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Afectada por la caída de las ventas, Ribeiro busca reducir sucursales y despedir personal

Acaba de solicitar al Gobierno la apertura de un procedimiento preventivo de crisis para readecuarse al escenario negativo que sufre el sector
10/06/2019 - 11:06hs
Afectada por la caída de las ventas, Ribeiro busca reducir sucursales y despedir personal

La fuerte retracción del consumo en general y de electrodomésticos en particular está afectando cada vez más a las grandes cadenas de venta de este tipo de artículos que han comenzado a despedir personal y reducir la cantidad de locales en todo el país.

Al default de una de las sociedades dueña de Musimundo, el proceso de cierre de algunas sucursales iniciado por Frávega y Garbarino ahora se suma la crisis de Ribeiro.

La cadena tiene importante presencia en varias localidades del interior y se dedica a la comercialización y financiación de artículos del hogar, electrodomésticos, bazar, electrónica, muebles, telefonía, juguetes, autos, artículos de camping y jardín entre otros.

Fue fundada en 1910 en la localidad de Villa Mercedes, San Luis, donde comenzó sus actividades comerciales en 1910 pero recién en 1971, con la evolución de los negocios, tomó la organización societaria que tiene hoy en día.

Con 85 sucursales que operan bajo la marca "Minicuotas Ribeiro", esta cobertura geográfica le permite mantener operaciones en 18 provincias y en la Ciudad de Buenos Aires.

Su core business actual también incluye una estrategia de financiación para sus clientes, lo que en años anteriores le permitió capitalizar el crecimiento del consumo y abrir, a partir de fines del 2006, el negocio de créditos personales en efectivo.

Sin embargo, el cambio de escenario macroeconómico la fue llevando hacia una situación complicada desde lo comercial y financiero, al punto que acaba de solicitar al Gobierno la apertura de un procedimiento preventivo de crisis.

Sus ejecutivos acudieron ante las autoridades del Ministerio de Producción y Trabajo para encauzar el pedido que, de ser otorgado, le permitirá aplicar la totalidad o parte de lo establecido en el Decreto Nacional 328/88. La norma fija los recaudos que deben implementar las empresas para disponer suspensiones, reducciones horarias y despidos de personal por causas económicas ajenas a sus actividades o falta o disminución de trabajo.

En ese marco, la compañía inició ante la Secretaría de Trabajo de la Nación el proceso de reducción de su estructura comercial actual.  En su pedido las autoridades, Ribeiro argumenta estar sufriendo "circunstancias ajenas a la voluntad de la sociedad" y agrega que las medidas que busca adoptar tienen el objetivo de "adecuar y reestructurar las diferentes estructuras internas de la empresa de manera racional, ordenada y planificada".

En la carta también asegura que busca optimizar los recursos y reducir los costos "con el objeto de mitigar los efectos que este produce en la sociedad en los tiempos que atraviesa nuestro país en la actualidad".

En su último balance correspondiente al primer trimestre de este año, la sociedad ya anticipaba la sensible situación por la que atraviesa e informaba pérdidas por $7145 millones contra un rojo menor de $59 millones registrado entre enero y marzo del 2018.

En el informe enviado a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la cadena sostenía que el resultado negativo se debió a las condiciones económicas negativas imperantes en el mercado, que ya habían afectado también sus balances de finalizados el 30 de junio del 2017 y 2018.

Según los ejecutivos de Ribeiro, los problemas comenzaron con la devaluación producida durante agosto del año pasado en conjunción con el aceleramiento de la inflación, altas significativas en las tasas de interés y un crecimiento de los niveles de incertidumbre.

"Esto provocó un efecto negativo sobre los niveles de consumo de productos durables en mayor medida pero también, sobre el consumo en general", argumenta la compañía en su documento.

Y si bien su balance 2018 cerró con una ganancia de $146 millones antes de impuestos, la nueva devaluación del peso del 15% y el incremento de la inflación durante el trimestre finalizado al 31 de marzo pasado volvieron a impactar de manera negativa en sus operaciones.

De hecho, en el resumen de su balance anual, Ribeiro advierte que las medidas tomadas por el Gobierno para paliar la situación, como el acuerdo con el FMI o decisiones para frenar la devaluación y reducir los niveles de liquidez, terminaron produciendo una caída importante en los niveles de ventas del sector que, combinado con tasas incompatibles con el desarrollo de una actividad comercial, comenzaron a resentir los plazos de cobros y pagos.

Según la empresa esta situación, sumada a la presentación en concurso de acreedores de una de las empresas del sector, derivó en el endurecimiento de las condiciones para la ampliación de límites de crédito por restricciones impuestas por los proveedores y las compañías aseguradoras de crédito.

"Esto impactó significativamente a la compañía, tanto en sus resultados operativos, por la retracción de la demanda, como en sus resultados financieros por las altas tasas de interés y el efecto de la devaluación sobre su deuda financiera denominada en moneda extranjera", agrega la compañía.

Con este escenario y priorizando el cumplimiento de sus obligaciones, el directorio de Ribeiro tomó una serie de acciones tendientes a reducir su endeudamiento, ajustar costos operativos, extender plazos de cancelación y mantener asegurado el aprovisionamiento necesario para la operatividad del negocio y la generación de flujo de fondos.

En este sentido optó por disminuir descubiertos bancarios; gestionar con los bancos nuevos préstamos, tras haber obtenido fondos por $230 millones; realizar nuevas colocaciones de cartera de créditos en fideicomisos financieros; negociar con proveedores y aseguradoras de créditos el diferimiento de plazos de cancelación.

También comenzó a implementar acciones comerciales para incentivar la demanda y una reducción paulatina de los volúmenes de inventarios; achicar costos operativos para eficientizar estructuras de operación en sucursales y administración central, y medidas para preservar el riesgo de crédito en los niveles históricos de la sociedad.

De manera adicional, aprobó un aumento de capital por $700 millones, elevando el capital hasta $ 1.167 millones mediante la entrega de Obligaciones Negociables emitidas en moneda extranjera por $385 millones y la capitalización de créditos de accionistas por $114 millones.

Esta capitalización le permite reduce el riesgo de exposición a las fluctuaciones del tipo de cambio, como así mismo, una mejora significativa de pago de intereses.

Todas estas razones esgrimidas por los ejecutivos de Ribeiro son las mismas que ya expusieron otras cadenas de electrodomésticos que vienen arrastrando crisis similares por la volatilidad de la economía, la suba de costos, la devaluación y también por el cambio de paradigma en la comercialización de este tipo de productos a través de Internet.

La mezcla de ambas situaciones ha llevado a estas empresas a reducir sus estructuras físicas y apostar más a los canales online tal como también lo está haciendo Carsa, una de las dos sociedades dueña de la cadena Musimundo que hace unas semanas solicitó la apertura de un procedimiento preventivo de crisis.

La sociedad informó una deuda de $706 millones e incumplió con el pago a sus acreedores, además de haber cerrado cerca de 30 locales de la cadena entre mayo del 2018 y el mes pasado. Una política similar fue tomada por Electrónica Megatone, la otra sociedad dueña de Musimundo, que también procedió al cierre de varios de sus locales.

Otro caso similar es el de Garbarino que por estas horas negocia el cambio de condiciones de pago de una deuda de $4.000 millones que tiene con un grupo de bancos locales.

En el caso de Frávega, procedió al cierre de la sucursal ubicada en la Avenida Cabildo de la Capital Federal pero con la reubicación de su personal en otros establecimientos.

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