Polémica por los micros "low cost": el sector critica la decisión y reclama medidas para mayor competitividad
La eliminación de la banda tarifaria para el transporte automotor de larga distancia, anunciada hace unas horas por el Gobierno, causó sorpresa y preocupación entre las empresas de micros.
El vocero del anuncio fue el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, y lo hizo considerando que se trata de una medida "de alivio" para que el sector pueda tener herramientas de competencia con las compañías aéreas, también beneficiadas con la liberación de los precios para los tickets de los vuelos de cabotaje.
Sin embargo, entre los empresarios del transporte automotor de pasajeros la decisión no estaba en los planes y hasta llegó de manera sorpresiva ya que la mayoría se enteró cuando el propio funcionario hizo estas declaraciones en un programa de televisión.
"Tuvimos conocimiento como el resto de la sociedad, en el mismo momento en que el ministro Dietrich las dio a conocer porque nadie antes nos había informado ni anticipado nada", dijeron desde una de las compañías más importantes de este sector.
En la actualidad, al igual que el transporte aéreo por lo menos hasta que en agosto se eliminen las restricciones tarifarias, el Estado fija los precios mínimos y máximos mediante una banda que se actualiza en ciertos momentos casi en simultáneo con la evolución de la inflación. Entre los ambos extremos se permite una diferencia del 17%.
Pero para poder competirle a los tickets aéreos, en los últimos dos años vienen aplicando una agresiva política de promociones, ofertas y descuentos que en algunos casos terminan por perforar el piso de la banda de precios permitida por las autoridades del Ministerio de Transporte.
Por eso, estiman que la medida anunciada ahora por Dietrich no fue por convicción sino porque desde el Gobierno se dieron cuenta de que con la liberación de los precios para el sector aerocomercial, anunciada el lunes pasado, se había generado una ruptura en la coordinación tarifaria de dos modalidades del transporte que ahora pasaban a competir con obligaciones y regulaciones totalmente diferentes.
"Antes de liberar las tarifas, hay otras prioridades que nosotros veníamos reclamando al Gobierno para que tomara las medidas que nos permitan ser más competitivos", sostienen desde las compañías.
En este sentido, los reclamos de los dueños de micros y ómnibus de larga distancia pasan por tener normas que les permitan bajar costos, contar con un nuevo marco regulatorio, cambios en las normativas actuales, en los convenios laborales, menores cargas impositivas, como la que afecta a los combustibles, entre otras.
Entienden que hasta ahora, el Gobierno no avanzó en esta agenda y advierten que prefieren poder reducir sus tarifas como consecuencia directa de un mejor y nuevo escenario normativo y no de una medida intempestiva del Gobierno. De hecho, señalan que con el anuncio, "Dietrich puso el caballo delante del carro" porque evita el debate de fondo para que el sector pueda contar con una regulación eficiente como la que ya rige para las aerolíneas.
"Nosotros no tenemos tarifas low cost sino high cost" agregan desde otra empresa a modo de graficar los elevados costos que, advierten, deben soportar. Es más, recuerdan que hace siete meses, el Gobierno amplió la banda tarifaria en un rango que las empresas consideraron de todos modos insuficiente para poder ofrecer precios más atractivos.
"Hay que empezar por el principio, por cambiar y bajar los costos de la actividad y no por la tarifa", se quejan.
Con este ánimo crítico y cuestionador, empresarios y representantes de las cámaras del sector concurrirán esta jornada a un encuentro con funcionarios que está previsto se lleve a cabo en la sede de la Secretaría de Transporte de la Nación.
Si bien fueron convocados para escuchar la medida de boca del propio ministro Dietrich, se estima que los empresarios de este sector seguirán insistiendo en la necesidad de encontrar variantes que les permitan cambiar sus ecuaciones económicas de crisis, con costos crecientes y caída de demanda debido a la cada vez mayor competencia de las empresas aéreas.
Desde que el Gobierno comenzó a impulsar la política de cielos abiertos y permitir el desembarco de las llamadas aerolíneas de cabotaje low cost, las empresas de micros de larga distancia vienen perdiendo mercado. De hecho, operan con un bajo nivel de ocupación que solo llega al 47%, lo cual significa que la mitad de cada micro que sale de una terminal lo hace vacío, sin pasajeros.
Incluso y a diferencia de la realidad del sector aerocomercial, empresas de micros como General Urquiza, El Rápido Internacional, Andesmar o Vía Bariloche debieron cancelar o suspender varios de sus servicios.
Además ven peligrar sus fuentes laborales, cercanas a los 17.000 trabajadores que emplean las empresas de ómnibus de larga distancia. Un sector del cual participan alrededor de 100 compañías que llegan a 1600 destinos y que está regulado por el Estado al ser considerado un servicio público.
Los empresarios sostienen que el parque de micros no supera los tres años de antigí¼edad, que la flota total llega a las 5000 unidades y que durante los últimos 11 años se invirtieron $4000 millones. En ese marco, vienen reclamando un cambio en las normas para, por ejemplo, dejar de tener que brindar de manera obligada y por regulación servicios en destinos que no son rentables.
Aseguran además que las mismas normas les impiden consolidar destinos adaptando las rutas a la demanda real ya que los micros deben partir aunque no transporten a un solo pasajero. Advierten que las normas actuales han empujado a muchas empresas al borde del colapso y por la incertidumbre que les genera saber que, con el actual nivel de operaciones, sobran alrededor de 5.000 trabajadores.
En el caso de la caída de usuarios, se trata de un problema que se profundizó en los últimos siete años si se tiene en cuenta que en 2010 el sector transportaba 50 millones de pasajeros al año y ahora está en 37 millones. Una pérdida de 13 millones de pasajeros que en su mayoría se volcaron a las compañías aéreas.