Mazzina: "A los argentinos les cuesta mucho llamar como tal a las dictaduras de izquierda"
Como si Argentina tuviese pocos problemas, a las cuestiones domésticas que incluyen inflación y dólar, entre tantas otras, se le suma el frente externo, donde los conflictos sociales regionales y la severa tensión política en Venezuela empiezan a tener peso en la agenda nacional, dado que la posición del Gobierno al respecto puede terminar influyendo sobre las negociaciones en marcha por la deuda.
Para analizar este tema, iProfesional entrevistó a Constanza Mazzina, doctora en Ciencias Políticas, licenciada en Relaciones Internacionales, investigadora y docente de postgrado en diversas universidades (Buenos Aires (UBA), Salvador (USAL), Belgrano (UB)).
La también becaria en varios institutos y consultora en política latinoamericana sostiene, sin ninguna duda, que "hoy Venezuela es claramente una dictadura autoritaria".
-¿Cuál es su punto de vista sobre el conflicto que se registra en Venezuela?
-Escribo sobre Venezuela hace más de 10 años y hace bastante tiempo empecé a notar el avance del poder ejecutivo sobre las instituciones democráticas y republicanas que tenían la función, justamente, de controlar las acciones e inacciones del Poder Ejecutivo. A medida que avanzaban los años se fue agravando eso, y se produjo una ruptura democrática en el período comprendido entre la muerte de Chávez y los primeros dos años de Maduro. Esto es llamado técnicamente como "autoritarismo competitivo", que es un híbrido entre democracia y autoritarismo, porque no es ninguna de las dos cosas. Y hoy, claramente, estamos ante una dictadura autoritaria.
-Hay quienes sostienen que la decisión de Maduro de intervenir en el Parlamento se sustenta en acuerdos con otros países, ¿qué influencia tiene Rusia y China en este conflicto?
-Unos días antes de realizarse la Asamblea para renovar el mandato de Guaidó, Putin le mandó hacer saber a Maduro que Rusia estaba dispuesta a ayudarlo si Guaidó no renovaba su mandato. Esto es así porque Putin tiene mucho dinero invertido en Venezuela, país que tiene una deuda muy grande con Rusia y con China. Pero de alguna manera el Presidente ruso quería que las reformas que quiere llevar adelante para rescatar el tema del petróleo a través de empresas rusas se sacaran a través de leyes y no simplemente por decisiones del poder ejecutivo. Esto tiene sentido porque la ley brinda un mínimo de previsibilidad frente a la imprevisibilidad de que cambie de manos el Poder Ejecutivo venezolano.
Creo que lo que está pensando Putin es que si se va Maduro quiere saber qué pasará con la inversión que ha realizado en Venezuela. De la mano de eso, fue bastante obvia la maniobra días atrás por parte del madurismo de impedir que Guaidó entrara en el Parlamento y sesionara. El problema es que sesionaron sin quórum con sólo con una veintena de diputados, cuando la reforma de la Constitución de 1999 de Chávez estableció que la cantidad necesaria para votar es de más de 80 integrantes, e igual nombraron a Luis Parra como presidente de la Asamblea Nacional. En resumen, a nivel terminológico, eso es lo que se llama un "autogolpe", que es cuando una parte del Estado no deja que otra institución del Estado legítimo se reúna u opere siguiendo un proceso legal.
-¿Cómo interpreta la postura de Argentina sobre Venezuela?
-Como latinoamericanos en general, y como argentinos en particular, tenemos un problema con las dictaduras de izquierda. A los argentinos les cuesta mucho llamar como tal a las dictaduras de izquierda. Esto es parte del problema que hay actualmente con la posición de Argentina respecto a Venezuela. Me parece que en un país que le costó tanto volver a la democracia, respetar los derechos humanos, las libertades civiles básicas y las libertades políticas, no poder llamar "dictadura" a una dictadura es bastante preocupante.
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-¿Qué explicación le da a la decisión del gobierno argentino de quitarle las cartas credenciales a la embajadora designada por Guaidó?
-Diría que a eso se suma una serie de hechos ocurridos en el último mes. Tal es el caso que cuando fue la asunción de Fernández vinieron unas personas allegadas a Maduro, algo que generó malestar en los enviados norteamericanos. Paso seguido se destaca el refugio de Evo Morales en la Argentina y lo primero que hizo él acá fue política, cuando se le pidió que no lo haga. En cuanto al retiro puntual de las credenciales, como análisis, los errores en política exterior se pagan caros. Aunque los argentinos no tengamos memoria, el mundo tiene memoria al igual que el sistema internacional.
-¿Cómo toma esta estrategia diplomática de Argentina?
-Es una miopía volverse a poner del lado de Venezuela, Nicaragua y Cuba, nos va a cerrar muchas puertas en un momento que Argentina necesita que se abran puertas y mercados. De hecho, cuando fue el "golpe" de Estado a Evo Morales, el Gobierno se apuró a sacar una resolución en la Cámara de Diputados para condenarlo, pero cuando fue el autogolpe de Luis Parra en Venezuela días atrás pasó completamente desapercibido. Entonces tenemos un problema de definición, de dónde estamos parados, y más allá de esto las consecuencias para Argentina se van a sentir porque estamos en el listado de países no confiables.
-A nivel regional, hubo recientemente conflictos sociales en Chile, Colombia, Bolivia y Ecuador, ¿cómo analiza esta serie de manifestaciones?
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-Las clases políticas no están escuchando, la gente se entera todas las cosas a través de las redes sociales. A diferencia de lo que ocurría hace cinco o diez años atrás, hoy la política se hace de otra manera, el ciudadano no es tonto, hoy se informa y lo hace en tiempo veloz. Hay clases políticas en la región que están enquistadas, oligarquías completamente atadas al poder. Y es algo que se vio con Evo Morales, que al principio intentó atarse al poder.
-¿Este efecto puede ser "contagioso" para otros países y llegar a verse en Argentina?
-Ahí me parece que hay un punto en común que es que las clases políticas están completamente distanciadas de los ciudadanos. Esto en otros lugares del mundo, caso Italia, está dando lugar a reformas importantes. Otros países, como Holanda, tienen políticos (intendentes o concejales) con cargos ad honorem. Y se ve la diferencia respecto de la Argentina, donde hay intendentes que tienen sueldos de $400.000, cuando en la pirámide social argentina el sector más alto (ABC1), que representa el 5% del total de la población, gana más de $250.000 por mes como ingresos familiares. O sea, cualquier político hoy gana como la clase ABC1, ahí está el problema más grande que hoy nuestra clase política no está tomando nota.
Entonces, si la pregunta es si estos efectos regionales pueden ser contagiosos, diría que en el momento en que empezaron todas estas manifestaciones no hubo efecto contagio local porque fueron justo cuando en Argentina hubo elecciones. Creo que sí puede haber un efecto contagio en el corto o mediano plazo, diría durante los próximos dos años, si no hay una revisión por parte de la clase política de las señales hacia la ciudadanía. Por ejemplo, está el revuelo que se armó en las últimas semanas por el impuesto País Solidario, que por todos lados se habla en la calle que es un impuestazo y que el sacrificio no lo hace la clase política, que tiene sueldos altísimos.
En resumen, no se está tomando nota de esto y vuelvo a hacer mención de las redes sociales, sobre cómo hacen que se difundan tan rápidamente las noticias. Fue el caso del nombramiento de Brancatelli en la municipalidad de Pilar, todo el mundo está hablando de eso. Y así de todos los amigos y familiares de políticos que se están nombrando en todos lados. Esto es un problema y hay que atenderlo.