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El ingeniero que desafió prejuicios deja el poder y se posiciona como jefe de la oposición

El mandatario mejoró su desempeño electoral en la mayoría de las provincias respecto de las PASO, pero no le alcanzó para evitar el triunfo de Fernández
27/10/2019 - 23:21hs
El ingeniero que desafió prejuicios deja el poder y se posiciona como jefe de la oposición

Mauricio Macri dejará el poder el 10 de diciembre tras cuatro años de gobierno, con un caudal de votos que lo posiciona como jefe de la oposición.

El mandatario mejoró su desempeño electoral en la mayoría de las provincias, respecto de las PASO de agosto, pero como sea no le alcanzó para evitar un triunfo en primera vuelta de su adversario del Frente de Todos, Alberto Fernández, que este domingo se convirtió en su sucesor.

Cuando decidió incursionar en política tras la crisis de 2001 con su partido fundacional Compromiso para el Cambio, emprendió también -según él mismo reconoce en la intimidad- una batalla silenciosa contra los prejuicios y la subestimación por su falta de experiencia en política y su condición de empresario surgido de una familia de clase acomodada.Cuando hace cuatro años su triunfo puso fin a doce años de gobiernos kirchneristas, el ingeniero Macri venía de exhibir una eficiente administración como jefe de gobierno porteño, convalidada por las urnas en 2011, y una exitosa gestión como titular de Boca Juniors.

Si algo destacan de Macri quienes lo conocen de cerca es su paciencia y su capacidad de resiliencia, aptitudes que le quedaron como secuela quizás de sus días de cautiverio en 1991 cuando fue secuestrado por una banda llamada "de los comisarios" y liberado dos semanas después tras el pago de un rescate millonario.

Su compañero de fórmula, el senador justicialista Miguel Pichetto, que llegó a conocerlo más en profundidad durante las marchas del "Sí, se puede" por todo el país, admitió en estos días que aquellas esas cualidades, y su estilo poco confrontativo "siempre le dieron frutos".

Contra todos los pronósticos que le vaticinaban un paso fugaz por la política, Macri no se amilanó ante las derrotas, como cuando perdió el balotaje en 2003 ante Aníbal Ibarra, y en lugar de abandonar la vida política se anotó para obtener una banca como diputado nacional.

Que el rol de parlamentario no iba a ser su prioridad quedó claro a sólo dos años de haber asumido cuando renunció al escaño y se dispuso a dar nuevamente la pelea por el cargo que lo desvelaba: la jefatura de gobierno de la Ciudad.

También allí hizo una demostración que echaba por tierra las afirmaciones de que carecía de olfato político cuando fusionó Compromiso para el Cambio con el Recrear de Ricardo López Murphy y creó el PRO o Propuesta Republicana, el partido "amarillo" que finalmente sería su sello distintivo.

Macri suele replicar con trabajo silencioso las arengas de sus adversarios en la arena política.

Así lo recuerda su gente cuando, tiempo después de aquella frase de Cristina Fernández de Kirchner en la que exhortaba a quien la cuestionara a que "arme un partido y gane las elecciones", el ingeniero al que pocos apostaban fundó Cambiemos.

Con ese frente unido, que ideó junto a dirigentes tan disimiles como Elisa Carrió y Ernesto Sanz, y al que muchos le vaticinaban una vida corta, Macri llegó a la presidencia hace cuatro años y con el mismo frente transitó sin fisuras internas las tempestades que le deparó la economía.

El Presidente saliente tendrá ahora nuevamente el desafío de poner a prueba su vocación política para demostrar, y demostrarse a si mismo, su habilidad para mantener viva a la coalición y para no dilapidar el capital de los votos y el espaldarazo de las masivas marchas del "Si, se puede" que lo catapultaron como un futuro líder de la oposición.