"índice YPF": cómo es el plan del Gobierno para controlar el precio de la nafta y gasoil
"No habrá más acuerdos de precios", enfatiza Javier Iguacel. Con estas palabras, el funcionario da su visión sobre el futuro del mercado de los hidrocarburos y combustibles.
Los dichos del flamante ministro de Energía guardan relación directa con los convenios celebrados por su antecesor, Juan José Aranguren, con las productoras y refinadoras antes de ser despedido del cargo.
A mediados de mayo -y sin saber que sería su última medida- el ex CEO de Shell desarticuló un convenio previo firmado con petroleras, a principios de ese mismo mes, por el que congelaba los valores de las naftas hasta julio.
Lo hizo ante el impacto que tendría el alza del precio del petróleo en el mundo y la fuerte devaluación en el plano local. Aranguren había pactado:
1.- Dos aumentos (uno en junio y otro este mes) que ya se han aplicado y que oscilaron entre el 5% y 8%
2.- También incorporó a los nuevos precios la suba del impuesto a la transferencia a los combustibles (ITC) -del 6,7%- que ya estaba prevista en la reforma tributaria
3.- Permitió que las productoras de petróleo tengan un barril "criollo" más barato (u$s69.75) que el internacional (u$s77)
4.- Les prometió a todas una compensación por "bancarse" la demora del traslado de los mayores costos (crudo y dólar) a los precios finales de los combustibles (que hubiese sido del 30% si el mercado estuviese realmente liberado)Sin convenioAranguren se fue y llegó Iguacel, quien dio por finalizado los acuerdos previos y se muestra reacio a negociar uno nuevo.
Por el contrario, da a entender abiertamente (incluso con declaraciones a medios internacionales, como la agencia Bloomberg) que se retomará el plan de liberalización del mercado de los combustibles que el propio Mauricio Macri anunciara en diciembre.
De este modo, trató de calmar a inversores del exterior, que miran con recelo la aplicación de políticas regulatorias para esta rama de actividad que han castigado las acciones de empresas locales, como YPF.
Tal es así que en las últimas semanas, los ADR de la estatal que cotizan en la Bolsa de Nueva York se desplomaron a la mitad de su precio: hoy día rondan los u$s13.5, contra los u$s26 registrados en su pico máximo.
Incluso, es un valor que ya se ubica en un nivel muy cercano al que tenía cuando el gobierno kirchnerista decidió reestatizarla. Más aun, su "market cap" se ha reducido en casi $25.000 millones en pocas semanas, pese a que el país haya ascendido a categoría emergente.
El plan Iguacel es claro: debe llevar calma a los inversores extranjeros.
En este marco, aprovechó la entrevista con la agencia norteamericana de noticias para confirmar que las empresas podrán fijar el precio de sus combustibles sin ningún tipo de restricciones ni intervencionismo estatal.
También aseguró que no habrá un "barril criollo" de petróleo más barato que la cotización del crudo en los mercados extranjeros.
Son todas señales que buscan transmitir tranquilidad fronteras afuera. Un mensaje similar al de su par en el Gabinete, Nicolás Dujovne, quien les recalcó a financistas internacionales -vía teleconferencia- que Argentina cumplirá con los compromisos asumidos y con la letra del acuerdo con el FMI.Iguacel también dejó en claro que el Estado (o el gobierno de Macri) no ejercerá el rol de "intermediario estatal".
Las petroleras, acostumbradas a leer entrelíneas, interpretan sus palabras como parte de una estrategia para apaciguar a los inversores, teniendo en cuenta que varias de las compañías más importantes que operan localmente son controladas por grupos extranjeros.
Entre ellas, Shell, Exxon o Chevron, o PAE (cuyo capital es compartido por la familia argentina Bulgheroni, el holding chino CNOOC y la británica BP), Techint, a través de Tecpetrol, y Vista Oil, creada por el ex CEO de YPF, Miguel Galuccio.Índice YPF para regular sin regularEl jugador de mayor peso en el plano local es YPF, ya que controla el 55% del market share.
Su protagonismo hace que el resto de las firmas tengan la sensación de que Iguacel volcará sus políticas oficiales bajo el amparo de la estatal.
Es decir, que apostará a que las futuras decisiones que tome el directorio de YPF en materia de precios deban ser seguidas por las otras compañías.
