Ya se terminó el "déme dos" en Paraguay, Chile y Uruguay: ahora los extranjeros vienen al país
Filas de kilómetros de autos volviendo desde Santiago de Chile, cargados con ropa y televisores LED. Tours de compras organizados para aprovechar los precios bajos en electrónica e indumentaria que ofrecía Encarnación o Asunción, en Paraguay. Familias de Entre Ríos cruzando la frontera para llenar el "changuito" en Uruguay.
Todas estas postales, muy comunes hasta hace un par de meses, quedaron definitivamente en el pasado tras la acelerada que experimentó el dólar en la Argentina y que encareció el turismo y las compras fuera del país.
Las oficinas de migración de las naciones vecinas ya dan cuenta de un desplome en la entrada de visitantes argentinos, mientras que datos del Banco Central ratifican que los gastos con plásticos en moneda extranjera vienen cayendo a un ritmo del 30% desde que se inició la corrida cambiaria.
Pero esta es una de las consecuencias que generó el "súper dólar". El otro fenómeno que ha cobrado impulso en las últimas semanas es la reversión de los tours de compras.
Ya no son los argentinos los que viajan a países limítrofes para ir de shopping. Ahora son los ciudadanos de Chile, Paraguay y Uruguay los que hacen aduana y cruzan, aprovechando las ventajas cambiarias que les ofrece el país.
Y no solo para hacer turismo o para comprar indumentaria. En el caso de las ciudades más cercanas a los pasos fronterizos, los visitantes extranjeros incluso también aprovechan para hacer compras en supermercados o llenar el tanque de nafta.
Sin dudas, postales que durante el verano, cuando se propició el último aluvión de argentinos veraneando en las playas de Chile, Brasil o Punta del Este, parecían realmente impensadas.
Pero el salto del billete verde, que se encareció cerca de un 70% en doce meses, está posibilitando que hoy esos mismos comercios de ciudades limítrofes que sufrían por el boom de turismo emisivo, ahora estén comenzando a sentir parte del impacto positivo que les deja un dólar más alto.
Más chilenos en MendozaHacia marzo de 2017, cuando empresas y economistas alertaban por el agravamiento del atraso cambiario, la Federación Económica de Mendoza (FEM) le puso cifras a la crisis del comercio: en un año habían cerrado 400 locales en esa provincia.
En ese entonces, desde la entidad confirmaban que los cierres, en gran medida, se debían a "la caída de ventas provocada por la competencia con los comerciantes chilenos".
Sin embargo, con un billete verde volátil, moviéndose entre los $28 y los $29, Santiago perdió su mote de "nueva Miami".
Según datos de la Cámara de Comercio de la nación vecina, los gastos con tarjeta de argentinos en ese destino vienen cayendo a un ritmo del 30%.
Carlos Lago, vocero de la FEM, confirmó a iProfesional que "ya no rinde viajar a Chile para hacer compras. En Mendoza hoy es posible conseguir televisores o celulares a valores muy convenientes".
Andrés Zavattieri, gerente de Mendoza Plaza Shopping, uno de los centros comerciales más importantes de la provincia, señaló que "en las últimas semanas hemos notado un mayor número de compradores chilenos, así como también de brasileños".
"Lo interesante es que, además de gastar más en gastronomía, un rubro que lógicamente es importante para el turismo, también están empezando a comprar más indumentaria nacional", afirmó, dejando en claro que el "Made in Argentina" se volvió más atractivo para los extranjeros.
Según el directivo, la última devaluación y la quita de impuestos –especialmente en el rubro electrónica- "provocaron un acercamiento de los precios de un lado y otro de la cordillera", un dato no menor considerando que hace un par de años la ropa o la electrónica costaban cerca de un 50% más en la Argentina que en Chile.
"En la ciudad de Mendoza ahora es posible conseguir algunos modelos de televisores, notebooks o teléfonos celulares incluso más baratos que en Santiago", apuntó Zavattieri.
En paralelo, el secretario de Industria de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came), Pedro Cascales, coincidió al señalar a iProfesional que "ya se están empezando a ver más chilenos" gastando en Mendoza.
"Todavía no es algo masivo, pero tenemos un reporte en el que se observa un incremento en el nivel de reservas para las vacaciones de invierno. Es una tendencia que está en aumento, pero que podrá sostenerse en la medida en que sea limitado el paso de la devaluación a precios", apuntó.
Posadas: más compras de alimentosLa cercanía entre Posadas y la ciudad de Encarnación, que están separadas apenas por un puente, creó un flujo comercial diferente al que se da entre Mendoza y Santiago.
Cada año, se realizan entre 8 y 9 millones de cruces por dicho puente, un fenómeno motorizado por gente que no sólo va en busca de electrónica o ropa.
Un reciente análisis de Fundación Mediterránea daba cuenta de que la dinámica económica en las zonas fronterizas está marcada por una integración difícil de entender desde otras regiones, cuyo ejemplo más extremo se da, precisamente, en la provincia de Misiones, que tiene más del 80% de sus límites con Brasil y Paraguay.
Así es como muchos productos y servicios que tradicionalmente no son considerados transables, en esas zonas de frontera sí lo son. Por eso es que durante las épocas de atraso cambiario, miles de argentinos cruzaban la frontera e iban a Paraguay para ir al supermercado, cargar nafta, cortarse el pelo o, incluso, comprar materiales de la construcción, como cemento.
