Pu Lof Cushamen: cómo se vive en el "territorio sagrado" mapuche donde se encontró el cuerpo
Kilómetro 1.840 de la ruta nacional 40. Una recta de asfalto derruido que se escabulle entre banquinas de pedregullo y pastizales escudándose del ventarrón con postes y varillas.
En tránsito desde Esquel hacia El Maitén, todo lo que se observa a lo largo de hora y media de viaje en auto pertenece casi en su totalidad al italiano Grupo Benetton.
De hecho, a poco más de 20 kilómetros de ese punto, se ubica uno de los ingresos a Leleque, el establecimiento de 183.100 hectáreas en el que la compañía europea lleva adelante desde la explotación de lana hasta el cultivo de enormes extensiones de pino.
Esto último, no exento de controversia en tanto se trata de una especie introducida que viene diezmando las variedades autóctonas.
Sólo una superficie apartada escapa a los alambrados de Leleque: las más de 1.200 hectáreas que comprende el Pu Lof en resistencia de Cushamen.
Se trata de la zona bajo control de la comunidad mapuche desde marzo de 2015, momento en que el Movimiento Mapuche Autónomo de Puel Mapu (MAP) inició, según indicaron distintos integrantes contactados por iProfesional, "un proceso de reconstrucción a partir de la recuperación de territorio ancestral".
A ese lugar llegó este cronista para dar cuenta de la posición que predomina en el Pu Lof.
En las márgenes del sitio en cuestión fue que se dio la aparición, a mediados de esta semana, del cuerpo que presuntamente pertenece a Santiago Maldonado.
Un territorio en el que los arbustos predominan como vegetación y la corriente helada del río Chubut asoma como la única posibilidad de agua en kilómetros.
La superficie que pueblan los mapuches, cuyo número en la zona es omitido por la misma comunidad a modo de medida de seguridad, se ajusta al paisaje de estepa patagónica que prolifera fuera de los puntos más visitados por los turistas que visitan la Patagonia.
"Nos protegemos como podemos, pero sobre todo pensando en los chicos, en las mujeres. Por eso vamos rotando en la vigilancia", contó a iProfesional uno de los habitantes del Pu Lof que accedió a hablar durante la visita concretada por este medio.
Ingreso a Leleque, la "megaestancia" de Benetton:
Piedra suelta, una ráfaga en remolino y una bandera con el rostro de Santiago Maldonado, se combinan en torno a la tranquera amarilla que franquea el ingreso a la comunidad en resistencia de Cushamen.
A poco más de 100 metros de esa entrada se ubica el primero de los puestos de vigilancia montados por los mapuches: se trata de una estructura de troncos ensamblados con barro y cuyos huecos se mantienen cubiertos con bolsas y telas. A muy pocos pasos de ahí se encuentar el tendido de La Trochita, el emblemático expreso del Sur.
"Tenemos varios puestos en determinados puntos de nuestro territorio. Quien ve de afuera o no es de acá, por ahí se puede sorprender. Pero es algo necesario para cuidar el lugar. Nosotros tenemos esto a diferencia de Benetton, que directamente tiene a la policía a su entera disposición", explicó otro de los integrantes de la comunidad.
Durante las más de dos horas que duró la visita de iProfesional al Pu Lof, los interlocutores variarán hasta sumar cuatro.
El puesto de vigilancia que garantiza una visual de la ruta 40 es de piso de tierra y la única manera de aclimatar la casilla es mediante un fuego que se alimenta con las pocas ramas caídas, quebradizas de tanto soportar heladas, que garantizan los árboles junto al río.
Precisamente muy cerca del curso de agua se ubica otro de los puntos de control de la comunidad. A poco más de 60 metros de esa construcción, también precaria, fue ubicado el cuerpo luego trasladado a Buenos Aires.
Otro puesto de vigilancia mapuche:
Vida ancestral
La cotidianidad en el Pu Lof se rige bajo los criterios de una etnia que, indicaron las voces consultadas en el lugar, apunta a recuperar una autonomía que para los mapuches deviene ancestral, dado el origen precolombino del pueblo.
"Esta recuperación es un ejemplo de la idea de autonomía que se impulsa desde el movimiento autónomo. Todo parte desde la liberación nacional de nuestro pueblo y la lucha contra los extranjeros que usan al Estado argentino para tener el control de los territorios. Un control que tiene un trasfondo siempre económico", opinó uno de los voceros que accedió a dialogar con este medio.
