Operativo seducción del campo: el nuevo plan de Alberto para "ganarse" a los pequeños productores
Primero fue Cristina Kirchner. Un par de semanas después el propio Alberto Fernández. En medio de la pandemia, el Gobierno logró sentar a la mesa nada menos que a 42 cámaras representativas del campo. El Consejo Agroindustrial Argentino (CAI) se ha convertido en el interlocutor válido ante la Casa Rosada, que en los hechos significa -ni más ni menos- que el desplazamiento de la "Mesa de Enlace".
Esta movida genera turbulencias hacia la interna política de las agrupaciones agropecuarias. Por eso el Gobierno quiere apurar el paso de medidas concretas, que validen el nuevo escenario.
Desde los propios despachos oficiales advierten que si la intención política de un renovado acercamiento con las entidades rurales no queda plasmado en iniciativas, lo más probable es que rápidamente resurja la desconfianza.
Los ruralistas consultados por iProfesional tienen en claro que durante los gobiernos kirchneristas, el campo fue elegido como el "enemigo público número uno". Y están ansiosos por verificar si este "reperfilamiento" tiene que ver con la voluntad de hacer buenos negocios que beneficien a unos y a otros. O si, simplemente, se trata de una "nueva jugada para dividirnos", advierten las fuentes del sector.
Alberto Fernández, en la reunión que mantuvieron la semana pasada en Olivos, fue directo. Les dijo a los representantes del Consejo que los máximos generadores de divisas son los empresarios del sector rural. Comentó que el país necesita que las exportaciones crezcan en unos u$s20.000 millones anuales.
Queda claro que, además de las obvias necesidades económicas y de dólares contantes y sonantes, el Gobierno eligió reforzar el vínculo con ese sector productivo por una razón de estrategia política: la gran mayoría de las entidades que se agrupan en el Consejo Agroindustrial no pueden calificarse de "guerreras".
Y si bien en el Consejo tienen participación algunas de las entidades de la Mesa de Enlace (Confederaciones Rurales, Coninagro y Federación Agraria), estas agrupaciones hoy tratan de acercarse y no romper lazos con el Ejecutivo.
Quedaron afuera, al menos por ahora, la Sociedad Rural -que aparece como la más lejana a un posible acuerdo- y los denominados "autoconvocados", que ya salieron a acusar al Consejo de "estar conformado por industriales prebendarios amigos de todos los gobiernos".
Incluso le escribieron una carta a Alberto F.: "No se deje engañar ni por arribistas ni por alguno de su Gabinete que al parecer no le transmite la dura realidad que vivimos en el campo", advirtieron.
La referencia era hacia el ministro de Agricultura, Luis Basterra, un hombre ligado al peronismo, que hoy en día trabaja codo a codo con productores pequeños o de la agricultura familiar. Un hombre de consulta permanente de Cristina Kirchner.
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De todas formas, los últimos proyectos más ambiciosos fueron elaborados por Gabriel Delgado -el interventor de Vicentin, en el frustrado plan de la expropiación-, un funcionario de máxima confianza del Presidente.
La estrategia de la fisura interna
Del lado empresario, el referente es Gustavo Irígoras, cara visible de CIARA, la entidad que agrupa a las principales exportadoras de cereales. "Los dueños de los dólares", como chicanea una de las figuras del gabinete nacional.
"Queremos entendernos con el Consejo Agroindustrial porque son abarcativos, más que la Mesa de Enlace, y menos confrontativos. Ellos tienen ganas de hacer negocios, y nosotros también", comenta a iProfesional uno de los funcionarios que monitorea de cerca la evolución de las conversaciones con el sector.
Por ahora, la Sociedad Rural quedó fuera de las conversaciones. No significa que más adelante puede sumarse, pero en la entidad -una de las que lideró la oposición al anterior gobierno de CFK y que, de hecho, colocó a un ministro en la administración Macri- viven ahora abocados a definir las elecciones para definir autoridades, el mes que viene.
Al día de hoy, Coninagro aparece como la más dialoguista con el Ejecutivo. Carlos Ianizzotto -titular de la agrupación- es un hombre ligado al peronismo y tiene buena afinidad con Fernández.
"Hay una apuesta al diálogo y a la construcción de posibilidades reales para el sector", dice uno de los recientes interlocutores con Olivos.
Esa vocación se plasmó en el documento que el Consejo le llevó a CFK y al Presidente, con el objetivo de que la Argentina llegue a tener exportaciones por u$s100.000 millones anuales.
Como ya informó iProfesional, el Gobierno trabaja en una propuesta que llevará en las próximas semanas al Congreso. La iniciativa -elaborada por Delgado y también por Sergio Massa- ya cuenta con la aprobación de Matías Kulfas y, sobre todo, de Martín Guzmán.
