El Congreso que se va aprobó menos de la mitad de leyes que pidió Macri
El presidente Mauricio Macri debió resignarse a que apenas uno de cada cuatro proyectos que fueron presentados o impulsados por él fueran aprobados en ambas cámaras.
Desde que Cambiemos está en el poder se sancionaron 144 leyes. Sólo 37 de ellas habían sido pedidas por el Gobierno. Macri lleva enviados hasta ahora 91 proyectos. Es decir que consiguió que le voten el 40 por ciento.
Es el precio de tener bloques minoritarios tanto en Diputados como en el Senado. A Cristina Kirchner le aprobaban casi todo lo que mandaba. Era la famosa "escribanía". Y en el fugaz lapso en el que perdió la hegemonía (la temporada del Grupo A), se limitó a mandar proyectos a cuentagotas.
El Presidente espera que un buen resultado electoral le permita destrabar un puñado de leyes en lo que falta hasta el fin del período ordinario.
Y, sobre todo, que el crecimiento de sus bloques -pronóstico avalado por el desempeño en las PASO y las proyecciones de las últimas encuestas- le abran paso para cambiar la ecuación a partir del recambio legislativo, según La Nación.
El Gobierno imagina negociaciones aceitadas con sectores opositores que lo ayuden a garantizar los votos, al menos hasta que se ponga en marcha la campaña presidencial de 2019. Algo así sucedió en el inicio de la gestión, con leyes como la de holdouts y blanqueo.
Sólo diez de las 44 sancionadas este año -uno de los más pobres desde la reapertura del Congreso en 1983- tuvieron origen en el Ejecutivo. Salvo la reforma de las ART y la ley de emprendedores, predominaron los convenios protocolares.
Otros temas que recobrarían fuerza en lo inmediato serían la regulación del mercado de capitales, la ley de defensa de la competencia, la de compre nacional y la de responsabilidad penal empresaria, que fue retocada en el Senado.
Para la nueva conformación legislativa se reserva, en una primera etapa de sesiones extraordinarias -del 10 de diciembre a Navidad- el paquete económico que el propio Macri comenzará a negociar mano a mano con los gobernadores desde la semana próxima. Incluye el Presupuesto 2018, la prórroga del impuesto al cheque, la ley de responsabilidad fiscal y el revalúo de Ganancias para las empresas.
Una segunda tanda de sesiones extraordinarias sería convocada en febrero, con eje en temas institucionales. Allí recalarían la reforma electoral (está trabada en el Senado y ahora la duda es entre incorporar el voto electrónico o virar hacia la boleta única de papel) y la ley de financiamiento de los partidos políticos.
Tras la apertura de sesiones de marzo el oficialismo volvería a la carga en 2018 con el traspaso de tribunales a la Ciudad, la libertad religiosa, la regulación del lobby, ley de semillas y el primer empleo. El plato fuerte será la reforma impositiva.