CAUSA DE LOS CUADERNOS

Cristina se reúne en secreto con el "círculo rojo" y da mensajes de mayor cautela en finanzas

La expresidenta mantiene una discreta agenda de reuniones con empresarios y banqueros. Estrategas de campaña le aconsejaron moderar el discurso económico
POLÍTICA - 21 de Diciembre, 2018

Mientras los medios de comunicación machacan con sus reveses judiciales -como el procesamiento con prisión preventiva confirmado el jueves en el marco de la causa de los cuadernos-, Cristina Kirchner ya asumió una agenda de actividades que tiene como destino final octubre de 2019, cuando se realicen las próximas elecciones presidenciales.

“Es otra Cristina”. Algunos de los dirigentes políticos que en las últimas semanas visitaron a la expresidente en el Instituto Patria o -los de mayor confianza- en su departamento de Recoleta, se llevan esa impresión: que la ex presidenta ahora es “otra” y que poco tiene que ver con la que aparecía en las cadenas nacionales. Ni en las reuniones en la Casa Rosada.

“Te recibe para escucharte. No para bajar línea ni para retar, algo muy común mientras fue mandataria”, comenta -con sorpresa- un dirigente empresario Pyme que la visitó hace algunas semanas en el Patria.

En las próximas semanas, CFK intensificará esos contactos. Sobre todo con los hombres y mujeres de empresas. Busca armar una especie de “círculo rojo” propio. Quiere tener un ida y vuelta con los ejecutivos más importantes del país.

“Habrá reuniones con los dueños de las empresas. No con los gerentes”, comenta una de las personas que en los últimos meses se mantuvo al círculo más cercano de la ex mandataria.

La intención, comentan a iProfesional, será mantener esos encuentros con el establishment bien lejos del periodismo. “La clave es la discreción y la reserva de esas reuniones”, afirman.

Habrá contactos con banqueros y con empresarios de los distintos sectores productivos. En ese ida y vuelta, Cristina quiere enterarse de primera mano -sin intermediarios- qué piensan los ejecutivos sobre la realidad del país. Y sus expectativas ante un eventual tercer gobierno suyo.

En el mismo sentido, la expresidenta pretende que banqueros y empresarios conozcan sus pensamientos por sus palabras y no por lo que puedan leer en los diarios.

Los contactos con el establishment se intensificaron en las últimas semanas, luego de que el productor y empresario Gustavo Grobocopatel dijera públicamente que no le preocupa un retorno de Cristina pero, en tal caso, que lo hiciera “con otro entorno”.

La agenda se mantiene en estricta reserva por una razón: “Lo más difícil de esta estrategia radica en que si trasciende uno de los encuentros, se caen los siguientes ya programados. Nadie quiere lío ni quedar expuesto”, razona una de las personas que trabaja cerca de la líder kirchnerista.

¿Hay otra Cristina?

Es la pregunta del millón. Aun para quienes están trabajando cerca suyo. La expresidenta da señales de que algo cambió. Hizo divulgar algunos de los encuentros con dirigentes que no forman parte de su entorno, y que -incluso- se posicionaron como anti K en la última parte de su administración.

Hugo Moyano fue el primero en cumplir con esa regla no escrita. Entre los líderes gremiales también se juntó con Héctor Daer. Y tuvo una cita con el actual gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet. En las últimas semanas, también mantuvo charlas telefónicas con Eduardo Duhalde.

iProfesional puso saber, incluso, que desde el círculo de confianza de Fernández de Kirchner también se sobrevoló la posibilidad de un encuentro con la cúpula de la misión del Fondo Monetario Internacional, pero que desde Washington desecharon la posibilidad de esa cumbre -por ahora- para no lastimar el vínculo con la Casa Rosada.

Está claro que en el kirchnerismo existe una estrategia electoral que consiste en armar una (eventual) candidatura alrededor de la CFK actual y mostrarla “distinta” a la que gobernó hasta diciembre de 2015. La llegada de Alberto Fernández a su círculo -luego de su alejamiento del kirchnerismo durante el segundo mandato presidencial- tiene mucho que ver con ese diseño.

“Cristina le dio amplitud para moverse y encontrar consensos. Vamos a ver si cosecha logros con el paso del tiempo, pero va en ese camino”, comenta la fuente a iProfesional.

Esa revisión de la estrategia incluye al capítulo económico. Cristina mantuvo contactos con economistas que fueron funcionarios claves durante su gestión -como Axel Kicillof y Emmanuel Álvarez Agis- y también con otros -como Guillermo Nielsen- que vienen de militar en otros espacios (aunque fue embajador en Alemania durante la era K) y tienen una visión más de “mercado”.