Es decir, que el resto de los players aplique incrementos similares, de modo tal de que no se disparen los valores en los surtidores y, a su vez, que las productoras obtengan ingresos razonables para negociar con las refinadoras.
En el sector hay consenso de que la situación actual impide el traslado del supuesto atraso del 30% que muestran las naftas. Y que tampoco es posible elevar el crudo local de u$s68 a cerca de u$s80, tal como cotiza en las pizarras internacionales.
Iguacel apostará al "Índice YPF". Es decir, a que el mercado deba seguir la estrategia que adopte la estatal.
De este modo, se asegurará de tener injerencia sobre el mercado pero sin la intervención explícita del Estado.
Desde YPF aseguran no haber recibido orden alguna por parte de Iguacel para aplicar los últimos aumentos del 3% en la súper y del 8% en la premium. Y agregan que, históricamente, la competencia sigue sus pasos pero tomando sus propias decisiones comerciales.
"El Gobierno no nos impone los porcentajes que tenemos que aplicar", señalan a iProfesional fuentes de la firma. Indican, además, que las subas surgen de análisis e investigaciones sobre cuánto puede absorber el consumidor, estrategias inversoras y teniendo en cuenta la situación económica del país.
"En función de esos parámetros analizamos los aumentos", agregan, al tiempo que informan que, después de mucho tiempo, sus naftas vuelven a ser las más baratas del mercado.
Admiten tener algunas "ventajas" frente a la competencia para retocar menos los precios, si bien rechazan que cumplan con el rol de ser el "mecanismo" regulador del Estado.
Sin embargo, el resto de las petroleras no tiene demasiadas chances de avanzar con aumentos muy diferentes, tanto en combustibles como en el barril, teniendo en cuenta que la estatal lo vende a u$s68.
"Está claro que YPF no tiene los precios que debería por su situación de negocios actual, por haber sido castigada su acción en el exterior y por los costos, que se han incrementado mucho con la devaluación", sostienen en una de las compañías líderes.
Desde otra petrolera coinciden con la mirada de Iguacel, en el sentido de que el mercado se auto-regule siguiendo las políticas comerciales de YPF.
"Con sus discursos, el ministro señala a inversores extranjeros que respetará los contratos y que no habrá tope a los aumentos, pero la realidad es otra", indica la fuente.
Y completa: "Nuestro sector se maneja con subas escalonadas, que son menores a las que hubiesen correspondido si se trasladaba la fuerte suba del dólar y del barril".
Hay coincidencias también que el corto y mediano plazo vendrá plagado de incertidumbre. Los ejecutivos de las petroleras privadas sólo tienen una certeza: por consejo de Iguacel, el Gobierno no firmará más acuerdos.
Además, que los próximos aumentos serán producto de negociaciones que cada firma pueda lograr para tener sus propios valores en surtidores y en el crudo, pero siempre, sin despegarse de los de YPF.
"La estatal será la herramienta para motorizar a la industria hacia uno u otro lugar. Los incrementos en combustibles y en el crudo reflejarán aquello que el Gobierno esté dispuesto a aceptar", dicen los empresarios.
Para los ejecutivos de negocios, la fórmula elegida por Iguacel no es de libre mercado, por la que "cada uno puede hacer lo que quiere o necesite".
Más bien, creen que el sector se autorregulará detrás de las políticas comerciales de la mayor empresa del sector, que es controlada por el Estado.
"Es imposible pensar que YPF aumentará un 30% en lo que resta del año para adecuarse a la realidad de los costos del sector", agregan.
Por eso, tampoco el resto se animará a hacerlo, sino que estarán cómodos aplicando retoques parecidos a los de la firma líder.
En este marco, no queda claro cómo las firmas podrán equilibrar el incremento de costos (dólar, crudo, biocombustibles, impuestos) si no pueden superar los porcentajes de entre el 5% y el 8% que parece haber elegido YPF.
En el pacto, ahora eliminado por Iguacel, si el alza de gastos superaba el aumento avalado por el Gobierno, este se comprometía a que las refinadoras recuperen la diferencia vía una cuenta compensadora. Pero lo cierto es que esta iniciativa tampoco tiene el aval del Iguacel.
En lo que va del año, las naftas subieron casi 20%, para una inflación acumulada del 12% en el primer semestre, y que apunta a ubicarse por encima del 30% para todo el 2018.