La crisis de la Argentina acerca al Gobierno con el Papa
El agravamiento de la situación económica y por consiguiente social, tras las PASO, en evidencia la cercanía y cooperación entre el clero católico y los actuales moradores de la Casa Rosada. Acaso la imagen reciente más visible sea la reunión que días pasados mantuvo el presidente de la Nación con la cúpula de la Conferencia Episcopal, que encabeza el obispo Oscar Ojea.
Durante el encuentro se habló de la importancia de trabajar juntos para asegurar la paz social durante lo que resta del proceso electoral, los obispos pidieron medidas para paliar "la grave situación" de los más necesitados y Macri se comprometió a tomar todas las decisiones en ese sentido "sin ningún tipo de especulación política".
Específicamente, los obispos pidieron un refuerzo de la ayuda alimentaria que ya brinda el Gobierno. Luego, la Pastoral Social solicitó que se declare la emergencia alimentaria, que incluye la conformación de una canasta de alimentos básicos muy baratos o gratuitos con vistas a la primera infancia.
De hecho, la Iglesia participa activamente en la distribución de los alimentos a través de los comedores que tiene a lo largo y a lo ancho del país, pero especialmente en el Gran Buenos Aires con organizaciones como Cáritas, sea gracias al aporte del estado como al que hacen los privados.
Además, se habló de la importancia de que todos los actores políticos, empresariales, sindicales y sociales actúen con prudencia y formulen declaraciones moderadas a los efectos de no sumar más tensión privilegiando el interés del país a los anhelos políticos particulares, según indicó el sitio web de TN.
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Esta actitud cooperativa de la Iglesia con el Gobierno de Macri no es nueva. En diciembre de 2016 el clero del Gran Buenos Aires desplegó una estrategia en los asentamientos para evitar disturbios sociales ante el ya característico temor a saqueos que provoca cada fin de año.
La posición de la Iglesia se basa en que la profundización de las crisis perjudica especialmente a los que menos tienen y todos los sectores, más allá de que el Gobierno de turno tiene la principal responsabilidad, deben poner el hombro.
Al Gobierno y a la Iglesia no los une en este momento el amor, sino el espanto. Pero bienvenido sea el esfuerzo conjunto ante la crisis.
Además, el Papa y los obispos anhelan que Macri complete su mandato y se cumpla con la Constitución nacional para preservar la calidad institucional en un país donde lamentablemente nunca terminó su gestión un gobierno democrático no peronista. Ese era el gran objetivo de Francisco durante la presidencia de Cristina Kirchner: que terminara su mandato. Y por eso les decía a los argentinos que lo frecuentaban entonces: "Hay que ayudar a Cristina".
Ahora, dicen sus allegados, su actitud es exactamente la misma: "Hay que ayudar a Mauricio". Los obispos argentinos son el brazo ejecutor de ese propósito.