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Macri trata de contener a la UCR e imponer su teoría de que no conviene un megafrente con el peronismo

En las horas previas a la convención de los radicales, el macrismo analiza focus groups y extrema la presión para sostener la candidatura del Presidente
26/05/2019 - 07:26hs
Macri trata de contener a la UCR e imponer su teoría de que no conviene un megafrente con el peronismo

Los días que corren han sido pródigos en imágenes que llevan implícitos mensajes políticos. Luego de "la foto" ansiada por unos y temida por otros, que mostró a Cristina Kirchner sentada en el banquillo de los acusados, hubo otras relacionadas a la formación de alianzas.

Mauricio Macri fue uno de los más activos en ese terreno. Se fotografió sucesivamente con el gobernador cordobés, Juan Schiaretti, con el jefe del bloque peronista en el Senado, Miguel Angel Pichetto, y con el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey.

Sonrisas, abrazos, señales de "buena onda" y declaraciones ambiguas formaron parte de la puesta en escena, mientras desde la vereda de enfrente, Alberto Fernández dejaba ver su desagrado: "La gente sabe dónde están los opositores. Los opositores no se abrazan con Macri", dijo en un programa de televisión. Es una frase muy fuerte para alguien que hace apenas dos semanas estaba pidiendo explícitamente que Schiaretti y los demás gobernadores se arrimaran al peronismo filokirchnerista.

Mientras Macri se limitaba a posar para los fotógrafos y hablar ante auditorios amables sobre la importancia de impulsar a los emprendedores y a la exportación, sus funcionarios se dedicaban a librar la "guerra psicológica" en torno a las encuestas y a las definiciones de candidaturas.

Figuras de primera línea como Marcos Peña, Rogelio Frigerio, Horacio Rodríguez Larreta y hasta María Eugenia Vidal salieron a aclarar que no había nada en revisión, que el candidato a presidente seguía siendo Macri, con Vidal en la provincia. Y que, por ende, las versiones sobre hipotéticas fórmulas "Vidal-Lousteau", "Macri-Vidal" y el largo etcétera que entretuvo las charlas políticas, no eran más que conjeturas sin fundamento.

Pero claro, se hace difícil desmentir las versiones cuando quien las instala no es alguien de la oposición ni del empresariado, sino los mismísimos socios de la coalición Cambiemos.

Lo que hasta hace poco sólo se insinuaba o se decía en voz baja en la Unión Cívica Radical, ahora se expresa en voz alta. Julio Cobos blanqueó que en la UCR quieren de candidata a Vidal, y eso lleva a que la convención del partido, a realizarse el lunes en Parque Norte, tenga una relevancia inusitada.

Por eso, estas horas son clave y de negociación política en su máxima intensidad. La sensación reinante en la coalición de gobierno es que el precio que los radicales pedirán para seguir apoyando la postulación de Macri es una redefinición de Cambiemos.

En la UCR viene cobrando fuerza una corriente de opinión que quiere refundar la coalición, con un espíritu más amplio. Traducido: que incluya a gente del peronismo.

Creen que sólo de esa forma se puede quebrar el derrotismo de los malos números en las encuestas, y que se agregará ese condimento de "sensación de gobernabilidad" que toda administración no peronista desea agregar.

La foto de Macri con Urtubey, un "vicepresidenciable" que podría ser aceptado sin resistencias fuertes en Cambiemos, fue el lubricante para que las versiones tuvieran más andamiento.

Y hasta se habla de otra figura que despierta menos consenso pero que podría ayudar a conformar el perfil de un frente que se oponga al kirchnerismo: Roberto Lavagna.

Focus groups y la estrategia de la división

Estos días son decisivos también por otro motivo: Macri recibirá el reporte de los focus groups organizados por Roberto Zapata, el psicólogo español que trabaja en tándem con el "gurú" Jaime Durán Barba

Serán las primeras evaluaciones vinculadas a la opinión pública desde el anuncio de Cristina Kirchner que conmocionó al ámbito político. Y servirán para confirmar si, como creen los funcionarios, Cristina encontró su techo, en la medida en que los votantes perciben cierta estabilización económica. O si, por el contrario, el malhumor social por la recesión sigue haciendo caer la imagen presidencial hasta el nivel de ponerlo en riesgo de perder en primera vuelta.

Más allá de las señales que ha transmitido en las fotos con las figuras de Alternativa Federal, todo indica hasta ahora que Macri no tuvo más intención que generar esa frase de Alberto Fernández. Es decir, no pretende pactar con ningún peronista, pero sí asegurarse de que no irán a buscar protección del kirchnerismo ni competirán en una PASO panperonistas.

La realidad es que la idea de la polarización que tanto ha abrazado el macrismo siempre tuvo un componente fundamental: la existencia de un tercer espacio que le reste votos al kirchnerismo.

Se lo había explicado con claridad Durán Barba a Macri en 2015: si se aliaba con Sergio Massa –cosa que le pedían con desesperación desde el "círculo rojo"– comprometería sus chances. En cambio, si iban cada uno por su lado, le restaría votos al kirchnerismo en primera vuelta, lo cual forzaría a un balotaje. Y, ahí sí, los votantes de Massa llegarían naturalmente a poner la boleta de Macri.

Igual que Cristina al cederle su lugar a Alberto Fernández, Macri está pensando en el balotaje. Y retratarse junto a los principales referentes del peronismo federal es una forma de adelantar para hoy la segunda vuelta de noviembre, en la que los votantes "del centro" resolverán la bipolaridad.

Unirse en una mega coalición con peronistas y otras fuerzas menores, para conformar un frente heterogéneo cuyo único y explícito propósito sea derrotar al kirchnerismo, puede ser un arma de doble filo.

Al menos, así lo considera Durán Barba.

En una reciente columna periodística, el politólogo ecuatoriano recuerda cómo "desde hace muchos años los líderes alternativos han derrotado a las coaliciones del establishment formadas por medios de comunicación y partidos políticos". Y enumera una larga lista de ejemplos de varios países en los que las coaliciones que parecían representar a las corporaciones perdieron contra los que surgieron como líderes alternativos.

Por si quedara alguna duda, Durán Barba plantea sin medias tintas: "Un frente de unidad de sus adversarios aseguraría un triunfo contundente de Cristina Fernández".

En otras palabras, el principal estratega del macrismo defiende una maniobra opuesta a la que se desprende de la lectura de Macri. Es decir, Durán Barba no quiere a todos los líderes políticos en una vereda y al kirchnerismo en otra.

Más bien al contrario, cree que así no hace más que alentar las chances de la fórmula Fernández-Fernández.

El desafío es lograr una combinación difícil: darle a la UCR un incentivo para seguir apoyando la candidatura de Macri, pero al mismo tiempo convencerlos de que algunos amigos ayudan más desde afuera que desde adentro.

Ese argumento no deja muchas posibilidades en pie. Lo más "barato" para el macrismo es ofrecer el cargo de vicepresidente, algo que no está claro que sea suficiente para los radicales, cansados en su cuarto año de gestión de ser el socio de bajo perfil.