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La agenda de reformas del FMI, en zona de riesgo por señales de rebelión contra Pichetto en el Senado

En medio de la euforia de los mercados por su candidatura, aparecen las advertencias sobre un posible bloqueo al combo de medidas exigidas por el FMI
13/06/2019 - 06:28hs
La agenda de reformas del FMI, en zona de riesgo por señales de rebelión contra Pichetto en el Senado

Entusiasmados por la fórmula Macri-Pichetto, los inversores siguen por estas horas sin registrar los movimientos febriles que desató esa jugada en el Senado, una de las principales preocupaciones del oficialismo.

Allí, el bloque justicialista -que hasta el martes presidía el senador peronista-, comenzó a tomar distancia de la estrategia seguida por el rionegrino y dio inicio a un proceso de "reconstrucción", según la definición de algunos de sus miembros, que en el futuro podría complicar la aprobación de las reformas estructurales exigidas por el Fondo Monetario Internacional y los bonistas.

El blindaje político destinado a evitar fugas fue discutido ayer por la mañana durante una reunión entre un grupo de los 24 senadores pertenecientes a ese espacio, en donde ratificaron su carácter opositor y se diferenciaron de Macri.

De esa manera, descartaron la posibilidad de una ruptura y minimizaron la salida de Pichetto, una iniciativa que algunos calificaron como "un manotazo desesperado" en vistas del vencimiento de su mandato el 10 de diciembre. El vicepresidente del bloque, José Mayans, fue más lejos el martes y habló de "traición".

En un recuento de fuerzas, los legisladores pejotistas aseguran que a Pichetto "no lo siguió nadie" y que por lo tanto su influencia en el Senado será limitada. Un panorama diferente al esperado por los mercados, en donde creen que el compañero de fórmula de Macri debería reforzar las posibilidades de su reelección, la gobernabilidad y la capacidad para aprobar la reforma laboral, previsional y tributaria. Ese fue la opinión que compartió el banco de inversión Morgan Stanley con sus clientes en un informe difundido en las últimas horas.

El clima de expectativa se extendió al "círculo rojo", que ayer recibió con abrazos a Pichetto en el precoloquio de IDEA. El senador destacó frente a los empresarios el acuerdo de Vaca Muerta, "un ejemplo de que cuando hay actividad expansiva –aseguró- se pueden hacer reformas que apunten a la competitividad y productividad". Y señaló que su candidatura fue una decisión del Presidente para ampliar la base de sustentación política. Una idea que en su entorno ratificaron al señalar que "el tiempo que se viene es más electoral y político que puntualmente legislativo".

En la Casa Rosada reconocen que el rol de Pichetto no sería precisamente el de arrastrar consigo senadores o gobernadores hacia Cambiemos. Los cálculos que manejan en el equipo de Macri es que ningún espacio va a tener mayoría en el Congreso. Hoy Cambiemos tiene 25 senadores, prácticamente lo mismo que el interbloque del PJ, y podría retroceder incluso.

"El esquema va a ser similar al de hoy tanto en el Senado como en Diputados, no creo que sume mucho en términos numéricos", dijo a iProfesional una fuente oficial.

El rol asignado al candidato a vice es en primer lugar el de mostrar "amplitud" y frenar la fuga de antikirchneristas desencantados, un reclamo que le hacían a Macri el establishment financiero y el círculo rojo. El aislamiento político propiciado por la estrategia purista de Jaime Durán Barba y Marcos Peña había empezado a generar cuestionamientos entre los grandes empresarios, que intentaron instalar sin éxito la candidatura de María Eugenia Vidal.

Pero el pedido de apertura también surgió del interior de la alianza gobernante, promovido por el presidente de Diputados, Emilio Monzó, y sectores del radicalismo, preocupados por el impacto de la crisis económica y la fórmula Fernández-Fernández sobre la debilitada imagen de Macri.

La otra función del nuevo integrante del armado oficialista será de carácter institucional y apuntará a articular con la oposición en un territorio adverso para el oficialismo. "El vice preside el Senado y no hay nadie mejor que él para presidir para busca de consensos para el Gobierno que seguramente no vamos a tener mayoría a partir de 2019", dijo a este medio el diputado Daniel Lipovetsky. La misión será seducir a sus excompañeros del bloque justicialista, al que renunció el martes tras oficializar en forma sorpresiva su candidatura. Pero no será nada fácil.

Las tensiones se intensificaron en el último tiempo, con fuertes cruces en las reuniones de ese espacio y una creciente dificultad del ahora el exjefe de esa bancada para disciplinar a su tropa.

El último conflicto ocurrió la semana pasada, durante una sesión en la que el oficialismo no pudo aprobar el pliego de 125 jueces nacionales y federales. El rechazo del kirchnerismo y un sector importante del bloque justicialista dejó en soledad a Pichetto, quien se oponía a dejar los juzgados vacantes. El argumento de la oposición fue que los candidatos elegidos por el Ejecutivo eran un "acomodo" de magistrados afines.

Esa relación no siempre fue así de tirante. Acuciados por la falta de recursos, Pichetto y su bancada aprobaron leyes clave del oficialismo durante el mandato de Macri. En la lista figuran el acuerdo con los fondos buite, el pacto fiscal y la Ley de Movilidad jubilatoria, que modificó la fórmula de cálculo de los haberes. "Nos toca la ingrata tarea de votar esta ley porque acompañamos a los gobernadores", aseguró en aquella sesión del 30 de noviembre de 2017, en medio de una batalla campal afuera del congreso. La última vez que confluyeron fue semanas atrás durante la sanción de la Ley de Financiamiento.

El gesto le valió el apodo merecido de "dador de gobernabilidad", una condición que sin embargo ya había empezado a ser cuestionada a fines de 2016. En plena discusión del voto electrónico, su intención de negociar sin autorización en aquel entonces provocó la furia de los jefes provinciales, quienes viajaron de inmediato a la Capital para hacerselo saber. La primera señal de quiebre quedó grabada en la retina de los senadores fue el enérgico rechazo del gobernador pampeano Carlos Verna a la ley respaldada por el entonces jefe del bloque del PJ.

Los mismos roces se repitieron en abril pasado durante el intento fallido del Gobierno por tratar la reforma laboral en comisiones en el Senado. Pero la ruptura terminó de aflorar con fuerza la semana pasada, cuando Pichetto anunció que en un ballotage votaría por Macri. La declaración inesperada confirmó en el bloque las sospechas entre sus pares de que el jefe de la bancada peronista durante 17 años buscaba desembarcar en las filas del Gobierno. "Vendía que era antikichnerista y estaba a favor de la gobernabilidad, pero después ya no pudo vender más nada", dijeron cerca de un senador decepcionado.

En lo que anticipa ser otro capítulo de la pelea, el senador kirchnerista Marcelo Fuentes ayer anticipó que va a pedir su renuncia en el Consejo de la Magistratura como representante de la oposición.