CUMBRE DEL G20

Entrelíneas del discurso de Macri: distanciamiento de las posturas de Trump y crítica velada al kirchnerismo

El presidente intenta posicionarse como parte del liderazgo global y destaca que este G20 simboliza el fin del aislamiento internacional de la Argentina
POLÍTICA - 01 de Diciembre, 2018

Guiños políticos, críticas veladas y un manifiesto por la vuelta de Argentina al protagonismo de la agenda global: ese fue el contenido entrelíneas del discurso que dio el presidente Mauricio Macri en la apertura de la cumbre de líderes del G20.

El discurso de Macri estaba escrito –el presidente se valió de un ayuda memoria en su computadora portátil- y tuvo frases pensadas para diversos destinatarios.

Una parte estuvo pensada para afirmar el rol de Macri como líder: la alusión a que la reunión de Buenos Aires pueda ser recordada como el nuevo consenso para una década fue ambiciosa y dejó en claro que el presidente quiere que Argentina sea considerada un protagonista de la agenda global.

Hubo, además, otras frases en las que tácitamente el Presidente deja entrever su opinión sobre los principales temas de divergencia. El hecho de haber aludido en tono crítico a quienes quieren frenar el cuidado ambiental o a quienes quieren medidas que afecten el comercio implica una toma de posición.

Concretamente, supone una toma de distancia respecto de las políticas de Donald Trump, que llegó a Buenos Aires con la determinación de confrontar con China por el tema comercial. Y, además, como recordó el viernes el presidente francés, Emmanuel Macron, la cuestión ambiental es un tema de desavenencia entre Estados Unidos y las demás potencias, dado que Trump manifestó que no mantendrá la adhesión al Acuerdo de París.

Finalmente, también hubo frases destinadas al público argentino. Algunas lo fueron explícitamente, como cuando agradeció la paciencia de los porteños por los cambios de rutina que significó el “blindaje” de la Ciudad para la cumbre y la restricción del transporte.

Otro mensaje, en cambio, fue más velado. Como el que alude a que, recién ahora, la Argentina regresa al mundo luego de una década de aislamiento.

“Es un hecho inédito en nuestro país. Nunca convergieron tantos líderes al mismo tiempo. Lo tomamos como un gesto de apoyo y reconocimiento a la presencia y desempeño que está teniendo la Argentina en el escenario global, sobre todo después de tantos años de aislamiento”, fue la frase con la que el Presidente agradeció a sus colegas por haber venido hasta Buenos Aires.

El trasfondo de la frase es claro: Macri insinúa que, por más que Argentina haya sido miembro del G20 y Cristina Kirchner haya ido a todas las reuniones cumbre, en términos reales el país estaba separado de la agenda global.

Cristina se caracterizaba por sus discursos en los que fustigaba a las agencias de riesgo crediticio, a los “fondos buitres” y a organismos como el Fondo Monetario Internacional –cuyos directores asisten como invitados al G20-. La prédica de la ex presidente solía chocar con el tono de los demás discursos, que abogaban por un avance en la integración comercial y financiera.

Macri hizo hincapié en el contraste: quiso dejar en claro que el cambio argentino no se limita solo al hecho de que ahora es organizador de la cumbre, sino que su postura está alineada con esa agenda global de la que el país parecía disentir.

Ese mensaje aparece incluso reforzado por el video institucional que difundió Presidencia, en el cual explica por qué es importante el G20 y destaca el nuevo protagonismo internacional argentino. El video oficial se emitía en los canales de TV, al mismo tiempo que Macri se reunía en privado con los líderes.

Además, tanto en el encuentro con Macron como en el de Trump, Macri recordó que el apoyo de las potencias fue fundamental para que el FMI admitiera el desembolso más grande de su historia.

En definitiva, Macri se posicionó ante este G20 como si fuera la oportunidad de un relanzamiento de su gestión. El mensaje para el público argentino es que este momento de recesión implica, paradójicamente, la apertura de una etapa de mejores posibilidades, porque el duro programa de ajuste fiscal y reformas estructurales cuenta con el apoyo de las potencias.

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