Por el enfriamiento de la economía pero también por la inflación doméstica con un tipo de cambio estable, Posadas venía sintiendo la crisis: un reporte de la Cámara de Comercio de esa ciudad advertía en 2017 que en un año habían cerrado casi 1.000 locales de venta minorista.
Sin embargo, la devaluación está cortando el flujo de argentinos en dirección al país vecino.
"Las largas colas de gente pasando a Misiones por el puente internacional se están dejando de observar y, en algunos casos, se revirtió ese fenómeno, con gente de Paraguay que ahora viene al país a hacer compras", apuntó Cascales.
La consultora del país vecino MF Economía confirmó que el fenómeno del turismo de compras de argentinos en Asunción, Ciudad del Este y Encarnación sufrió un derrumbe de hasta el 25% desde el mes de mayo, cuando se inició la corrida.
Desde dicha consultora, el economista Manuel Ferreira afirmó que pese a que la inflación en la Argentina es muy superior a la de Paraguay, la devaluación acumulada fue mayor, lo que generó que ahora comprar en ese país les resulte más caro a los turistas.
"La situación del diferencial cambiario llegó y se cortó drásticamente la entrada de argentinos. Esto está golpeando fuerte el consumo interno en tiendas, hoteles y restaurantes de Paraguay que hasta abril estaban atendiendo a estos clientes", señaló el experto.
Datos de la Cámara de Comercio de Encarnación (CCE) señalan que la caída en las ventas por parte de comercios es del orden del 30%, mientras que el número de visitantes que recibió la ciudad se contrajo un 40%.
Como contrapartida, medios de Posadas vienen reflejando que ahora son los paraguayos los que llegan hasta los supermercados mayoristas de esa ciudad para abastecerse. Entre los productos de consumo masivo que más buscan figuran harina, aceite y vinos.
Uruguay: 30% más caro
Desde enero, la devaluación en la Argentina fue 40 puntos superior a la de Uruguay y esto más que compensó el diferencial de inflación, de unos 15 puntos, en los últimos doce meses.
Esto explica por qué el propio gobierno de Tabaré Vázquez está tomando medidas no sólo para evitar que caiga el turismo receptivo, sino también para que los propios uruguayos no viajen a las ciudades fronterizas de Concordia, Colón o Gualeguaychú para cargar nafta o realizar compras de productos básicos.
Según el Indicador de Precios Fronterizos, que elabora el Observatorio Económico del Campus Salto de la Universidad Católica (UCU), los precios de una canasta de alimentos y productos para el hogar ya se encuentran, en promedio, un 30% por encima de los vigentes en algunas localidades de Entre Ríos.
Como consecuencia de esta brecha, desde el Centro Comercial e Industrial de Paysandú alertaron que hay ciudadanos que diariamente cruzan el puente para adquirir artíuclos de consumo masivo, situación que está afectando a los comercios de frontera de ese país.
En el caso de las bebidas sin alcohol y la mayonesa, los supermercados de la ciudad entrerriana de Concordia tienen precios que son 44% y 47% más bajos que los de Salto, en Uruguay.
Dentro de la categoría de productos del hogar y de limpieza, como sábanas, toallas, lamparitas y jabón en polvo, aquellos uruguayos que hoy cruzan la frontera encontrarán con que estarán pagando, en promedio, 34% menos.
También hay grandes diferencias en el rubro higiene personal: el shampoo es 51% más barato en los súper de Entre Ríos, mientras que la pasta dental es un 52% más económica.
En paralelo, para evitar que los uruguayos crucen la frontera para cargar combustible en la Argentina, el gobierno de Tabaré dispuso aplicar descuentos en los impuestos a las naftas, del orden del 8%, para beneficiar a las estaciones de servicio que se ubiquen cerca del límite.
En paralelo, para hacer frente a un inminente desplome del flujo de turistas argentinos, Uruguay está evaluando volver a aplicar el reintegro del 100% en el IVA y eximir de tributos a quienes se hospeden en hoteles.
Mientras tanto, desde el área de Turismo de Maldonado están lanzando paquetes de pasajes aéreos y hospedaje con precios bonificados de cara a las vacaciones de invierno.
Con un ojo en la inflación
Frente a este escenario desde la Federación de Agencias de Viajes y Turismo (Faavyt) aseguraron a iProfesional que se abre una excelente oportunidad para la actividad en general pero que, para que sea sostenible, especialmente de cara al próximo verano, será decisiva la evolución de los precios.
Desde consultoras como Ecolatina prevén una aceleración del índice inflacionario en los próximos meses, hasta alcanzar un nivel del 30% para todo el año.
"Todavía no se registró todo el traslado a precios de la reciente depreciación cambiaria", indicaron. A esto hay que sumarle el impacto de la reapertura de las paritarias, además de los ajustes en combustibles y tarifas.
La historia reciente ya demostró que, más temprano que tarde, la inflación termina comiéndose el colchón de competitividad cambiaria que deja cada devaluación.
Ocurrió con la depreciación de principios de 2014 –en tiempos de Axel Kicillof- y con la de fines de 2015, cuando asumió el macrismo.
Pese a estos antecedentes, los comercios de ciudades limítrofes recién están empezando a experimentar los efectos de la brusca devaluación. Esa misma que convirtió el "deme dos" en shoppings y comercios del exterior al "lleve dos" de este lado de la frontera.