la polémica lo acompañará siempre, Cavallo no ha dejado de opinar sobre la actualidad ni de defender sus medidas más polémicas, acaso con la esperanza de que un revisionismo histórico del futuro lo libere de la imagen de creador del corralito.

Con la muerte de Menem, Cavallo aprovechó la situación para opinar sobre la importancia de un liderazgo político fuerte en un momento de caos. Recordó que, si bien Menem carecía de una formación técnica sólida en economía, tenía la claridad para comprender el rumbo al cual se dirigía la economía mundial. Y que sin un liderazgo como el de Menem habría sido imposible transitar una década completa sin inflación.

"Menem ha sido un líder realmente valioso para la Argentina, que produjo transformaciones que Argentina necesitaba y que va a tener que retomar", fue su primera reflexión cuando los medios le pidieron su impresión sobre el fallecido presidente.

La convertibilidad del peso con el dólar, una obsesión por la que los nostálgicos de los '90 le siguen preguntando a Cavallo.
La convertibilidad del peso con el dólar, una obsesión por la que los nostálgicos de los '90 le siguen preguntando a Cavallo.

Cavallo y la defensa del dólar blue legal

Lo cierto es que en los últimos meses, Cavallo ha estado particularmente activo en cuanto a recomendaciones sobre cómo salir de los atolladeros económicos. Ha tenido amplia repercusión, por caso, su recomendación de que el Gobierno legalice al dólar blue, en una especie de régimen trimonetario. Su argumento es que, al ser legal, eso posibilitaría que quienes hoy tienen dólares y no quieren malvenderlos al tipo de cambio oficial, tendrían un canal en el cual volcar sus divisas, y eso automáticamente achicaría la brecha cambiaria, uno de los mayores dolores de cabeza del Gobierno.

En cambio, no ve viable la eliminación lisa y llana del cepo, porque cree que eso llevaría al tipo de cambio a un nivel de $250. Propone una transición, al término de la cual podría llegar a considerarse una nueva forma de convertibilidad de la moneda nacional.

Pero mientras tanto, propone que, tal como ocurría durante la convertibilidad, se permita el ahorro, el pago de transacciones y la firma de contratos en ese dólar blue de curso legal.

Propuestas que suenan a ciencia ficción cuando se escucha argumentar a funcionarios como el ministro Martín Guzmán o al presidente del Banco Central, Miguel Pesce, pero que cada vez van ganando más público en la medida en que el mercado se pone nervioso por el futuro de la situación financiera.

Pero Cavallo aprendió algo importante al lado de Menem: los políticos inteligentes no se apegan a dogmas sino que tienen la suficiente flexibilidad para implementar cambios cuando las circunstancias lo requieren. Cavallo no solamente elogiaba esa cualidad en Menem sino que también lo hacía en referencia a otro ex mandatario: Néstor Kirchner.

De hecho, el ministro lo denominaba "mi gobernador favorito" porque era quien demostraba mayor preocupación y habilidad para mantener en orden los números fiscales de la provincia. Y, en una de las situaciones más curiosas del gobierno kirchnerista, ya siendo presidente, Kirchner lo seguía consultando en secreto cuando tenía que tomar medidas importantes. Lo cual, como quedó en evidencia, no implica que haya seguido sus consejos al pie de la letra, pero sí deja en claro el respeto intelectual que el santacruceño sentía por Cavallo.

También Cavallo se ha referido en alguna oportunidad a Alberto Fernández, que era un prometedor joven funcionario durante el gobierno de Menem, y de quien se ha mostrado desilusionado.

En una charla en el foro "Comunidad de Negocios", Cavallo acusó al Presidente de dar mensajes contradictorios que llevan al desorden en la economía. Puso como ejemplo el hecho de que, en un acto en Vaca Muerta, Fernández haya pedido la radicación de inversiones pero que, en simultáneo se castigue al sector de las telecomunicaciones, lo cual implica un desaliente al desarrollo de los negocios en uno de los sectores más dinámicos.

Pero la mayor crítica que Cavallo le hace a Fernández es el hecho de que no demuestre un margen de acción amplio para la toma de las decisiones, sino que aparece condicionado por los lineamientos de Cristina Kirchner.

"Ella expuso su agenda y él la apoyó sin titubeos", escribió en uno de sus más comentadas entradas de blogs, donde dejó la provocativa frase: "A Alberto Fernández y a Martín Guzmán sólo les queda rezar", una referencia a que la frágil estabilidad actual dependía de ciertos factores ligados a la suerte, como el precio internacional de la soja y un clima benigno para el campo.

Para Cavallo, hay otra gran cualidad que debe tener un presidente para implementar cambios radicales. Es una cualidad que reconoció en Menem pero no en Mauricio Macri, por ejemplo. En una reciente entrevista en la revista Seúl, afirmó: "En el momento en que asumió Menem, la crisis era percibida por la gente en todas sus dimensiones. Es decir, no sólo en la inflación sin en que no había electricidad y había cortes de luz, no había teléfono, el sistema de transporte no funcionaba para nada. O sea, todo andaba mal y la gente lo percibía".

En contraste, si bien elogió que Macri tenía la visión correcta sobre el rumbo de los cambios, lo criticó por no haber sido capaz de transmitir la gravedad de la crisis recibida. "Si la gente no la percibe, es tarea del dirigente político explicarle que hay una crisis, explicarle la naturaleza de la crisis y explicarle por qué hay que tomar medidas impopulares pero imprescindibles".