La rutina en ese apartado del departamento de Cushamen implica el resguardo de zonas por respeto a la naturaleza, la realización de rituales y ofrendas y, por supuesto, también el trabajo. Cría de gallinas, huertas que se ensayan una y otra vez sobre terrenos rebeldes, procurarse la leña o asegurarse el agua son parte de las tareas. Tampoco faltan quienes tejen, confeccionan sogas o practican la orfebrería en plata.
Trigo, papa, tomates, perejil, son algunos de los cultivos que más se llevan a cabo en el Pu Lof, aunque siempre sujetos al comportamiento del clima.
El charqui, carne salada expuesta al sol, también forma parte casi a diario de la dieta de la comunidad. Todo integrado a una cosmovisión de mapuche en la que se privilegia la interacción con el ambiente.
Símbolos que denotan la presencia de la comunidad:
"Nuestras creencias ancestrales tienen su espacio acá. La relación con las fuerzas de la naturaleza, el respeto del territorio, es algo que se practica sin pensarse porque está directamente en nosotros como pueblo", aseguraron los mapuches.
Las ceremonias hacen también a la rutina diaria en el Pu Lof: según los entrevistados, los días se inician con ritos de adoración a la tierra y el cielo.
"Cuando corresponde se hacen fogones pero siempre con el cuidado de sostener los rituales en lugares determinados. Ante todo se evita la profanación, el saqueo de la tierra que puede verse en el capitalismo. Las construcciones que hacemos, por ejemplo, responden a una necesidad. La armonía es lo que más se busca mantener", dijo uno de los interlocutores.
En todo momento, la referencia es al movimiento del ya mencionado Mapuche Autónomo del Puel Mapu (MAP). La figura en cuestión, de acuerdo a su pronunciamiento en Internet, "nuclea comunidades, organizaciones y militantes mapuches que se reconocen parte de la Nación Mapuche y que también se definen en la práctica como parte de un movimiento autónomo (independiente del Estado, fundaciones, de las empresas capitalistas y ONGs), desde que existe un sector que se define como tal".
"Queremos territorio y autonomía. El territorio se recupera y se controla y la autonomía se practica, no se pide", expone un manifiesto de MAP, al tiempo que aclara que "la confrontación no es con cualquiera, sino sobre todo contra el gran capital, las grandes estancias y las multinacionales".
Los mapuches que accedieron a dialogar con este cronista señalaron a las mineras, los intentos de represas hidroeléctricas, y la presencia de dueños de grandes extensiones de tierras como Grupo Benetton y Joe Lewis, como los enemigos a vencer y desterrar en la búsqueda de un estado independiente.
"La descolonización es algo que está en marcha, lo mismo el plan de autonomía y el planteo de liberación nacional mapuche. Demorará tiempo, claro, porque tenemos a todo un Estado en contra. Que se sostiene a partir de la lógica capitalista que nuestra cosmovisión condena. Pero el pueblo mapuche entiende que la única forma de sobreponerse a todo esto es a través de la lucha. Y eso es lo que sostenemos y sostendremos hasta el final", expuso el último interlocutor que atendió a este enviado.
Territorio invisible
Por su posición geográfica, el Pu Lof en resistencia de Cushamen se encuentra prácticamente desprovisto de cobertura en términos de telefonía -sólo puede ubicarse la tenue señal de una sola operadora móvil en puntos determinados- y la comunidad carece de tendido eléctrico.
El nivel de desconexión del área es tal que incluso las imágenes disponibles en Google View corresponde a 2014. O sea, registros previos al establecimiento de la comunidad en las 1.200 hectáreas que el Estado todavía reconoce como propiedad de Benetton.
Para asegurarse el control del territorio, los mapuches rotan a diario entre puestos de vigilancia -al menos seis- ubicados mayormente en puntos cercanos al trazado de la ruta 40.
La escasa vegetación simplifica la vigilancia aunque la etnia denunció en reiteradas oportunidades sendas incursiones llevadas a cabo por fuerzas de seguridad. La mayoría de estos ingresos ocurrieron en horas de la noche.
En plena convulsión inherente a la aparición de un cuerpo que presuntamente pertenece a Santiago Maldonado, la cotidianidad del Pu Lof vuelve a verse sacudida por un proceso que lejos está de garantizar la armonía pretendida por los mapuches.
Las definiciones que se esperan para las próximas horas dejan en claro que la Patagonia seguirá siendo el epicentro de tiempos agitados.