Cultivando la relación con el FMI

Las recomendaciones que escucha CFK van en el sentido de la prudencia. De que el próximo Gobierno tendrá que, sí o sí, sentarse a negociar los vencimientos de la deuda con el Fondo Monetario. Por ahora está previsto que la Argentina salde la deuda tomada este año, en torno a los u$s57.000 millones, en los próximos cuatro años, con una concentración importante hacia 2022 y 2023.

Contra la percepción de que el FMI y el apellido Kirchner se repelen casi como naturalmente, los memoriosos recuerdan que Néstor Kirchner mantenía un discurso duro y ácido respecto del Fondo, pero que -en simultáneo- negoció durante los primeros años de su mandato, hasta que a comienzos de 2006 pagó de un solo golpe toda la deuda con el organismo.

Al contrario de lo hecho por Néstor hace 13 años, ahora la sugerencia a CFK va en el sentido de que no debería romper el vínculo con el Fondo Monetario. Al contrario, debería dotarlo con una negociación lo más constructiva posible por una sencilla razón: es muy probable que, con un eventual regreso del kirchnerismo, la única fuente de financiamiento sea ese organismo.

Las razones son obvias: ¿Qué inversor le va a prestar al país si gana Cristina? Nadie, al menos en el corto plazo. Después se verá. Pero, al inicio, nadie duda de que así será.

“La única manera de salir de la crisis es siendo socio del Fondo. Hay que lograr una renegociación de los vencimientos. Y ver la manera de reconfigurar la economía argentina para hacerla viable. Así como estamos, la deuda no se puede pagar porque no producimos los dólares suficientes”, afirman desde el entorno de la expresidenta.

Uno de los informes que, en los últimos días, recibió CFK releva las experiencias anteriores de “déficit cero”. Fueron ocho, incluyendo la receta fallida en la Argentina, en el año 2000. Ninguna tuvo éxito, dice el reporte elaborado por el economista Emmanuel Álvarez Agis, ex viceministro durante la segunda gestión cristinista.

Ni la de Ucrania, ni la de Pakistán ni en Bielorrusia. El único intento que aún se mantiene es la de España, que se dio siete años para llegar, gradualmente, al déficit cero. Ese compromiso se tomó en 2013, y aún quedan dos años para corroborar si se trata de la única experiencia exitosa.

“Con distintos tonos y argumentos, cada economista que se reúne con Cristina le dice lo mismo: esto no es el 2003. La devaluación de este año no será la puerta de entrada a un crecimiento vigoroso como ocurrió aquel año, cuando ellos asumieron”, sintetiza uno de los dirigentes que visita el Instituto Patria con asiduidad.

El desafío de mantener la mente fría

En la lista de recomendaciones que le acercan a la ex Presidenta figura el manejo de la cautela. En concreto: si cuando avance 2019 aparecen encuestas dándole a CFK la chance de un triunfo en el ballotage, hay quienes en su entorno piensan que el mejor camino sería mostrarse como una candidata racional. Todo un desafío para alguien que se ha caracterizado por su carácter emocional e impulsivo.

Y los asesores de la expresidenta están bien al tanto de que los analistas consideran que uno de los factores que llevaron en las últimas semanas a la suba del riesgo país es el temor de los inversores a un regreso del kirchnerismo al poder.

En su círculo íntimo lo expresan así: “La economía no tiene márgenes de maniobra. O los tiene pero muy acotados. Acá hay que lograr que el mercado financiero no se desmorone si vamos a un escenario donde Cristina aparece como la favorita. Una economía en crisis le viene bien a su eventual candidatura. Pero si ella utiliza esa situación y se sube al caos quedaría muy expuesta. El discurso de barricada aparece como el contraindicado”.

En ese plan es en donde aparece la idea de juntarse con los empresarios y banqueros más relevantes de la Argentina. “No con los CEOs; Cristina quiere encontrarse directamente con los accionistas”, sugiere la fuente.

En los bocetos que le armaron algunos de sus asesores económicos, aparece un capítulo dedicado a las perspectivas de los próximos cuatro años.

Allí se afirma, directamente, que, a lo sumo, la economía podría crecer 1,5% a 2% anual entre 2019 y 2023. Y que la creación de puestos de trabajo, en ese contexto, no superaría los 100.000 a 150.000 anuales.

Sin confirmar (ni desmentir) su próxima candidatura presidencial, Cristina Kirchner está lanzada a intentar convencer de que hay “otra” CFK. Los últimos números que muestran las encuestas la obligan a hacerlo: Según Poliarquía, un 53% de los consultados dijo que “nunca votaría” a la expresidenta.

Ella, en principio, se plantea el desafío de romper ese techo electoral.

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