Cómo es la relación de Alberto con Cristina y qué escenario se perfila para las elecciones de 2021, según el consultor Lucas Romero
En esta charla con iProfesional, el politólogo Lucas Romero, director de la consultora Synopsis, se mete de lleno en el análisis del escenario político que viene en el año electoral.
Habla sobre la interdependencia de la salida de la crisis con las chances del propio oficialismo. Otra clave: la relación política entre Cristina y Alberto Fernández. También deja un párrafo sobre las posibilidades de la oposición de arrebatarle un triunfo a la Casa Rosada, y el armado electoral de sus principales figuras.
-¿Cómo definiría al Gobierno después del primer año de gestión?
-La duda principal, al comienzo del gobierno de la coalición, era cómo iba a resolver la crisis económica, que fue el principal mandato que recibió Alberto Fernández de las urnas. Cómo lograría revertir la recesión. En palabras del Presidente: "Ponerle plata en el bolsillo a la gente".
El segundo interrogante, hace un año, era cómo iban a convivir y cómo iban a tomar las decisiones los protagonistas de la coalición. Sobre todo porque Fernández apareció como candidato por elección de la actual vicepresidenta. No sabíamos dónde estaría la centralidad de la toma de decisiones.
A esos interrogantes se les sumó la pandemia, que profundizó el desafío económico y también los políticos. Sobre todo en lo referido a la situación judicial de la vicepresidenta. Toda la situación sanitaria lo complicó todo.
-¿Y en este contexto cómo termina el año en términos políticos, desde el punto de vista del Gobierno?
-La coalición no terminó de definir su funcionamiento. Aparece un liderazgo de Alberto Fernández que no tiene la centralidad en la toma de decisiones en un contexto de mucha incertidumbre sanitaria y económica.
En cuanto a los desafíos económicos, es cierto que la pandemia es el principal factor explicativo de por qué la administración actual no cumplió con el mandato de las urnas. Pero estamos frente a un Gobierno que -más allá de la pandemia- no ha logrado explicitar su programa económico. Y, así, no consiguió generar confianza entre los agentes económicos.
-¿Al principio de la pandemia, el 100% de la atención del Gobierno estuvo en lo sanitario. La apuesta salió mal. Y la economía se desplomó. ¿Cómo imagina que se va a posicionar el Gobierno en los próximos meses?
-En la medida que no aparezca la vacuna y se vaya la pandemia, es complicado proyectar la forma en que el Gobierno va a enfrentar el desafío económico en 2021. Hay una fecha de vencimiento: lograr el acuerdo con el FMI, que debe ocurrir entre final del primer trimestre y comienzos del segundo.
Creo que ese acuerdo se transformará en el ancla de expectativas que no lo dio el Presupuesto 2021.
-El próximo año es electoral. ¿Cómo imagina la estrategia oficial?
-Será importante saber si tendremos Primarias o no porque define los tiempos electorales. Mi impresión es evidente que si fuera por Alberto Fernández, por los intendentes o por los gobernadores no habría PASO. Pero que definitivamente sí le interesa a Cristina Kirchner que haya PASO. El kirchnerismo ha sabido utilizar a las Primarias como un mecanismo legitimidad y legal de extorsión, para disciplinar la interna del espacio político.
Cuando alguien desafía su deseo de imponer sus candidatos, el kirchernismo sabe que puede llevar la discusión a los votos y con ello se asegura influencia. El kirchnerismo necesita de las Primarias para poder imponer su decisión en la gran batalla del año: la conformación de las listas con los candidatos.
-Está claro que CFK aporta votos y es clave en lo electoral del FdT. ¿Cómo juega la ex Presidenta en la gestión del día a día?
-No termina de quedar claro cómo es el proceso de toma de decisiones, que es lo que define la relación política entre ambos.
Cuando uno mira los cambios de funcionarios de este año (Vanoli, Lanziani y Bielsa), en los tres casos se retiran por cuestionamientos del kirchnerismo. Y llegan en su reemplazo tres figuras de mucha confianza de Cristina (Raverta, Martínez y Ferraresi). Esos antecedentes dan cuenta de lo decisivo que es la opinión de la vicepresidenta. Pero yo no creo que tenga influencia en las decisiones de política pública.
Alberto F. no consulta y toma decisiones, y eso se ve reflejado en la carta de CFK cuando dice que quien gobierna es el Presidente. Para ponerlo en una metáfora: yo creo que Cristina no le dice al Presidente cómo conducir el auto. Pero es la dueña del vehículo. Y le hace saber a Alberto en público cómo debe conducir el auto.
-Este tipo de vínculo político, ¿lo ayuda a Alberto Fernández? ¿Lo orienta? ¿Lo potencia? ¿O, más bien, cree que lo perjudica?
-Cristina tiene un claro objetivo de ganar espacios dentro de las estructuras de poder. Cristina necesita que este gobierno evite el naufragio que condicione su propio futuro político o de su propio espacio. Ahí radican los fundamentos para sostener la estabilidad de la coalición gobernante tan heterogénea.
Cristina no puede permitirse el fracaso de esta administración. Allí radica que cuando la urgencia clama, ella cede y otorga margen de acción. Es lo que se vio en la carta del 26 de octubre. Es algo que puede repetirse en el futuro si la crisis se agrava.
-¿Cómo evalúa el papel que está jugando la oposición?
-El desafío de la oposición estará muy condicionado por la suerte que corra el Gobierno. Si hacia mediados de año, la gente siente cierto alivio en su bolsillo y en su calidad de vida, y eso se traduce en un triunfo electoral del Gobierno, entonces la oposición estará más condicionada a conseguir el triunfo para volver al poder en 2023. Depende más de cómo le vaya al Gobierno que de su propia pericia. Sobre todo, en una oposición que carece de un liderazgo claro. Esa figura hoy no está.
Horacio Rodríguez Larreta tiene tres años de gestión por delante, y no hay otra figura que hoy por hoy esté en condiciones de reclamar ese liderazgo. Va a ser muy importante la definición de los candidatos a medio término para percibir cómo puede evolucionar el cuadro en la oposición.