Elecciones y campaña de Cambiemos: estos son los cálculos que hace Macri para decir que todavía "sí se puede"
Con la información adversa de las últimas encuestas en mano, que coinciden en que Alberto Fernández le está sacando a Mauricio Macri más de 20 puntos de diferencia a 40 días de las elecciones, el equipo electoral del oficialismo nacional quiere buscar el milagro de revertir la tendencia.
Con la presencia de los jefes de campaña de los principales centros urbanos del país, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro del Interior Rogelio Frigerio, se encargaron de cumplir el deseo presidencial de relanzar la campaña con la intención de convencer a los propios, para luego intentar identificar a los nuevos votantes y volcarlos a favor en una elección que se le presenta al oficialismo cada vez más pesada y cuesta arriba mientras más cerca se está del 27 de octubre.El primer esbozo más o menos serio de un equipo de gobierno decidido a dar pelea electoral tras la dura derrota que sufrió en las PASO del 11 de agosto se conoció recién el lunes, cuando a las 20.21, el presidente Macri utilizó su cuenta de Twitter para lanzar un lacónico y enigmático "#SiSePuede".
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La mayoría de los distritos electorales enviaron sus emisarios a la convocatoria que se cumplió ayer, luego del mediodía, en la Rosada. En el encuentro, Peña y Frigerio, básicamente, explicaron que Macri quiere vender cara su derrota. Incluso, todavía persiste en el convencimiento de que puede obligar a Alberto Fernández a jugar la segunda vuelta en noviembre, si es que se cumplen y surten efecto positivo para sus chances una serie de medidas que cambiarían la estrategia electoral que el Pro ha venido aplicando desde que llegó al poder hasta las PASO de agosto.Todavía golpeados y aturdidos, los ministros de Macri mostraron en el encuentro los últimos resultados de los focus group realizados por el equipo del ecuatoriano Jaime Durán Barba y explicaron que el "Sí se puede" que lanzó el presidente vía Twitter significa salir a la calle nuevamente, como lo hicieran en la exitosa y lejana campaña del 2015, con la diferencia, en este caso, de detectar a quienes no votaron en agosto y seducirlos para que lo hagan ahora a favor del oficialismo. Por allí está centrada la máxima esperanza de Macri y de los suyos.
En la reunión se repasaron cuestiones operativas, como la disponibilidad de las boletas en los distritos electorales y de la folletería para sacar a la calle, además de poner el foco en la planificación de un sistema más efectivo de la fiscalización de los comicios.
También se dejó en claro que la aspiración de máxima a la que se apunta en una coyuntura difícil y compleja no es otra que intentar llegar a la segunda vuelta; forzar un balotaje, para lo cual deberán remontar una diferencia de votos enorme y demasiado significativa.
En el encuentro también participó el candidato a vicepresidente, el senador peronista Miguel Ángel Pichetto, y los gobernadores Gerardo Morales, de Jujuy, y Gustavo Valdés, de Corrientes, según El Sol de Mendoza.
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Fue Pichetto el encargado de descargar, una vez más, la andanada de críticas a las maneras y formas que utilizó el gobierno de Macri para hacer llegar la ayuda social a los sectores más vulnerables.
"Muchachos, no se engañen con los acampes de las organizaciones. El hambre no apareció luego del 11 de agosto; no es que, de la noche a la mañana, después de aquella elección, la gente dejó de comer. Se trata del resultado de una política absolutamente equivocada de seguir entregando los recursos de la ayuda social a los mismos referentes de Barrios de Pie y del Movimiento Evita, cuando se debió haber buscado otros interlocutores", dijo el candidato a vicepresidente.
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"Esos referentes ni esos movimientos nunca pasarían a ser militantes de Cambiemos. Seguirían siendo lo que fueron siempre y, para cuando llegó el momento de las elecciones, se encontraron con todo el poder de fuego a su favor y en contra del Gobierno", resumió Pichetto en la reunión. Valdés y Morales lo apoyaron en el cuestionamiento, que quedó ahí, en el aire, flotando, con el efecto de una catarsis.
Las próximas semanas dejarán ver el resultado del intento de Macri por mantener viva su esperanza de revertir lo que parece estar instalado como una verdad irrefutable; que está transitando los últimos meses en el poder.
Se verá, si son ciertas sus apreciaciones en torno a eso que, si los votantes que no fueron a las urnas el 11 de agosto lo hacen el 27 de octubre, todavía su gobierno tiene alguna chance de salvarse. A eso parece aferrarse un presidente que, al menos por las redes, sigue convencido de que sí se puede.