ELECCIONES PRESIDENCIALES

¿Por qué Jair Bolsonaro es el "Donald Trump brasileño"?

El ex militar que añora la dictadura, afecto a frases homofóbicas y ultraderechista que en 27 años de parlamentario hizo aprobar sólo 2 proyectos de ley
POLÍTICA - 07 de Octubre, 2018

El diputado ultraderechista Jair Bolsonaro ha logrado convertirse en uno de los favoritos para estas elecciones en Brasil. En esta recta final, ya le sacó 13 puntos de ventaja a su principal rival Fernando Haddad, candidato del Partido de los Trabajadores (PT), en lugar del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Este excapitán de 63 años, de penetrantes ojos verdes y cabello entrecano peinado con raya al costado, supo cultivar mediante una astuta utilización de las redes sociales y sus apariciones mediáticas con frases provocadoras.

Bolsonaro no se ha visto salpicado por la avalancha de escándalos de corrupción que sacuden a Brasil y gusta de poner a prueba su popularidad en los aeropuertos, donde suele ser solicitado para tomarse selfies.

En materia económica, trata de ganarse el favor de los mercados desmarcándose de sus propias posiciones de corte estatizante de otros años. Para ello, nombró como asesor a Paulo Geudes, un economista resueltamente liberal, dando a entender que sería su ministro de Hacienda en caso de llegar a la presidencia.

Poco tuvo que variar en cambio en lo que hace a su prédica de lucha contra la criminalidad, con una propuesta de choque: "Dar acceso al porte de armas a la gente de bien", como afirma en un video publicado en las redes sociales.

Con el clásico discurso de la derecha radical de que "todo está podrido", quiere ser visto como un político diferente. A menudo se lo compara con Donald Trump, aunque Bolsonaro, lejos de ser un novato, tiene una larga carrera política y una banca en la Cámara de Diputados desde 1991.

Nacido en 1955 en Campinas, cerca de Sao Paulo, en una familia de origen italiano, ha forjado su carrera principalmente en Rio de Janeiro, donde fue elegido concejal en 1988 y donde obtuvo su primera banca como diputado federal tres años después.

Como parlamentario, se ha destacado más por una retórica inflamada y sus exabruptos que por los proyectos de ley que logró hacer aprobar: dos en 27 años.

En 2014, le dijo a la diputada de izquierda Maria do Rosario, que lo acusaba de incentivar las violaciones, que "no merecería ser violada"; y en declaraciones al diario Zero Hora, reincidió: "No merecería ser violada porque es muy mala, muy fea". Dos años después, elogió a un torturador de la dictadura (1964-1985).También hicieron correr tinta sus declaraciones homofóbicas. En una entrevista con la revista Playboy, en 2011, dijo que preferiría que sus hijos "muriesen en un accidente" a que sean homosexuales.

Aunque sus ambiciones presidenciales lo han llevado a suavizar su discurso en los últimos meses, una alianza con los partidos tradicionales para una segunda vuelta luce poco probable.

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