Una profecía de turbulencia

Lo cierto es que Cavallo, en su fuero íntimo, no cree que el actual gobierno vaya a adoptar una actitud "menemista" sino que, más bien al contrario, acentúe su perfil "chavista". Criticó la filosofía que está detrás de la consigna por "desacoplar precios" y la tendencia a "instalar debates que oscurecen el debate político".

Sobre el dólar, el tema del cual más le preguntan, advierte el riesgo de un salto devaluatorio sobre fin del 2021. Dijo que el Gobierno podría devaluar voluntariamente por una decisión política de corregir distorsiones de precios relativos. Pero las recientes definiciones del ministro Guzmán dejan sin efecto esa posibilidad.

Más bien, Cavallo cree que en el Gobierno hay quienes intentarán volver a una situación de superávits gemelos –comercial y fiscal- que permitan una transición suave. Pero cree que esa experiencia fracasará porque "al no contar la economía en 2020 con los colchones de ahorros acumulados en el sistema bancario que existían al final de 2001, no encontrarán la forma de hacerlo compatible con la praxis populista de la coalición que hoy gobierna".

En consecuencia, pronostica que, hasta las elecciones, la economía "se basará en controles de todo tipo, que procurarán reprimir la inflación y redistribuir ingresos, aún a costa de acumular una situación insostenible para después de las elecciones. Una suerte de Plan Gelbard en versión Kicillof-Moreno".

Alberto Fernández fue funcionario durante el menemismo: según Cavallo, no cuenta con el margen político para introducir reformas estructurales
Alberto Fernández fue funcionario durante el menemismo: según Cavallo, no cuenta con el margen político para introducir reformas estructurales

¿Una vuelta a las reformas menemistas?

Pero la gran curiosidad que resurgió en las últimas horas, con el recuerdo y los homenajes a Carlos Menem, es si Cavallo considera viable la reimplantación de una reforma económica de la profundidad de la realizada en los ’90.

Por lo pronto, dejó en claro que la considera necesaria, aunque dijo que se necesitará un liderazgo político hoy no ve tan claro. De todas formas, no se contuvo en señalar nombres de figuras que podrían liderar ese proceso, por caso, ha sido particularmente elogioso con Ricardo López Murphy, el economista históricamente ligado a la Unión Cívica Radical que ocupó por un breve período el ministerio de economía –para ser sustituido, precisamente, por Cavallo-.

Según Cavallo, es irrelevante la grieta entre peronistas y antiperonistas. Rescató figuras del justicialismo que, a su juicio, están realizando reformas en el sentido correcto, como el gobernador cordobés Juan Schiaretti, y se mostró confiado en que se podría llegar a una coalición de dirigentes que coincidan en un programa básico para retomar el crecimiento.

"Lamentablemente predomina la visión de que el grueso de las cosas que Menem hizo tanto en política exterior como en política económica y en materia de reorganización fueron inadecuadas y que ya no tienen relevancia, que el futuro tendrá que ser completamente diferente, más en línea con lo que está haciendo el actual gobierno. Y yo creo que eso es totalmente equivocado", dijo al ser consultado tras el fallecimiento de Menem.

Creo que la solución de los problemas argentinos está precisamente por retomar el rumbo que señaló Menem en los ’90.

Para abundar en detalles, Cavallo no cree que sea imposible reinstalar en la agenda nacional las privatizaciones de las empresas públicas que dan pérdidas –incluyendo emblemas nacionales como YPF y Aerolíneas Argentinas- ni aplicar un duro programa de recorte de gastos vía la eliminación de servicios estatales que no sean imprescindibles.

Por otra parte, abogó por la eliminación de las retenciones al agro y recordó que, en su época, también ese impuesto era importante para el fisco, al punto que el propio Fondo Monetario Internacional había aconsejado no cortarlas de golpe. Sin embargo, argumenta Cavallo, la reacción productiva del campo terminó por compensar lo que se perdió por ese ingreso fiscal.

¿La inevitable licuación previa?

En definitiva, lo que es claro es que para Cavallo, el homenaje a Menem implicó también el intento de reivindicar su propia gestión y legado. Y, en una actitud comprensible, presenta los hechos bajo el ángulo que lo deja mejor parado. Porque Cavallo hace un paralelo entre "el desorden que hay hoy en la economía con el que había en 1990", pero omite referir que para que su plan de convertibilidad fuera posible, antes fue necesaria una gigantesca licuación de activos.

Se trató del Plan Bonex, instrumentado por el antecesor de Cavallo, Erman González. Unos 3.000 millones de dólares en plazos fijos fueron canjeados por bonos. De esa manera se aligeró el déficit cuasi fiscal del Banco Central y, además, se secó la plaza de dinero, ya que en aquella época era una práctica común para los pequeños ahorristas defender sus ingresos haciendo plazos fijos mensuales.

Los bonex se cobrarían recién luego de 10 años, y como consecuencia inmediata tuvieron una pérdida de valor de 25% en el mercado secundario. El dólar, cuando Erman González asumió el cargo, cotizaba a 1.800 australes. Y cuando un año después Cavallo llegó para anunciar su plan de convertibilidad estaba en 10.000 australes.

Es decir, otro había hecho el trabajo sucio de licuar el déficit fiscal, generar un mega superávit comercial y poner al dólar en un nivel súper competitivo. Aunque Cavallo no cuente esta parte de la historia en el legado menemista, todos los planes de estabilización y crecimiento han requerido que alguien tome medidas desagradables. Acaso lo que esté insinuando es que el paralelo del momento actual con el previo a la convertibilidad implicará tener que pasar por una inevitable fase caótica.