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El ministro de Economía, después del arreglo de la deuda con los bonistas y en la previa de las negociaciones con el Fondo Monetario, se ha convertido en un cuidador de las cuentas fiscales. El más conservador del gabinete, tal como lo definen sus propios colegas.
En este contexto, el jefe de Estado espera el mejor timing para presentar -y enviar al Parlamento- el proyecto de ley para impulsar al sector rural.
Como adelantó iProfesional, el concepto de "Vaca Viva", al que Alberto F. viene haciendo referencia en las últimas semanas, se traducirá en un proyecto de ley de "incentivos agropecuarios", con medidas a favor de la producción del campo. La iniciativa -que por ahora se encuentra en una fase de borrador avanzado- formará parte del set de 60 medidas que el propio Alberto F. adelantó que va a poner en marcha para dejar atrás la economía pandémica.
El proyecto, punto por punto
La carátula del proyecto refiere al "Desarrollo de la Argentina Industrial". Y se propone como un "cambio en la matriz productiva para desarrollar una agresiva estrategia exportadora y generadora de mano de obra".
No es casualidad que en las últimas apariciones públicas -en los "zoom" armados con gobernadores y líderes sindicales y patronales- el jefe de Estado haya planteado la necesidad de incrementar las exportaciones y la generación de divisas. Lo hizo pensando en este proyecto, al que pone en un escalón de relanzamiento de la gestión, por ahora malograda por la expansión del Covid-19.
"Si seguimos con la estrategia actual necesitaríamos agregarle un segundo piso a la Pampa Húmeda", se presenta en la carátula proyecto. "Necesitamos exportar alimentos para humanos. No sigamos regalando fuentes de trabajo", se propone, ambicioso.
El borrador del proyecto consta de tres capítulos principales:
- Aumentar la producción vegetal aumentando el área y la productividad con sostenibilidad (riego, bioinsumos, máquinas, conectividad, semillas, etc).
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- Aumentar la producción y exportación de servicios y productos para humanos (incrementar la exportación de alimentos y productos procesados con apertura de mercados, incentivos fiscales y estabilidad).
- Incrementar la cantidad de emprendimientos internacionales en nuestro país con foco en todos los SBC relacionados a la Bioindustria (en un sentido amplio: vegetal, animal, industrial, salud, etc.).
Para el capítulo 1, la idea es motorizar las inversiones en distintos rubros agropecuarios.
Para atraer a esas inversiones, hay una lista de "incentivos". Los principales son:
- Poder desgravar de ganancias un porcentaje de 120% de las facturas relacionadas a fertilizantes, y de 150% las relacionadas con seguros índice y semillas autógamas fiscalizadas.
- Permitir la amortización acelerada de los bienes de capital vinculados a riego, conectividad, sistemas de seguridad, energía eólica, energía solar, microbiología industrial y bioenergía. También incluirá bienes de capital para mejorar procesos industriales básicos de la producción bioindustrial.
- Establecer un Plan Canje de Maquinarias para camiones, camionetas, sembradoras, pulverizadoras y tractores de origen nacional.
- Se facilitará el acceso al financiamiento sustentable con un Fondo de Garantía y líneas de crédito con tasas de hasta 24% anual.
En el capítulo 2 (aumento de la producción y exportaciones de los productos para humanos), la idea es que involucre a ‘todo tipo de carnes, incluyendo acuicultura, legumbres, productos orgánicos y agroecológicos, productos lácteos y alimentos procesados".
Algunos de los incentivos son:
- Reducción de las contribuciones patronales.
- Saldo de libre disponibilidad para créditos no compensados de IVA y devolución al cabo de tres años.
- Exención de impuesto a los débitos y créditos y de retenciones y percepciones impositivas.
- Disminución del Impuesto a los Bienes Personales para la repatriación de capitales
- Desgravación del Impuesto a las Ganancias para el acervo de forrajes, la producción de novillos pesados y el aumento de la productividad en la cría vacuna.
- Se facilitará el acceso al financiamiento sustentable con un Fondo de Garantía y líneas de crédito con tasas de hasta 24% anual.
- Desgravación de ganancias para Fondos Comunes de Inversión y Fideicomisos Financieros en los términos de la Ley 27.440 de Financiamiento Productivo.
En el borrador figuran dos propuestas que, de prosperar, traerán polémica.
Una refiere a un aumento al 33% para los Derechos de Exportación a los cortes de carne vacuna priorizados para el mercado interno (principalmente costillar y cortes del cuarto delantero).
La otra medida prohíbe el comercio de la media res entera. Y que la carne se deberá ofrecer al comercio minorista trozada en cuartos trasero, delantero y costillar.